Por Manuel Barrero Iglesias
Agrupamos en este bloque las otras tres películas que pudimos ver en la sección oficial, cada una perteneciente a un continente distinto: América, Egipto y Europa en tres películas que tiene en común el denominador del tiempo. Todas, a su manera, reflexionan sobre el presente a través del pasado.
Décor (Ahmad Abdalla, 2014) se erige como todo un homenaje al cine clásico egipcio, aquel que se hacía allá por los 50-60. En un luminoso blanco y negro, Abdalla nos cuenta la historia de una directora de arte que durante el rodaje de una película se imagina a veces en la piel de la protagonista del film. A medida que transcurre la trama los límites entre ambos mundos se hará cada vez más difuso, y nunca podemos estar seguros sobre lo que es real o no. Un continuo juego narrativo, por momentos brillantes, por momentos excesivo ,que también esconde una lectura política. Esa esquizofrenia que sufre la población egipcia ante los distintos actores que han ocupado el poder a lo largo de los últimos años. Ni lo antiguo, ni lo nuevo. Los vicios del pasado son sustituidos por el miedo al futuro. Y lo que parece aire nuevo puede convertirse en otra trampa más.
El viaje al pasado de The Reaper (Zvonimir Jurić, 2014) es más reciente, pero el más doloroso. En una zona ruralde la actual Croacia la vida de varios personajes se entrecruzan en varias historias sobre las que planea la sombra de la guerra que desmembró la antigua Yugoslavia. El paralelismo evidente está en Ivo, personaje mirado con recelo por un crimen que cometió años atrás. La desconfianza alimentada por las heridas no cerradas flota siempre en un ambiente triste y opresivo. Al igual que Décor podría ser una parábola sobre una sociedad que no encuentra su rumbo, The Reaper lo es sobre una que aún es incapaz de superar un pasado demasiado reciente. El director consigue a través de una puesta en escena muy medida encontrar ese tono adecuado que anda entre la tensión y la pesadumbre.
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