Lilting (Reino Unido, 2014).
Dirección y guión: Hong Khaou.
Intérpretes: Ben Whishaw, Pei-Pei Cheng, Andrew Leung, Peter Bowles, Naomi Christie, Morven Christie.
Música original: Stuart Earl.
Fotografía: Urszula Pontikos.
Montaje: Mark Towns.
Idiomas: Inglés, mandarín.
Duración: 107 minutos.
Los vivos y los fantasmas
Tras realizar reconocidos cortometrajes como Summer (2006) o Spring (2011), el director de origen camboyano residente en Inglaterra Hong Khaou presenta en su ópera prima, Lilting, muchas de las constantes de sus trabajos anteriores: las relaciones, las diferencias raciales y generacionales, o la homosexualidad. A ello se le une en la película una poética mirada hacia las diferentes maneras de llevar el duelo tras la muerte de un ser querido. Lilting nos habla del encuentro entre una mujer china, Junn y un joven británico, Richard, que aparentemente solo comparten una cosa: el mismo amor de sus vidas, Kai, en el caso de la ella su hijo, en el de él, su pareja.
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Con respecto a Richard, interpretado por Ben Whishaw, el héroe romántico por excelencia, vive como un fantasma en sí mismo. Apenas sabemos nada de su vida más allá de sus interactuaciones con Junn (Pei-Pei Cheng), por mediación de una intérprete (Naomi Christie), que les ayudará con los problemas idiomáticos, los cuales han generado una barrera que parece insalvable. Pero pronto se darán cuenta de que el entendimiento muchas veces llega a través de otro lenguaje que no es el de las palabras. El problema es que las constantes traducciones lastran el ritmo de la película de forma alarmante. “Lilting” se podría traducir como “cadencia”, y como tal, el filme va repitiéndose, pero el resultado es más desafinado que armónico.
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Aunque es una historia sin duda emotiva, Lilting no se deja llevar por el sentimentalismo ni por el tremendismo; es un drama teatral, sobrio, de espacios cerrados, de diálogos y de silencios, bien medidos, y con unas interpretaciones realistas. Pero su búsqueda de sutileza la deja la mayoría de las veces en un terreno insustancial y monótono, impidiendo que su melancólica envoltura penetre en la sensibilidad del espectador.
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