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sábado, 29 de noviembre de 2014

Críticas: The Zero Theorem

6/10
The Zero Theorem (Reino Unido-Rumania-Francia-Estados Unidos, 2013).
Dirección: Terry Gilliam.
Intérpretes: Christoph Waltz, Gwendoline Christie, Melanie Thierry, Matt Damon, Tilda Swinton, Lucas Hedges, David Thewlis, Ben Whishaw, Peter Stormare.
Guión: Pat Rushim.  
Música original: George Fenton.
Fotografía: Nicola Pecorini.
Montaje: Mick Audsley.
Idioma: Inglés.
Duración: 107 minutos. 


Llamada perdida

Por Miguel Montañés

Varios años llevaba el libreto de The Zero Theorem cogiendo polvo hasta que Terry Gilliam se decidió a recuperarlo —enésima intentona de sacar adelante su proyecto sobre Don Quijote mediante— y revestirlo de la imaginería barroca que ha dotado a sus películas de una inconfundible seña de identidad. El argumento parte de un relato del guionista Pat Rushim que incluía algunas de las claves de la historia. El sentido de la vida, la alienación, la esperanza perdida y recuperada, la despersonalización; temas recurrentes en la filmografía de Gilliam que no acaban de encontrar un terreno en el que fructificar aquí. 

The Zero Theorem podría haber sido un cortometraje de cinco minutos que sugiriese sucintamente cuestiones de envergadura capital o una serie de ocho temporadas que ahondase en la profundidad del alma humana. Pero es una película. Y el tratamiento de sus aspectos más interesantes queda eclipsado por el (siempre brillante y apabullante, eso es así) universo estético del menos británico de los Monty Python. La hermosa aunque decadente iglesia en la que vive retirado Qohen Leth (extraordinario Cristoph Waltz, pero menos que en otras ocasiones) a solas con su desamparo como símbolo de una trama que queda a merced de la ampulosidad gilliamesca. Qohen espera una llamada telefónica que podría cambiar su existencia para siempre. Que debería cambiar su existencia para siempre. Una llamada que se produjo en el pasado y se cortó antes de tiempo. Una llamada que, en realidad, no tiene por qué volver a producirse. No queda nada excepto la fe. Dirección (Matt Damon), Bainsley (Melanie Thierry) y el resto de personajes ajenos al microcosmos introspectivo de Leth (lo de las estrambóticas caracterizaciones de Tilda Swinton empieza a ser preocupante) funcionan como la resistencia que le desvía de su objetivo.  

Si, según palabras del director, Brazil (1985) intentaba retratar a través de todo tipo de pantallas amplificadoras y espejos deformantes la sociedad de la época en que fue rodada, The Zero Theorem es una actualización que mira a la sociedad actual. Las sobadas referencias explícitas a distopías orwellianas y todos los clichés sobre el aislamiento compartido que produce la dependencia tecnológica deslucen el conjunto, pero al final Terry Gilliam consigue salvar los muebles. Aunque sólo sea por el cariño que le tenemos.  

Críticas: Los pingüinos de Madagascar

4/10
Penguins of Madagascar (Estados Unidos, 2014).
Dirección: Eric Darnell, Simon J. Smith.
Intérpretes (voces): Tom McGrath, Chris Miller, Christopher Knights, Conrad Vernon, John Malkovich, Benedict Cumbertbatch.
Guión: John Aboud, Michael Colton, Eric Darnell, Tom McGrath.
Música original: Lorne Balfe.
Montaje: Nick Kenway.
Idioma: Inglés.
Duración: 92 minutos.


Los pingüinos se van de marcha

Por Alberto Gallardo

Dreamworks Animation cierra su 15 aniversario de forma agridulce, en un año en el que ni siquiera la estupenda secuela de Como entrenar a tu dragón ha rendido en taquilla como se esperaba. Por no hablar de los flojos resultados de la ambiciosa Las aventuras de Peabody y Sherman. Las negativas cifras han llevado a despidos en la plantilla y a una sensación de incertidumbre sobre el futuro rumbo del estudio ahora asociado a Fox (previamente a Paramount) y que parece lejos de poder hacerle sombra a la todopoderosa Disney (como algunos vaticinaban hace una década).

