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lunes, 9 de marzo de 2015

12 Muestra SyFy: Crónica (y III)

Por Irene Galicia

L.F.O -o Low Frequency Oscillation- es el efecto de sonido al que hace referencia el título de la primera película del domingo. Una comedia dramática y perversa con un agudo sentido del humor que salva a la película de resultar un tanto plomo en su inicio. Centrada en la vida de un misántropo estudioso del sonido que descubre una frecuencia con la que hipnotizar. Lo que empieza como un drama un tanto monótono se va convirtiendo en una hilarante comedia con un gusto por la perversidad similar al de Borgman, y todo sin salir de una única localización: la casa de Robert, el protagonista. Pero esta limitación no supone ningún obstáculo a la hora de conseguir crear una inmensa diversidad de lugares en nuestra imaginación. Un film que comienza siendo un tanto redundante pero acaba por convertirse en una muy grata sorpresa.

A continuación, vimos la película Jamie Marks is Dead, un drama sobrenatural alabado en Sundance y muy muy indie. Basada en la novela 'One for Sorrow' de Chritopher Barzak, es una película que resulta muy difícil de definir. Extremadamente lenta, triste y melancólica, con la excusa del fantasmeo, un apagado Cameron Monaghan (de la serie Shameless) recrea la soledad adolescente para conducirnos irremediablemente al bostezo. Un joven aparece muerto y abre una brecha con el mundo de los vivos, iniciando una amistad con tintes de erotismo con otro chico de su colegio. Las reflexiones que propone el filme se basan en que la sociedad actual no está preparada para que los jóvenes fallezcan; y cuando lo hacen, el principal mecanismo de defensa es el olvido. Una película teen con fantasmas sin ninguna profundidad y cuyo argumento principal, el olvido, se le puede perfectamente aplicar.

Entre peli y peli, vemos el corto holandés Splintertime en el que una banda de inquietantes espíritus viaja en la parte de atrás de una ambulancia en un universo donde el tiempo y el espacio son tan intercambiables como la vida y la muerte. Y por fin llega la hora del visionado de una de las películas que me causaba mayor curiosidad: A Girl Walks Home Alone at Night de la autora  Ana Lily Amirpour, realizadora de origen iraní pero cuya carrera se ha desarrollado mayormente en Estados Unidos. Vampiros, western y romance se reúnen mediante la acertada combinación de técnicas y estilos. Con un componente exótico y transgresor, de gran preciosismo y con un deje de nouvelle vague, su punto fuerte es sin duda estético. Un precioso blanco y negro que evidencia una influencia de la novela gráfica y detalles que recuerdan a Jarmusch eclipsan un ritmo lento y desasosegante. 

Y como todo lo que empieza acaba, se cierra el festival con Under the Skin, del escocés   Jonathan Glazer. Con un inquietante tono de terror, la película planta en escena a una Scarlett Johansson extraterrestre, una implacable depredadora caníbal que consigue seres humanos como provisiones para los de su especie. El núcleo de la película es la transformación del personaje y la aséptica mirada a la sociedad con una inquietante capa de terror, principalmente sensorial. Glazer dibuja cuadros oscuros y surrealistas, con una oscura atmósfera que nos puede recordar a Lynch, o con la agobiante fotografía de Enemy. Pero no solo vale con poner a la Johansson en pantalla. Under the Skin, es una película errada. Curiosa y enigmática, vale, pero floja y aburrida. Así toca a su fin el Syfy de este año; regalándonos grandes títulos y dejando un cierto poso de decepción porque el público -como los zombies y los vampiros- tiene una sed de vísceras y sangre que no ha acabado de ser saciada. Pero en su favor hay que decir que ha abierto un mayor abanico de posibilidades cinematográficas que deja abierta nuestra curiosidad hasta el próximo año.

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