Propaganda (Slavko Martinov. Nueva Zelanda, 2012)
¿Dónde está la propaganda?
El poder de la imagen la ha convertido en una poderosa arma de adoctrinamiento. En otro de los documentales que pudimos ver en esta sección, la australiana Anna Broinowski se pregunta por la efectividad de las tácticas propagandísticas de Corea del Norte, más concretamente en las formas de su cine. Desde Occidente podemos pensar que son tácticas burdas, y que no es posible que toda una población se deje engañar por una manipulación tan descarada.
Martinov plantea la cuestión desde la otra perspectiva, cómo el mundo occidental utiliza la imagen para controlar a la población, aunque de una forma mucho más sutil. Es la imposición del capitalismo convirtiéndolo en algo atractivo. Este falso documental que estaría producido por Corea del Norte nos plantea que quizás no estemos tan lejos de otras culturas que nos parecen muy ingenuas. Aunque más allá de su apuesta formal, no hay mucho novedoso en Propaganda. Que estamos siendo constantemente manipulados por los poderes económicos y políticos es algo que ya sabemos, al menos los que quieran darse cuenta. Quizás lo terrible sea que, aún siendo conscientes, no podemos escapar a esa manipulación que nos enajena.
Martinov plantea la cuestión desde la otra perspectiva, cómo el mundo occidental utiliza la imagen para controlar a la población, aunque de una forma mucho más sutil. Es la imposición del capitalismo convirtiéndolo en algo atractivo. Este falso documental que estaría producido por Corea del Norte nos plantea que quizás no estemos tan lejos de otras culturas que nos parecen muy ingenuas. Aunque más allá de su apuesta formal, no hay mucho novedoso en Propaganda. Que estamos siendo constantemente manipulados por los poderes económicos y políticos es algo que ya sabemos, al menos los que quieran darse cuenta. Quizás lo terrible sea que, aún siendo conscientes, no podemos escapar a esa manipulación que nos enajena.
Manuel Barrero Iglesias
Aim High in Creation (Anna Broinowski. Australia, 2013)
Quiero ser planfetaria
No se sabe muy bien si desde la admiración o desde la burla (o desde ambas), la directora australiana Anna Broinowski se sumerge en las formas de producción norcoreanas para hacer una supuesta película del estilo, capaz de hacer llegar un mensaje claro a la población. Ese proceso es el que queda reflejado en este documental. De nuevo estamos ante un film que se pregunta acerca del poder de la imagen como forma de propaganda. ¿Cuál es la mejor forma de hacer que el público se vea influido por tu mensaje?
Lo más interesante del film es ese encuentro entre la cineasta occidental y los profesionales coreanos. Las conversaciones entre ellos son respetuosas y proporcionan momentos de indudable interés casi histórico. En cuanto a esa "película" que la directora quiere hacer para advertir a sus vecinos de los peligros que suponen las extracciones de gas en la zona, el tono parece ser más el de una parodia. Evidentemente, las maneras que en Corea del Norte funcionan, en Australia ya están superadas. Así que no entendemos muy bien el propósito de un trabajo con momentos muy sorprendentes.
Lo más interesante del film es ese encuentro entre la cineasta occidental y los profesionales coreanos. Las conversaciones entre ellos son respetuosas y proporcionan momentos de indudable interés casi histórico. En cuanto a esa "película" que la directora quiere hacer para advertir a sus vecinos de los peligros que suponen las extracciones de gas en la zona, el tono parece ser más el de una parodia. Evidentemente, las maneras que en Corea del Norte funcionan, en Australia ya están superadas. Así que no entendemos muy bien el propósito de un trabajo con momentos muy sorprendentes.
Manuel Barrero Iglesias
Songs from the North (Soon-Mi Yoo. Corea del Sur, 2014)
La humanidad entre la barbarie
El país más hermético y extraño del mundo, Corea del Norte, es tan desconocido para los occidentales como para sus propios moradores. Mientras nosotros recibimos una imagen simple de la irracional barbarie que posee a los altos cargos de la dictadura norcoreana, sus ciudadanos, con férrea y descabellada propaganda, son abducidos a partir de una cosmología propia generada desde el régimen, claramente cimentada en la paranoia, el absurdo y la deshumanización comunista.
Gracias a los tres viajes realizados por la directora surcoreana Soon Mi-Yoo, tenemos la magnífica oportunidad de acercarnos en Songs from the North de una forma honesta, franca y sin prejuicios a un país que, pese a las evidentes mezquindades de su sistema, todavía funciona como reservorio, en la mayoría de su población, de una ingenuidad y un buenismo casi preindustrial y patológicos, desaparecidos en la práctica totalidad del resto del mundo. Esto les confiere, más allá de la terrible situación que sobrellevan y de la posición que declaren ante ella, un grado de dignidad humana e integridad moral sorprendente e inaudita, y que nos hace empatizar automáticamente como seres humanos.
Este nuevo, desconocido y cercano punto de vista que la directora consigue transmitir nos hace reflexionar más allá de intereses políticos, económicos e ideológicos de todas las partes, centrándose y centrando al espectador en el interés por intentar agudizar su mirada para poder escudriñar la esencia del pueblo norcoreano, víctima y resultado no solo de un despotismo brutal de sus dirigentes, sino también de los errores occidentales que propiciaron la actual situación.
Gracias a los tres viajes realizados por la directora surcoreana Soon Mi-Yoo, tenemos la magnífica oportunidad de acercarnos en Songs from the North de una forma honesta, franca y sin prejuicios a un país que, pese a las evidentes mezquindades de su sistema, todavía funciona como reservorio, en la mayoría de su población, de una ingenuidad y un buenismo casi preindustrial y patológicos, desaparecidos en la práctica totalidad del resto del mundo. Esto les confiere, más allá de la terrible situación que sobrellevan y de la posición que declaren ante ella, un grado de dignidad humana e integridad moral sorprendente e inaudita, y que nos hace empatizar automáticamente como seres humanos.
Este nuevo, desconocido y cercano punto de vista que la directora consigue transmitir nos hace reflexionar más allá de intereses políticos, económicos e ideológicos de todas las partes, centrándose y centrando al espectador en el interés por intentar agudizar su mirada para poder escudriñar la esencia del pueblo norcoreano, víctima y resultado no solo de un despotismo brutal de sus dirigentes, sino también de los errores occidentales que propiciaron la actual situación.
Ricardo González Iglesias
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