La compañía propiedad de Jeffrey Katzenberg, cierra el ejercicio con una aparente apuesta sobre seguro: la desenfadada Los pingüinos de Madagascar, spin-off de una de las sagas animadas más productivas de DreamWorks aunque, todo sea dicho, lejos de los mejores títulos que han creado (Shrek, KungFu Panda o sobre todo su díptico de dragones).
 
La historia de este nuevo episodio de la asilvestrada saga animada, cuenta las peripecias de estas inesperadas figuras del espionaje animal: los intrépidos pingüinos Capitán, Kowalski, Rico y Soldado, que unen aquí sus fuerzas y sus excéntricas destrezas a las de una organización secreta llamada Viento Norte, para tratar de evitar juntos que el villano Octavio Salitre destruya el mundo.

La película dirigida por Simon J. Smith (responsable también de Bee Movie) cuenta con una animación atractiva y unos personajes centrales divertidos y sobradamente familiares (incluso protagonizan su propia serie de televisión que en España emite Clan TV). El guión en los orígenes de este cuarteto de pingüinos que escapan de su hábitat natural para emprender un viaje lleno de aventuras y encuentros con variopintos personajes.

Sin embargo, esta odisea animada de tono plenamente familiar, carece de capacidad de sorpresa y presenta muchos personajes sin demasiado carisma o interés (a excepción del villano). Su humor es blanco e infantil y la escasa complejidad del desarrollo la convierten en un producto sin auténtica chispa, reservado a los más pequeños y a los menos exigentes fans de la saga original.


En definitiva, Los pingüinos de Madagascar es un titulo muy menor en la filmografía de DreamWorks Animation, un producto que se deja ver pero que sólo convencerá a quienes busquen un entretenimiento infantil sin más pretensiones que levantar un par carcajadas y distraer a los más peques de la familia. Escaso bagaje para una compañía que nació con el objetivo de poner en jaque el imperio de Mickey Mouse.


viernes, 28 de noviembre de 2014

Críticas: Trash, ladrones de esperanzas

2/10
Trash (Reino Unido-Brasil, 2014).
Dirección: Stephen Daldry.
Intérpretes: Rickson Tevez, Eduardo Luis, Gabriel Weinstein, Selton Mello, Martin Sheen, Rooney Mara, Wagner Moura.
Guion: Richard Curtis, sobre la novela de Andy Mulligan.
Música original: Antonio Pinto.
Fotografía: Adriano Goldman.
Montaje: Elliot Graham.
Idiomas: Portugués, inglés.
Duración: 114 minutos.


White Trash

Por Manuel Barrero Iglesias


El escritor de 'Trash' (la novela) es un británico que ha trabajado varios años en países como India, Brasil o Vietnam. El director de Trash (la película) es otro británico, con bastante prestigio entre la comunidad cinematográfica. El guionista que hace la traslación novela/película es otro británico más, famoso por estar detrás de algunas de las comedias románticas más exitosas de los últimos años en Reino Unido. Los tres mayores responsables creativos de este engendro son hombres blancos y de clase acomodada. Y al leer sus palabras queda claro que la posición desde la que afrontan el relato es de superioridad. Ni siquiera Andy Mulligan parece preocupado por los sujetos que retrata, sino más bien por llenarse los bolsillos a costa de ellos. Los autores cinematográficos lo único que hacen es degenerar aún más un material de partida ya bastante sospechoso.

Trash solo puede entenderse como una fábula, ¿pero hasta qué punto es lícito construirla en torno a la miseria? Lo de fabular con el dolor no es algo nuevo. Ahí está Roberto Benigni, que convirtió el holocausto en un cuento. Pero el italiano tuvo la decencia de no buscar nunca el realismo, dejando siempre claro el carácter fabuloso de La vida es bella (1999). Trash se construye sobre una estética que sí tiene vocación realista en su retrato de la vida en las favelas. Pero resulta inmoral utilizar la miseria como simple marco exótico en el que desarrollar una aventura irreal. La frivolización es una constante en el film, rematada con una secuencia obscena en la que el dinero vuela por encima de montañas de basura.

