The Zero Theorem (Reino Unido-Rumania-Francia-Estados Unidos, 2013).
Dirección: Terry Gilliam.
Intérpretes: Christoph Waltz, Gwendoline Christie, Melanie Thierry, Matt Damon, Tilda Swinton, Lucas Hedges, David Thewlis, Ben Whishaw, Peter Stormare.
Guión: Pat Rushim.
Música original: George Fenton.
Fotografía: Nicola Pecorini.
Montaje: Mick Audsley.
Idioma: Inglés.
Duración: 107 minutos.
Llamada perdida
Por Miguel Montañés
Varios años llevaba el libreto de The Zero Theorem cogiendo polvo hasta que Terry Gilliam se decidió a recuperarlo —enésima intentona de sacar adelante su proyecto sobre Don Quijote mediante— y revestirlo de la imaginería barroca que ha dotado a sus películas de una inconfundible seña de identidad. El argumento parte de un relato del guionista Pat Rushim que incluía algunas de las claves de la historia. El sentido de la vida, la alienación, la esperanza perdida y recuperada, la despersonalización; temas recurrentes en la filmografía de Gilliam que no acaban de encontrar un terreno en el que fructificar aquí.
The Zero Theorem podría haber sido un cortometraje de cinco minutos que sugiriese sucintamente cuestiones de envergadura capital o una serie de ocho temporadas que ahondase en la profundidad del alma humana. Pero es una película. Y el tratamiento de sus aspectos más interesantes queda eclipsado por el (siempre brillante y apabullante, eso es así) universo estético del menos británico de los Monty Python. La hermosa aunque decadente iglesia en la que vive retirado Qohen Leth (extraordinario Cristoph Waltz, pero menos que en otras ocasiones) a solas con su desamparo como símbolo de una trama que queda a merced de la ampulosidad gilliamesca. Qohen espera una llamada telefónica que podría cambiar su existencia para siempre. Que debería cambiar su existencia para siempre. Una llamada que se produjo en el pasado y se cortó antes de tiempo. Una llamada que, en realidad, no tiene por qué volver a producirse. No queda nada excepto la fe. Dirección (Matt Damon), Bainsley (Melanie Thierry) y el resto de personajes ajenos al microcosmos introspectivo de Leth (lo de las estrambóticas caracterizaciones de Tilda Swinton empieza a ser preocupante) funcionan como la resistencia que le desvía de su objetivo.
Si, según palabras del director, Brazil (1985) intentaba retratar a través de todo tipo de pantallas amplificadoras y espejos deformantes la sociedad de la época en que fue rodada, The Zero Theorem es una actualización que mira a la sociedad actual. Las sobadas referencias explícitas a distopías orwellianas y todos los clichés sobre el aislamiento compartido que produce la dependencia tecnológica deslucen el conjunto, pero al final Terry Gilliam consigue salvar los muebles. Aunque sólo sea por el cariño que le tenemos.
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