Big Hero 6 (Estados Unidos, 2014)
Dirección: Don Hall, Cris Williams.
Intérpretes (voces): Ryan Potter, Scott Adsit, T.J. Miller, Jamie Chung, Damon Wayans Jr., Génesis Rodríguez, Alejandro Cuello.
Guion: Don Hall, Jordan Roberts, Robert L. Baird; basado en los personajes creados por Duncan Rouleau y Steven T. Seagle.
Musica Original: Henry Jackman.
Montaje: Tim Mertens.
Idioma: Ingles.
Duración: 102 minutos.
Marvel para principiantes
Por Alberto Gallardo
Tras el descomunal éxito de Frozen en las navidades de 2013, Walt Disney Pictures se guardaba un nuevo as en la manga para 2014 con Big Hero 6, su último largometraje animado sin el sello Pixar (aunque en la acreditada producción de John Lasseter veamos un nuevo y significativo síntoma de que Walt Disney Animation y Pixar son a día de hoy una sola unidad). Tras sublimar el cuento clásico con princesas en forma de musical hace un año, Disney busca ahora su película animada de superhéroes para enganchar a futuros consumidores de adaptaciones de acción real de Marvel, en lo que parece una poco sutil maniobra de marketing a medio plazo del estudio de Mickey Mouse.
Para ello, Disney echa mano de una adaptación de un cómic Marvel no demasiado popular, publicado por primera vez en 1998 y cuya historia nos sitúa en la ciudad de San Fransokyo, una mezcla imposible de San francisco y Tokio que sirve a los animadores de Disney para lucir una vez más sus incomparables habilidades. En dicha metrópolis habita Hiro, un joven prodigio de 13 años aficionado al robocombat (peleas ilegales de robots que él mismo fabrica), cuyo hermano mayor Tadashi trata de encauzar ese talento tecnológico hacia tareas más provechosa, como la investigación científica en la que él mismo trabaja.
Tras hacernos asistir al giro dramático inevitable en toda película Disney que se precie, la historia girará hacia la simpática relación del joven Hiro con Baymax, la invención estrella de su hermano mayor, un amigable robot programado para ejercer de enfermero, al que Hiro tratará de reprogramar para convertir en un superhéroe que le ayude a desenmascarar a un misterioso villano que se ha apropiado de una de las primeras invenciones de Hiro. Estamos por tanto en el territorio de la fantasía aventurera aderezada con un sentido del humor inofensivo que funciona como un reloj, acompañada además de una música de corte urbano que rompe por completo con el anterior título Disney.
La película, dirigida por Don Hall (Winnie the Pooh, 2011) y Chris Williams (Bolt, 2008) divierte, tiene buen ritmo y se disfruta como un entretenidísimo espectáculo de acción brillantemente puesto en pantalla. El diseño animado de escenarios y personajes es magnifico, con mención especial para Baymax y su minimalismo expresivo, lo que no le impide convertirse en un ser entrañable, algo imprescindible para que el film funcione. En definitiva, resulta innegable que estamos ante un entretenimiento de primer nivel, perfectamente facturado, que permite al estudio presumir una vez más de su casi infalible fortaleza.
Ahora bien, si de algo adolece este Big Hero 6 es de la magia a la que Disney nos ha malacostumbrado en la última década. A pesar de ciertos pasajes emotivos (los vídeos de Tadashi que proyecta Baymax), el guion no trasciende el entretenimiento de altura para llevarnos hacia el territorio de la auténtica emoción, algo que incluso Rompe Ralph lograba en mayor medida (por citar un título comparable en cuanto a pretensiones y público objetivo). Contiene además unos secundarios mejorables en cuanto a carisma y un villano sin demasiado gancho al que se le asocian unas motivaciones poco convincentes. En definitiva, pequeños detalles que impiden a la película despegar del notable hacia la excelencia.
Resumiendo, Big Hero 6 es un apetecible divertimento para toda la familia, que gustará a jóvenes y mayores, enaltecido por la presencia del ya inolvidable Baymax, que se convierte sin gran esfuerzo en la auténtica estrella de una función tan trepidante como vaciada de carga dramática que la equipare a otros títulos recientes del estudio -más ricos en capacidad de emoción-, ya que esta vez los recursos melodramáticos marca de la casa Disney pasan a un segundo plano en virtud de lo meramente lúdico. Bienvenido sea en cualquier caso, mientras mantengan estos estándares de calidad.
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