La indecencia, además, viene acompañada por un paternalismo mal entendido. O provocada por él. Los personajes de Martin Sheen y Rooney Mara son los únicos adultos en el entorno de los protagonistas que sirven de ayuda. Misioneros occidentales que ayudan a civilizar, en un doble ejercicio vergonzoso de condescendencia con los "pobres". Ahí están los habitantes del barrio, convertidos en sombras que deambulan por la basura. Ni siquiera los familiares de los niños tienen importancia alguna en el desarrollo de la trama. Los únicos adultos autóctonos que tienen alguna entidad son simples instrumentos que sirven como vehículo para el thriller. 


Porque sí, Trash es un thriller. Y habrá quien como tal, pueda disfrutarlo. La complicidad entre los tres niños o el ritmo trepidante pueden ser las virtudes -superfluas- a las que agarrarse para defender este trabajo como un entretenimiento atractivo. Pero es que incluso prescindiendo de cuestiones ideológicas -que ya es mucho prescindir- la película es una sucesión de torpezas en la construcción de su intriga. Soluciones como la del jardinero que cuenta la historia a los niños denotan una terrible falta de habilidad en el manejo del lenguaje cinematográfico. Y de esas, hay unas cuantas.

Y aunque queramos, no podemos abstraernos del mensaje político del film, que se hace muy explícito en el desenlace. Los autores nos hacen creer que están defendiendo la justicia y la construcción de un mundo mejor. Pero el discurso que hay detrás de las palabras defiende todo lo contrario. Aunque lo disfracen de generosidad, la conclusión es que para salir de la miseria necesitas encontrar una gran cantidad de dinero. Es decir, estamos ante una exaltación nauseabunda del capitalismo más atroz.




Estrenos España: 28 noviembre 2014

Tras su paso por el Festival de Sitges en 2013, llega Juegos sucios a las pantallas comerciales. Una violenta comedia negra que presenta una evidente -y efectiva- metáfora sobre la crisis actual. El film es, básicamente, un tour de force en el que dos personajes son recompensados con dinero si realizan ciertas acciones cada vez más extrañas/violentas. Un trabajo que lleva al extremo la pregunta "¿hasta dónde serías capaz de llegar por dinero?".
Solo otro estreno estadounidense más tenemos esta semana. Se trata de Los pingüinos de Madagascar, spin off protagonizado por estos personajes secundarios que aparecen durante toda la saga.

Más animación, en este caso española. Javier Fesser dirige Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo. El director vuelve a una saga que ya probó en 2003, aunque en esta ocasión Benito Pocino y Pepe Viyuela dejan su lugar a personajes animados en 3D. Con tono mucho más serio llega Fuego, película dirigida por Luis Marías y protagonizada por José Coronado. Su personaje es un antiguo policía que salió ileso de un ataque terrorista en el que falleció su esposa y su hija perdió las piernas. Diez años después aún sigue obsesionado con la venganza. El último estreno nacional tiene toques multiculturales. María Ripoll dirige Rastros de Sándalo, donde dos hermanas huérfanas de la India son separadas en su infancia. Una de ellas se ha convertido en estrella de Bollywood, y la otra fue adoptada por una familia barcelonesa, olvidando un pasado que su hermana le traerá de nuevo.

Más cine occidental sobre países del "tercer mundo". Stephen Daldry es el encargado de dirigir Trash, thriller que cuenta la historia de tres niños de las favelas de Río de Janeiro que encuentran una cartera entre la basura. El contenido de esta supone un peligro para altos cargos políticos, así los jóvenes se verán envueltos en un sinfín de aventuras con el objetivo de "hacer lo correcto". El otro estreno británico de la semana llega de la mano de Terry Gilliam, quien al fin estrena en nuestro país The Zero Theorem, ciencia-ficción futurista con Christoph Waltz y Matt Damon.

