Por Paulo Campos
Una de las mejores definiciones que vi del trabajo que hace un director de cine la dio Conrado Xalabarder en su Enciclopedia de los Oscar, cuando decía que un director de cine es como el director de orquesta que debe de asegurarse de que todos los instrumentos estén afinados y entren en su “fucking time”, bueno esto no lo decía Xalabarder, lo decía el “chaqueta metálica” de Whiplash, pero me viene de lujo para el ejemplo.
Es una buena definición, lo que pasa que yo digo también que ahora se me queda a veces un poco exagerada, y más desde que el director no siempre se ocupa de todos los aspectos de una película. Hoy en día con directores de segunda unidad, técnicos listillos y ayudantes de dirección no sabe muy bien si el director “sólo” se dedicó a los actores, a la parte técnica, a buscar ritmo de trabajo o a ahorrar pasta a a la productora.
Una vez establecido esto, podemos decir que hoy en día hay una cantidad de directores y cada uno de su padre y de su madre. Los hay solventes, que te dirigen lo que les eches con soltura y corrección; los hay personales que hacen suyo cada fotograma e imprimen personalidad única a sus película. Los hay técnicos que anteponen el estilo formal a todo lo demás. Los hay preocupados por el guión, que anteponen lo que se dice a las imágenes. En fin, que si nos ponemos a clasificar tendremos que tener más etiquetas que los tupper en el frigorífico de Gwyneth (petarda) Paltrow.
Los nominados, y digo los, porque en noviembre hablábamos de los histórico que iba a ser que dos mujeres compitieran por el Oscar en esta categoría y mira, son:
Wes Anderson por The Grand Budapest Hotel
A la octava película, Anderson ha conseguido poner de acuerdo a Hollywood y éste se ha rendido a su personalísimo estilo de hacer cine que ha dividido a los espectadores entre los que consideran su cine como un homenaje a la comedia clásica de Ernst Lubitsch, patente sobre todo en su última película.
Desde luego que los actores lo adoran, y lo vemos por los extensísimos repartos de todas sus películas, porque desde luego no les paga millonadas a cada uno (no están Wenstein detrás de ellas). Se ve que el tipo les cae bien, porque en las fiestas todos lo rodean y le hacen la pelota para que les dé el papelito con el que divertirse trabajando, o simplemente con el que puedan trabajar.
El bueno de Anderson ha demostrado que no se le resiste nada, porque ha tocado tanto la comedia adolescente Moonrise Kingdom, como el cine de animación Fantastic Mr. Fox, como el suspense divertido en esta película que le ha dado la nominación. Y siempre dándole este toque personal que hace reconocible su cine, con un diseño de producción muy vintage, guiones extensos y dialogados, y una dirección de actores fundamental para el buen desarrollo de la historia.
Opciones de triunfo: Ha hecho la “carrera perfecta” y es lo que se lleva, espero que pronto vuelva a disputar el premio con más opciones que este año.
Alejandro G. Iñárritu por Birdman
Segunda nominación para el director mexicano después de la conseguida por Babel, aquella película que nos gustó tanto en el 2006 y de la que hoy ninguno nos acordamos de nada. Después de romper relaciones profesionales con Guillermo Arriaga tuvo que demostrar que él solito tenía talento y el chaval lo ha hecho, con creces, desde luego.
Lo primero que tiene mérito es levantar un proyecto como el de Birdman, una absoluta marcianada que me imagino que no haya sido nada fácil de vender a alguna productora, pero con empeño lo ha conseguido.
La razón más básica de la nominación de Iñárritu es el prodigio técnico que ha conseguido llevar a la pantalla el ya famoso (y falso) plano secuencia único en el que se desarrolla la película. Supone esto -además de hablar mucho mucho mucho con el director de fotografía para planificar las escenas-, que el bueno de Iñárritu debe de, no sólo, controlar a los actores sino posicionarlos y con precisión matemática darles entradas y salidas. Y en esto se ha convertido en especialista, desde luego es un estupendo director de actores.
Es un estilo de dirección arriesgado, quizá con pocos visos de resultar personal, sino de hacer una “marca de la casa” a través del riesgo que supone el rodar de esta forma. Sin duda una nominación justísima y un premio que no sería injusto que se llevara, por cierto el segundo mexicano consecutivo. ¡¡Ándele!!
Opciones de premio: Bastantes y más después de que el gremio de directores lo haya premiado como el mejor del año.
