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domingo, 25 de enero de 2015

Entrevista: Alexander Fehling


“Es la visión del espectador la que define al personaje”

Se estrena ahora en España la película alemana La conspiración del silencio, que habla de forma ficcionada de cómo fue el proceso que desembocó en los Juicios de Frankfurt, un tema poco conocido en general para el gran público. Dirigida por el debutante Giulio Ricciarelli, el filme está protagonizado por Alexander Fehling, uno de los actores alemanes más importantes de su generación, que el pasado viernes recibió además el Bayerischer Filmpreis por su interpretación en esta cinta. Fehling estuvo presentándola en Madrid y charló con nosotros sobre la misma y su contexto en el cine alemán actual, su personaje y su interpretación. 

Por Sofia Pérez Delgado
(La película del día)


La conspiración del silencio habla de una época de negación y olvido dentro de la historia de Alemania. ¿Conocías el tema de los Juicios de Frankfurt ya de antes?
En Alemania sabemos mucho en general sobre la Segunda Guerra Mundial, el Holocausto, Auschwitz… Pero, aunque pueda resultar chocante, no se conoce prácticamente nada sobre este período de silencio, ni sabíamos que iba a ser un proceso de descubrimiento tan largo. Por ejemplo, yo sabía mucho más sobre los procesos de Nuremberg y casi nada de Frankfurt o sobre el fiscal general Fritz Bauer…

Su personaje, Johann Radmann, es una representación de los fiscales que llevaron a cabo las investigaciones previas a los juicios. ¿Cómo lo definirías?
No me gusta definir al personaje. No puedo decir quién es Johann, porque creo que cada persona es un puzle sin terminar. Ni siquiera describiría mi mejor amigo, porque eso sería pretender saberlo todo de él. Lo que yo sé de mi personaje es lo que hace y lo que dice, lo que viene en el guion. El resto lo pone el espectador, es su visión la que lo define.

¿Cómo tomaste la decisión de protagonizar la película?
La tomé muy rápidamente, la verdad. Leí el guion, y me pareció muy convincente e interesante, aunque todavía no estaba terminado. Para entonces ya estaba apasionado. Después tuve un primer encuentro con Giulio (Ricciarelli), y ahí vimos también que nos entendíamos.
¿Y cómo te preparaste? ¿Fue diferente a otros personajes que has interpretado?
Es difícil de decir, porque yo siento que cada preparación de un personaje es distinta. Quizás lo más diferente con respecto a este personaje es que tenía la conciencia de tener que aprender mucho, y por tanto, investigar mucho también sobre el proceso, la vida de Fritz Bauer y de la gente en la Alemania de los años 50: cómo vivían, cómo se movían, cómo era la relación entre hombres y mujeres, cómo hablaban… Estuve hablando con profesores de historia, y también le hice muchas preguntas a Gerhard Wiese, uno de los verdaderos fiscales de entonces, que hoy tiene 83 años. Era un papel en el que era importante saber.

Ya que mencionas al fiscal Gerhard Wiese, tengo entendido que estuvo presente en el rodaje…
Sí, es cierto que vino un día al rodaje, y estuvimos saludándole y hablando con él. Fue genial y muy emocional. Pero en un momento dado me puso un poco nervioso su presencia, porque para interpretar el papel de manera más pura, necesitaba sentirme libre y tener la cabeza más despejada. Así que le dije a Giullio: “No estaría mal si hasta la pausa él pudiera esperar fuera del set, porque no me puedo concentrar” (Risas)

La conspiración del silencio es la primera película de Giulio Ricciarelli. No es la primera vez que protagonizas el filme de un director novel en tu país. ¿Cuál es la diferencia entre trabajar con ellos y con directores más experimentados?
Tener más experiencia no quiere decir que un director sea mejor que otro. A mí lo que realmente me interesa en la historia que se quiere contar y el personaje que me dan para que interprete. Hay directores con experiencia que son terribles, y otros noveles que son muy buenos. Yo también soy joven, y disfruto mucho creciendo y buscando juntos, como ocurrió con Giulio, que tiene mucho talento y un don muy especial.

El cine alemán habla mucho de su pasado. ¿Crees que este tipo de películas se hacen simplemente como productos cinematográficos de entretenimiento con una historia interesante, o tienen la responsabilidad de ser, además, documentos en cierta medida pedagógicos para el espectador?
Para nosotros, una prioridad era ser muy rigurosos, históricamente hablando, con todos los datos y personajes, salvo con en el mío, en el que hay más libertad. Lo que sucede después ya no está tanto en nuestra mano. Creo que los ojos del espectador se abren si les gusta lo que ven. Para que esto ocurra, lo primero tiene que ser es una buena película, que enganche. El cine es la base.

¿Qué te ha aportado tu participación en La conspiración del silencio?
Como actor, me ha aportado un trabajo muy satisfactorio, y el encuentro interesante con otros intérpretes y con Giulio. Desde luego, he aprendido muchísimo: sin esta película no hubiese tenido la motivación especial para estudiar y aprender sobre el tema. Y finalmente, el hecho de poder presentar la película en Toronto, o aquí en Madrid, y poder intercambiar impresiones como ahora sobre ella, es algo por lo que estoy muy agradecido.

¿Cuál ha sido su recepción en Alemania?
La aceptación en Alemania ha sido muy buena, tanto del público como de la crítica, e incluso a desencadenado un pequeño debate sobre esa época de la que se sabe tan poco.

¿Y cómo piensas que será la recepción española?
Espero que le vaya bien, pero creo que eso es algo que puedes valorar tú mejor que yo (Risas).

Entrevista realizada en el Goethe Institut de Madrid,

el 19 de Enero de 2015

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