Estrenos del resto de Europa. La francesa París-Manhattan, en la que una farmacéutica sin pareja -y fascinada por Woody Allen- se resiste al amor. El mismo Allen aparece en la película interpretándose a sí mismo, como consejero imaginario de la protagonista. La austríaca Jessica Hausner (Lourdes) dirige Amour Fou, un drama de época libremente inspirado en el suicidio de Heinrich von Kleist en 1811.

Acabamos el repaso con la película que tendría que haberlo abierto. Adiós al lenguaje es la última película de Jean-Luc Godard, un interesante trabajo que experimenta con las formas. Lamentablemente, en nuestro país no se podrá ver en 3D, tal y como ha sido por su autor. La proyección en 2D resta mucho del valor que tiene la película, la cual recomendamos de forma encarecida. Aunque eso sí, en su formato original.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Jimmy's Hall

5/10
Jimmy's Hall (Reino Unido-Irlanda-Francia, 2014).
Dirección: Ken Loach.
Intérpretes: Barry Ward, Simone Kirby, Andrew Scott, Jim Norton, Brían F. O'Byrne.
Guion: Paul Laverty.
Música original: George Fenton.
Fotografía: Robbie Ryan.
Montaje: Jonathan Morris.
Idioma: Inglés.
Duración: 109 minutos.


El salón de Ken

Por Manuel Barrero Iglesias

La principal acusación que se le hace al cine de Ken Loach es la del maniqueísmo de sus planteamientos. Pero no es tanto eso, como lo obvio que a veces resulta. Los que ostentan el poder abusan de los menos favorecidos. Es algo que ha ocurrido, que sigue ocurriendo, y que ocurrirá en el futuro. Solo tenemos que echar un vistazo a la realidad de nuestros días. El problema surge cuando una película se dedica exclusivamente a exponer la obviedad sin más consideraciones. 

Jimmy's Hall ejemplifica a la perfección esto. La película muestra la lucha opresor/oprimido, pero no hay ningún otro conflicto con un mínimo de interés. Desde que Paul Laverty se ha convertido en su guionista habitual, Loach ha conseguido sus mejores trabajos con protagonistas que sufren un gran conflicto interior (Mi nombre es Joe, Sweet Sixteen). En Jimmy's Hall eso no existe, y la tensión se traslada a una historia de amor imposible contada con bastante torpeza. Un recurso fácil y convencional que en los últimos años el tándem ha explotado con bastante frecuencia.

No sabemos si es por la presencia de Laverty, o porque el viejo Loach se ha ablandado con los años; pero lo cierto es que aquel cine combativo de antaño ha ido perdiendo fuerza, hasta convertirse en una versión descafeinada de sí mismo. El protagonismo, cada vez mayor, de la comedia amable o de las historias románticas, han suavizado la aspereza de un discurso que una vez fui muy incisivo. Jimmy's Hall es una película que fluye tranquilamente, iluminada por ese homenaje al jazz que hubiera firmado el mismísimo Woody Allen. Pero al film le falta rabia.

Decíamos al principio que el problema de Loach es más lo obvio que lo maniqueo. Matizemos, porque en el inicio de este film hay una razón poderosa para sostener esta segunda acusación, y con toda la razón del mundo. Los inefables letreros que nos sitúan en el contexto histórico de esta historia (basada en hechos reales) acaban con un juicio de valor que dan continuidad a una serie de datos más o menos objetivos. Esa parcialidad a la hora de valorar la situación social del país es una torpeza mayúscula que busca predisponer al espectador para que vea lo que el director quiere que vea. Luego trata de compensar con un retrato de los clérigos a los que parece querer darle cierta dimensión. Aunque fallidos, estos personajes parecen la vía para huir de las acusaciones sobre en maniqueísmo. 

