En el cine de terror resulta complicado innovar. Siempre hay gente capaz de tomar los códigos del género para dar una vuelta de tuerca, tal es el caso de David Robert Mitchell, del que hemos podido ver la turbadora It Follows, fuera de concurso. Lo más común es que se repitan esquemas una y otra vez, con la superflua modernización provocada por el paso de los años. Resulta muy frustrante ver clones de clones de otros clones. Así que algunos optan directamente por el homenaje descarado. Películas que pretenden emular el cine pretérito. No es nada original, pero al menos sí que es más simpático. Tres de las películas que se presentaron en la Madness siguen este patrón. Es curioso que la sección más loca del festival estuviera copada por títulos que rememoran el terror de hace décadas.
Por Manuel Barrero Iglesias
Madness
Ambientado en los años ochenta, este film es un devoto homenaje al slasher de aquella época. Incluyendo los trucos para deteriorar la imagen, e incluso un supuesto rollo perdido a mitad del metraje. La película disfruta siguiendo todos los tópicos, aunque el director se reserva una cuantas sorpresas que quieren evitar lo previsible. Aunque el homenaje explícito esté en los 80, hay una película que también está muy presente. Las semejanzas entre la casa de Psicosis y la de Lost After Dark son evidentes, aunque no es el único parecido: el orden de los asesinados nunca es el esperable. Kessner además introduce algunas dosis de buen humor que tienen sus momentos álgidos con el personaje de Robert Patrick. El gusto por alguna muerte explícita completan un trabajo no exento de encanto.
Ambientado en los años ochenta, este film es un devoto homenaje al slasher de aquella época. Incluyendo los trucos para deteriorar la imagen, e incluso un supuesto rollo perdido a mitad del metraje. La película disfruta siguiendo todos los tópicos, aunque el director se reserva una cuantas sorpresas que quieren evitar lo previsible. Aunque el homenaje explícito esté en los 80, hay una película que también está muy presente. Las semejanzas entre la casa de Psicosis y la de Lost After Dark son evidentes, aunque no es el único parecido: el orden de los asesinados nunca es el esperable. Kessner además introduce algunas dosis de buen humor que tienen sus momentos álgidos con el personaje de Robert Patrick. El gusto por alguna muerte explícita completan un trabajo no exento de encanto.
Madness
Vamos hasta los 70. En este caso con un homenaje más explícito aún, ya que Headless se presenta como un supuesto film perdido que fue rodado en 1978. La referencia aquí es el slasher truculento, en la senda de La matanza de Texas. El protagonista es un ser deshumanizado capaz de cometer las mayores atrocidades (el desfile de mutilaciones, violaciones de cadáveres, etc es incesante), con lo que el gore está asegurado. Huelga decir que el film no es apto para estómagos sensibles, e incluso el director se acerca con cierta ternura al protagonista, dedicando buena parte del metraje a explicar el origen del asesino. Por si toda la incorrección política fuera poca, además podemos encontrar cierta misoginia, siendo los personajes femeninos los que precisamente acaban fabricando el monstruo masculino.
Vamos hasta los 70. En este caso con un homenaje más explícito aún, ya que Headless se presenta como un supuesto film perdido que fue rodado en 1978. La referencia aquí es el slasher truculento, en la senda de La matanza de Texas. El protagonista es un ser deshumanizado capaz de cometer las mayores atrocidades (el desfile de mutilaciones, violaciones de cadáveres, etc es incesante), con lo que el gore está asegurado. Huelga decir que el film no es apto para estómagos sensibles, e incluso el director se acerca con cierta ternura al protagonista, dedicando buena parte del metraje a explicar el origen del asesino. Por si toda la incorrección política fuera poca, además podemos encontrar cierta misoginia, siendo los personajes femeninos los que precisamente acaban fabricando el monstruo masculino.
Vampyres (Víctor Matellano. España, 2015)
Madness
Y entre tanto homenaje no podía faltar el remake. Víctor Matellano (Wax) adapta Las hijas de Drácula (Vampyres), film dirigido por José Ramón Larraz en 1974. El argumento es un clásico de aquellos años -que le pregunten a Jess Franco-, con dos vampiras lésbicas en búsqueda de sangre. La revisión de Matellano es respetuosa con el espíritu de la época. La sangre y el sexo son los grandes protagonistas del film, y en estos aspectos Vampyres da la talla. Los baños de sangre están asegurados, y la sexualidad a flor de piel. En este sentido, hay que destacar el tremendo trabajo de Marta Flich, cuya sensualidad desborda la pantalla en cada aparición, haciendo gala de una muy generosa entrega que el espectador agradece.
Y entre tanto homenaje no podía faltar el remake. Víctor Matellano (Wax) adapta Las hijas de Drácula (Vampyres), film dirigido por José Ramón Larraz en 1974. El argumento es un clásico de aquellos años -que le pregunten a Jess Franco-, con dos vampiras lésbicas en búsqueda de sangre. La revisión de Matellano es respetuosa con el espíritu de la época. La sangre y el sexo son los grandes protagonistas del film, y en estos aspectos Vampyres da la talla. Los baños de sangre están asegurados, y la sexualidad a flor de piel. En este sentido, hay que destacar el tremendo trabajo de Marta Flich, cuya sensualidad desborda la pantalla en cada aparición, haciendo gala de una muy generosa entrega que el espectador agradece.
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