Richard Linklater por Boyhood
Entramos con Linklater en los directores con vocación de culto, y todo por la maravillosa trilogía compuesta por Before Sunrise, Before Sunset y Before Midnight con la que ha conquistado a medio mundo. Bueno a medio mundo no, a snobs como yo que caen rendidos a sus pies cuando nos regala las vidas de Celine y Jesse. Películas que no tienen vocación por arrastrar audiencias a las salas y cuestan pasta. Pero para eso hace Linklater cosas como School of Rock, para cambiar el rojo de los números por negro.
Está claro que viendo Boyhood Linklater no ha sido nominado porque suponga la película un reto técnico de altura a lo Gravity, o que necesite aunar miles de personas en sus escenas y dirigir bombardeos desde el aire. Las virtudes de la dirección de Boyhood están precisamente en la misma concepción de la película, la consabida forma de rodar, esos pocos días al año, con el mismo tono, la misma cadencia, el que los actores mantengan sus personajes para mostrarnos lo que es una vida normal y corriente.
Así pues se valora la osadía, el riesgo en buscar un nuevo concepto de narración y de cómo explora las posibilidades que se le otorgan, esa forma europea de rodar sus películas, que bebe desde Rohmer hasta Woody (este año no tocó) Allen
Opciones de triunfo: Pues muchas, creo que por allá valoran más el trabajo de Linklater que la película en sí.
Bennett Miller por Foxcatcher
Es el nuevo niño mimado de la academia, bueno, a medias; porque lo han dejado compuesto y sin nominación a mejor película. Pero desde luego que para ser el tercer largometraje de ficción en el que se embarca, la cosa no le ha ido mal, en los que a Oscar se refiere, al menos nominaciones.
En cuanto a las categorías en las que dividía a los directores, Miller se puede definir como el artesano que hace películas de estudio, sin mucha personalidad en la dirección, pero que va poco a poco asumiendo sus tics (en el buen sentido) y forjándose ese estilo que se nota que quiere adoptar pero que no se atreve.
Foxcatcher es un salto cualitativo en este sentido, y que marcará un antes y un después en su carrera. Si vemos sus películas nos damos cuenta que sus intenciones son la de observar historias mucho más que contárnoslas, dejar que la acción transcurra sin inmiscuirse demasiado, como si no le preocuparan los personajes. En la película crea una atmósfera opresiva, ese triángulo dañino, extraño y oscuro que poco a poco va cargándose hasta el clímax final. Un merito absolutamente suyo que con la cámara se preocupa de plasmar gestos más que palabras.
Una nominación muy merecida porque marca un punto de inflexión en una carrera ya exitosa y revela un director de futuro, quizá algo incómodo a Hollywood por los temas que plantea, pero vemos que la entrega de los actores es total y eso dice mucho a su favor.
Opciones de triunfo: Ninguna, los Oscar lo rescataron y con esto lo premian, además,no tener la película nominada no es bueno que digamos.
Morten Tyldum por The Imitation Game
Hace un par de años una película de terror con toques de humor llamada Headhunters reveló al mundo la existencia de este señor como director de películas. Pues el señor Harvey (este año no toca, menos mal) Wenstein lo eligió para que se hiciera cargo de la película que él había decidido que fuera la estrella de los Oscar de este año porque él lo vale.
Tyldum está nominado exáctamente por... pues porque quiere Wenstein y ya. El señor lo hace correctamente y no podemos decir que tenga fallos garrafales en su labor, pero en The Imitation Game no hay personalidad, ni garra, ni riesgo ni nada que haga que su director merezca ser mencionado. Vamos, como cuando Ron (esperando la suerte del año que viene con la peli de la ballena) Howard dirige.
La mezcla de géneros en el biopic de Tunning podría parecer que muestra que el noruego hace muchas cosas, pero no. En la historia romántica se queda a medias, en la película bélica no cuaja, en la thriller no crea tensión, y en el drama no emociona demasiado. Así pues tiene el mismo gancho dirigiendo que el que pueda tener la película que este sábado echan en Antena 3 a las 16:00 (da igual que semana se lea esto, vale para todas las del año)
Opciones de triunfo: Aún arrasando The imitation Game tendría duda que se lo dieran a él, aunque bueno Tom (prufffff) Hooper tiene uno en casa.
El favorito: Ahora mismo Richard Linklater vs. Alejandro G. Iñárritu
Mi favorito: Richard Linklater
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