Estamos ante una obra contada con buen gusto y que se ve con facilidad. Loach ha conseguido un film apto para todos los públicos en el que la dureza de la realidad no impide que nos vayamos con un regusto dulce. Y es una pena que en estos tiempos de grandes dificultades, la combatividad del británico haya quedado diluida en un tipo de cine que podría hacer cualquier artesano.








miércoles, 26 de noviembre de 2014

Nominaciones Independent Spirit Awards 2014

Por Paulo Campos


Como es tradición los Premios del Cine Independiente inauguran la temporada de premios. Y aquí están, recién sacadas del horno, las nominaciones. Y aquí está pues mi comentario.

Premios del cine independiente, premios del cine independiente... lo primero que me gustaría saber, de una vez por todas -y con esta son 30 las ediciones de estos premios- qué coño hace a una película ser cine independiente. Pues veamos la contestación a través de estos premios.

1º-La pasta: En apariencia toda película potencialmente nominable debe tener un presupuesto menor a 20 millones de dólares. Así este año The Grand Budapest Hotel no podía competir por estos premios pese a ser un adalid del cine independiente; pero claro, hace dos años Silver Lining Playbook -con mayor presupuesto que la de Anderson- se hacía con varias nominaciones.

2º-El “espíritu” independiente. A saber que es eso, porque ¿En serio 12 Years a Slave tiene vocación de espíritu independiente? Begin Again podía tener nominaciones este año y será pequeña, pero su concepto mainstream es brutal, y el olor de cine independiente sólo sale de la axila de Mark Ruffallo.

3º-Pues como en lugar de ser unos premios independientes, lo que quieren -como últimamente casi todos las entregas de premios- es el de ser un adelanto de los Oscar, se pierden muchas películas que sólo podrían ser consideradas en unos premios así con el fin de acertar cuantos más nominados mejor en los Premios de la Academia.

Después de preguntas a las que jamás hallaré respuesta, y es muy probable que ni los que los entregan tampoco, vamos al grano de lo que ha pasado hoy.

No sé como enfocar esto, si en ganadores o perdedores, en aciertos o injusticias o en sorpresas o nominaciones cantadas. Bueno voy escribiendo punto por punto y veremos.

1-Boyhood se confirma como una de las favoritas del año, ha obtenido aquí cinco nominaciones y coloca a Patricia (me acuerdo de ti en Pesadilla en Elm Street 3) Arquette como aspirante al Oscar a la mejor actriz de reparto. Si me dicen que los Oscar se van a fijar en una película rodada durante doce años con una argumento tan simple como el reflejar lo mejor posible una vida, y venida de manos de un outsider como Richard (no me toquéis a la trilogía Before... que por ellas mato, MATO) Linklater... tendría que terminar la frase pero temo tomar el nombre de dios (o de una académico) en vano.

2-Birdman de Alejandro G. (que es “Ganó Cuarón, pues por mis huevos que yo me llevo otro”) Iñárritu sí encarna el espíritu independiente que entienden en USA. Es decir, vamos a quitar a Michael (¿carisma? ¿Eso qués es? ¿Se come?) Keaton de la indigencia haciendo creer a todo el mundo que le debemos un premio por una carrera tan ejemplar como la de Dolph Lundgren. Con 6 nominaciones incluidas las de Emma (¿En serio prefieres a Andrew Garfield que a mí?) Stone y Edward (Que bueno soy, lo sé, lo sabes y los saben todos aunque crean que no lo saben) Norton.

3-Selma, que la debieron ver cinco minutos antes de las nominaciones, es otra de las triunfadoras de las nominaciones y dirigida por una mujer y negra, cosa que parecía que lo tenían prohibido en Hollywood hasta hace tres cuartos de hora. David (por fin voy a dejar de ser conocido por un engendro de peli como The Butler) Oyelowo y Carmen (seré la nueva estrella de Hollywood hasta que en abril ni dios se acuerde de mí) Ejogo protagonizan y reciben nominaciones y hacen de la película lo que los americanos entienden por cine social y político, como El presidente y Miss Wade u Objetivo: La Casa Blanca.

