Party Girl (Francia, 2014).
Dirección y guión: Marie Amachoukeli-Barsacq, Claire Burger, Samuel Theis.
Intérpretes: Angélique Litzenburger, Joseph Bour, Mario Theis, Samuel Theis, Séverine Litzenburger, Cynthia Litzenburger.
Música original: Alexandre Lier, Sylvain Ohrel, Nicolas Weil.
Música original: Alexandre Lier, Sylvain Ohrel, Nicolas Weil.
Fotografía: Julien Poupard.
Montaje: Frédéric Baillehaiche.
Idioma: Francés.
Duración: 96 minutos.
Una boda no vale más que mil noches
Una boda no vale más que mil noches
Por Manuel Barrero Iglesias
Samuel
Theis ha optado por la misma fórmula en un film protagonizado por su madre, y
en el que aparece él mismo junto a sus hermanos. La historia de esta mujer
madura que ha pasado toda su vida entre cabarets y clubes nocturnos es la de la
propia Angélique Litzenburger. Su
personalidad arrolladora es la conductora de un film cuyo tono está marcado por
la protagonista. Es ahí donde ficción y realidad confluyen en un permanente
camino de ida y vuelta que tiene en Angélique su centro neurálgico. Pero
hay otro aspecto más en el coinciden los trabajos de León y Theis (este, en
colaboración con sus dos codirectoras). Un punto fundamental, porque es ahí
donde se nota la mano de los autores, que enriquecen el relato con esa vocación
por mostrar el entorno en toda su esencia.
A
partir de ahí, el film constituye un honesto reconocimiento de una figura
materna nada convencional. Las mujeres siempre han siempre han sufrido la
presión social de acatar su rol sumiso, más aún si hablamos de mujeres ya
maduras. En el caso de las madres la coerción se hace casi insoportable. La tensión
entre el “me gusta ser” y “el debo ser” provoca la toma de decisiones erróneas
y, lo que es peor, deshonestas. Mil noches, una boda es toda una declaración: la de aceptar a la gente tal como es, aunque su felicidad pase por no amoldarse a los esquemas que tienes establecidos. Incluso si la díscola es tu madre. Sobre todo, si es tu madre.
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