Por Paulo Campos
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Siempre he pensado que si yo fuera director, mi montador tendría que ser una especie de santo o de santa porque iba a estar metido en la sala de montaje todo el rato dando la lata, de mejor une esto así, mejor salta aquí. En fin lo que viene a ser Harvey con una película de terror de bajo presupuesto que él mismo compró y ahora destroza en la sala.
Quizá este año se han dejado de experimentos y hemos vuelto a ver, en general, nominados trabajos poco innovadores en cuanto a la técnica de montaje pero que van a mantener el ritmo correcto de la película sin alardes, aunque con paso firme.
Lo que sí es verdad es que las estadísticas de la Academia nos dicen que si quieres ser la mejor película debes, como mínimo, figurar en esta categoría para hacerlo. Algo que no debe llevar muy bien Iñarritu. Aunque ya se sabe que las estadísticas están para romperlas.
Los nominados son:
American Sniper (Joel Cox & Gary D. Roach)
Cox -montador de referencia de Eastwood- disfruta de una nueva nominación. En esta ocasión recibe el regalo de montar una película de acción seria. Esto es que no es sólo una película de explosiones, sino que hay trasfondo y eso gusta mucho en la Academia, porque así da la sensación de que no sólo premian tiros y soldados mantándose a cámara lenta. Aumenta aquí el riesgo al ser un francotirador, los planos desde el arma, a ras de suelo, desde edificios o desde la calle se unen perfectamente y logran una tensión brutal.
La película se “divide” en dos terrenos, el campo de batalla, más acelerado, planos más cortos y rápidos; y la segunda en el regreso a casa, más contemplativo, más tranquilo y centrado en los personajes. La idea es muy parecida, en cuanto a la teoría a The Hurt Locker, que ya se llevó el premio, porque es muy agradecido en este apartado la guerra y la acción.
Opciones de triunfo: Aunque no ha ganado ni uno solo de los premios precedentes en la carrera, el espectacular éxito de la película hace que aumenten exponencialmente las opciones de victoria en cualquier apartado.
Boyhood (Sandra Adair)
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Muchos críticos dijeron que lo que he escrito antes es el único mérito de la montadora. No estoy de acuerdo, la película está bien montada aunque se rodara en un día. El montaje de la película de Linklater es contemplativo, no hay prisa por pasar de una escena a otra, la diferencia entre las escenas con la madre, más pausadas a menos que haya jaleo en casa, las miradas de la familia en torno a la mesa en la riña con el marido es una prueba de ello. Luego, con el padre el ritmo es mayor, la partida de bolos, el beisbol.
Eso sí, el tono de la película, sin alardes de ningún tipo, hace que no se vea tanto o llame la atención, es como poner a Cher al lado de Lady Gaga, que es digna de mención pero se queda pequeña al lado de algo más espectacular pero menos innovador.
Opciones de triunfo: Puede cuajar, porque quieran engordar el palmarés de la película, aunque como ya he dicho no es un trabajo que llame la atención del público en general.
The Grand Budapest Hotel (Barney Pilling)
¿Cómo conseguir un ritmo adecuado en una pelícla de Anderson? Pues muy complicado, a veces un ritmo endiablado, a veces más pausado, y casi siempre por razones narrativas que se le podrían escapar al montador. Es por ello el meritazo de Pilling, entender el mundo interior de Anderson y de cómo lo quiere contar. Pues fijaos que a todo lo anterior le sumamos aquí que es la primera vez que montador y director trabajan juntos.
La idea de montaje es una locura, porque hay claramente muchos planos generales, como esos del hall del hotel, lleno de clientes y trabajadores con planos cortísimos y detalle que descolocan; pero al mismo tiempo empujan al espectador a meterse en la narración. Además de montar la persecución en la nieve de forma modélica, une el montador varias líneas temporales, lo cual es siempre complicado en una narración.
Opciones de victoria: Algunas, más que en diciembre porque el aspecto visual queda mucho en la memoria y hace que se mantenga fresca en la mente por el trabajo de Pilling. Además hay ganas de premiar bastante a Anderson.
The Imitation Game (William Goldenberg)
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El objetivo está conseguirdo, se entrelazan muy bien las historias y la narración no se entorpece, más que nada porque tampoco está contando nada, así que es difícil pisarse una historia con otra. En fin que es un montaje competente pero conservador hasta el extremo, porque no hay una nota discordante, pero es una melodía ya escuchada cientos de miles de veces.
Opciones de victoria: Depende de la pasta o las amenazas que haya soltado Harvey. Parece que pocas este año.
Whiplash (Tom Cross)
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En un musical lo lógico es montar la secuencia y luego la música, pero aquí es al revés, sobre una actuación grabada se añaden planos de instrumentos, de expresiones, de manos, de baquetas y todo perfectamente combinado al ritmo de la música. Es un trabajo realmente complicado, porque no hay pasta, todo sale de la imaginación y del sentido del ritmo del guionista al utilizar todos los planos grabados por Chazelle.
Siempre es un placer el ver que gente que trabaja con el corazón se ve recompensada, no se conforma con mostrar lo mínimo, sino que innova. Este es el trabajo de Cross que ha ganado, con mérito propio, la nominación.
Opciones de triunfo: La que parecía cenicienta del grupo ha ganado muchos adeptos hasta casi hacerla más grande que el resto. Falta ver cuando académicos vieron la película.
La favorita: Ahora mismo, Whiplash
Mi favorita: Whiplash
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