Blackhat (Estados Unidos, 2014).
Dirección: Michael Mann.
Intérpretes: Chris Hemsworth, Wei Tang, Viola Davis, Leehom Wang, Holt McCallany, John Ortiz, Yorick Van Wageningen, Ritchie Coster, Andy On, Christian Borle.
Guión: Morgan David Foehl.
Música original: Harry Gregson-Williams y Atticus Ross.
Fotografía: Stuart Dryburgh.
Montaje: Mako Kamitsuna, Jeremiah O’Driscoll, Joe Walker y Stephen E. Rivkin.
Idioma: Inglés.
Duración: 133 minutos.
Los genios también descansan
Por David Sancho
Michael Mann es uno de los grandes directores de acción/thriller actuales (Heat, Collateral, Enemigos públicos, El dilema). De hecho, además de Paul Greengrass no se me ocurre ningún otro que tan si quiera se le acerque. Seis años hemos tenido que esperar para ver una nueva obra suya, si no contamos con su participación en la serie Luck. La espera ha sido larga y tal vez por eso la crítica en general haya sido excesivamente dura con él. Cuando uno de los grandes tarda tanto en estrenar película, las expectativas crecen y no vale nada que no sea una obra maestra. Blackhat no lo es ni de lejos.
Se trata de un thriller de acción con el mundo del cyber terrorismo de fondo. Un hacker usa un virus modificado para sembrar el terror y el creador original del mismo es sacado de la cárcel para ayudar a darle caza. Como podéis ver, nada nuevo. A un argumento poco original hay que añadir que la película peca de exceso de metraje y de una ñoñería, excesivamente acentuada por la música, que me recordó a su versión cinematográfica de Corrupción en Miami, por otro lado, excelente e infravalorada película (si nadie me critica por decir esto es que esta crítica no la ha leído absolutamente nadie).
Pero por muchas pegas que se le puedan poner, no deja de ser una película de Michael Mann, y eso te asegura ciertas cosas. La primera es una dirección excelente, alcanzando el nivel de magistral en las escenas de acción. La segunda un ritmo pausado que se acelera en el momento oportuno. Blackhat parece adormecida durante parte de su metraje para despertar, y de qué manera, en su recta final. La última es la habilidad de Mann para sacar lo mejor de sus actores. Chris Hemsworth siempre me ha parecido un actor infravalorado que está demasiado lastrado por su imponente físico, pero aquí demuestra ser un actor más que capaz.
En el fondo se trata de una película que en manos de cualquier otro hubiese sido un thriller convencional, pero Mann -aportándole su sello personal- la convierte en un entretenimiento de nivel, en una de esas películas que es capaz de agitarte y divertirte sin la necesidad de recurrir a trucos de guión. Una película que sin ser brillante es sólida y que sin ser todo lo que esperamos de su director, nos sirve para pasar el mono a la espera de que se saque de la manga una nueva genialidad.
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