4º- Whiplash otra que tenía cantada su presencia en las candidaturas. Es desde enero la película indie del año, tenía por cojones que aparecer, y además parece que está gustando y que están gastando más pasta en promocionarla que en hacerla. Es lo que tiene el cine independiente de estudio, que me gasto cuatro duros en hacerla pero si suena a premio me gasto 5 millones para que cuando me nominen presumir de lo poco que ha costado. J.K. (llevo toda la vida trabajando y Taylor Lautner gana por una peli lo que yo en toda mi carrera) Simmons parece lanzado al premio al mejor actor de reparto, por muy poco que le guste a los Globos de Oro el que salga en la foto con los más guapos de Hollywood a los que van a premiar.

5º- Love Is Strange, Ira (los padres debieron quedar aliviados de llamar al chiquillo así, bastante con que no tenga a diez indigentes en el congelador de casa) Sachs es de estos de pose indie y mola premiarlo. Debe ser como los que en Europa no se pierden la última de Albert Serra, pero con cine que le interesa a alguien. Así pues John (que haga más cine por favor) Lithgow y Alfred (si no me nominaron por Frida está jodido este año) Molina.

Estas son las cinco candidatas a mejor película, pero hay más:

-¿Y tú de dónde has salido?

1- Kumiko: The Treasure Hunter. El argumento no tiene desperdicio: una mujer japonesa (por aquello de justificar que sea Rinko Kikuchi la prota y no Mariah Carey) cree que la historia de la maleta enterrada en el hielo en Fargo es cierta y va a por ella. Ha conseguido nominación a mejor director para David Zellner -del que me gustaría poner acotación pero no tengo ni puta idea de quién es- y a la mejor actriz, y nos recuerda que Isabel Coixet no la mató en el rodaje de aquella mierda de película de Tokio.

2- Jimi: All Is By My Side, que cuenta la vida de Jimi Hendrix y la han visto tres personas en todo el mundo, consigue una nominación al mejor actor para André (no voy a rascar nada más porque la nominación negra del año es para Oyelowo) Benjamin.

3- Nightcrawler, la historia de un paria que comienza a traficar con el morbo de los sucesos como periodista freelance -lo que aquí sería un biopic de Pedro Piqueras- ha conseguido cinco nominaciones entre ellas la de actor para Jake (alguna vez me tomarán en serio como actor, a pesar de demostrar lo bueno que soy muchas veces) Gyllenhaal

4- De entre los muertos: dos películas resucitan para la cita con los premios del cine independiente, son las estupendas The Immigrant de James Gray y Only lovers Left alive de Jim Jarmusch, que se pasearon por Cannes hace año y medio y aún siguen coleando. Nominaciones para sus actrices Marion (la única actriz francesa de la historia para los americanos) Cotillard y Tilda (me la suda todo tanto que hasta me doy igual a mí misma) Swinton.

5- Independientes sí, pero no dejamos pasar la oportunidad de que luzcan palmito por nuestra gala Julianne (la mejor actriz viva para los Oscar-fan-boys) Moore y Jessica (la mejor actriz viva para los Oscar-fan-boys) Chastain y las nominamos. Lástima no poder dejar una nominación para Meryl (la mejor actriz viva para los Oscar-fan-boys) Streep o Amy (la mejor actriz viva para los Oscar-fan-boys) Adams, y ya teníamos hecha la categoría del año.

6- Mommy, Ida, Leviathan, Turist, Norte son las candidatas a mejor película extranjera, que son esas películas que mola decir que las viste y que te gustaron, cuando como americano has votado a la sexta nominada que es Under the Skin porque la Johansson enseña las peras.

