Críticas: La teoría del todo

6/10

The Theory of Everything (Reino Unido, 2014).

Dirección: James Marsh.

Intérpretes: Eddie Redmayne, Felicity Jones, Charlie Cox, David Thewlis, Emily Watson.

Guión: Anthony McCarten, sobre el libro de Jane Hawking.

Música original: Jóhann Jóhannsson.

Fotografía: Benoît Delhomme.

Montaje: Jinx Godfrey.

Idioma: Inglés, francés.

Duración: 123 minutos.


Detrás de un gran hombre

Por Manuel Barrero Iglesias

Los peligros de un género como el biopic son de sobra conocidos. Y más si la figura homenajeada es alguien como Stephen Hawking. Genialidad y discapacidad reunidas en el mismo hombre. Con lo que le gusta al mainstream las historias reales de superación personal. Los riesgos de caer en una constante loa al protagonista, incidiendo continuamente en su carácter heroico, eran elevados. Pero La teoría del todo tiene el buen gusto de huir de esa tendencia generalizada dentro de los estándares del género.

James Marsh opta por un enfoque bien distinto, que parte del material que toma como referente: el libro escrito por Jane Hawking, primera mujer del científico. Así, el punto de vista queda determinado por la forma en la que ella vivió la relación. Recordemos que se conocieron antes de que él desarrollara la enfermedad, y que su proyecto vital en común se vio profundamente alterado por esta fatalidad. El film presenta una interesante reflexión sobre cómo afectan determinadas circunstancias a una relación que parece sólida. Un tema recurrente que recientemente hemos podido observar en La desaparición de Eleanor Rigby. Es el necesario reverso al tópico "el amor puede con todo".

Ahondando en esta idea, la película apunta los sufrimientos personales que acaban resquebrajando la convivencia. La frustración que provoca en él los problemas de movilidad/comunicación. La angustia que sufre ella por tener que ocupar de forma permanente el rol de cuidadora. Interesantes cuestiones que Marsh jamás consigue transmitir de forma fehaciente, suavizando el dolor para obtener un producto digerible por el gran público. El problema, pues, de La teoría del todo no es de perspectiva, sino de la manera en la que se aborda esa perspectiva.

En esa preocupación por resultar cómoda la película deshecha sus principales armas para trascender. Sí, tenemos la historia de pareja, contada con delicadeza y sensibilidad. Tenemos a una Felicity Jones que sostiene el film a la sombra del alabado Redmayne (como Jane sostenía su matrimonio). Sí, tenemos un biopic que escapa de la hagiografía más estomagante. Pero, en el fondo, no deja de ser uno de esos trabajos destinados a acaparar reconocimientos en la temporada de premios.