7- Como no podíamos premiarlas, siguiendo unas normas -que cuando nos da la gana nos las saltamos- pues premiamos con el Premio Robert Altman al mejor reparto a Inherent Vice y con un premio especial a Foxcatcher. Así, si arrasan en los Oscar levantamos las manos y decimos, “ah, ah nosotros aun no pudiendo, ya las premiamos, así que somos antesala de los premios”

Podría extenderme, comentando los aciertos de nominar a Jenny Slate por Obvious Child o meterme en la categoría de documental y la alegría de ver ahí a 20.000 Days on Earth o La sal de la Tierra, pero parecería que me gustan las películas más que los premios y no lo puedo consentir. Por cierto, debo a este portal una explicación detallada de lo que son, cómo son, cómo sufren, cómo piensan, cómo respiran los famosos Oscar-fan-boys para entender un poco más la carrera. Más madera, que es la temporada de premios.

Nominaciones completas aquí

lunes, 24 de noviembre de 2014

Los juegos del hambre: Sinsajo. Parte 1

5/10
The Hunger Games: Mockingjay. Part 1 (Estados Unidos, 2014).
Dirección: Francis Lawrence.
Intérpretes: Jennifer Lawrence, Josh Hutcherson, Liam Hemsworth, Woody Harrelson, Donald Sutherland, Philip Seymour Hoffman, Julianne Moore.
Guion: Peter Craig, Danny Strong; sobre la novela de Suzanne Collins.
Música original: James Newton Howard.
Fotografía: Jo Willems.
Montaje: Allan Edward Bell, Mark Yoshikawa.
Idioma: Inglés.
Duración: 123 minutos.


Los juegos de Hollywood

Por Manuel Barrero Iglesias

Hay dos modas -de dudoso gusto- que Los juegos del hambre sigue escrupulosamente. Una, provocada por parámetros productivos recientes. En sus continuos inventos recaudatorios, a Hollywood se le ha ocurrido dividir en dos el último capítulo de las sagas literarias que lleva a la pantalla. Ocurrió con Harry Potter o Crepúsculo -mejor no hablamos de El Hobbit-, y las aventuras de Katniss no iban a ser menos. El segundo punto viene  ya servido por el contenido de la serie de novelas que adapta. Y tiene que ver con la inevitable disyuntiva amorosa que se le presenta a la joven protagonista de cualquier bet-seller para adolescentes.

Hubo un momento en el que la saga parecía ironizar -a través de su propio argumento- sobre esa necesidad absurda de forzar un trío sentimental. Espejismo. Ya el último tramo de En llamas cae de lleno en un tópico que Sinsajo 1 explota de forma desesperante (cada vez que Jennifer Lawrence dice "Peeta" dan ganas de darle una bofetada). Y eso que el asunto amoroso podría estar perfectamente integrado en la historia de esta heroína a la fuerza. Lo más interesante de la serie es que su protagonista se convierte en líder sin quererlo, alguien cuya máxima preocupación es la gente que la rodea. Ahí encajarían sus familiares, amigos y un posible novio. El problema es que este último acaba desplazando al resto de pilares. Y, por supuesto, la obsesión porque sean dos posibles en lugar de uno.

Esta concesión (¿obligación?) para con el público adolescente resta fuerza al retrato de la manipulación político-mediática a la que se ve sometida Katniss. Al igual que señalamos los vicios que la emparentan con sus similares, es de justicia destacar las virtudes que la diferencian. Y su conciencia política no es común en este tipo de productos. Una vez liberada de la estructura Battle Royale (Kinji Fukasaku, 2000) de las anteriores entregas, este film se dedica a mostrar los entresijos de la lucha desde una perspectiva exenta de cualquier romanticismo idealista.

Aunque debemos retomar el primer punto de esta crítica para hablar sobre lo insatisfactorio que resulta tener que esperar un año para ver la resolución. Para los productores es mucho más rentable dos películas de dos horas que una de tres. Incluso para los fans puede que sea más satisfactorio. Para el resultado artístico las consecuencias no son tan beneficiosas. Aunque no solo por ese estiramiento innecesario. El film sufre una continua tensión entre la búsqueda de un discurso adulto y la concesión comercial. La secuencia del ataque al Distrito 13 es una buena muestra de ello. El director la narra siempre desde el punto de vista de los asediados, creando tensión sin mostrar nunca los ataques. Pero a la vez en esa misma secuencia introduce un elemento -la salvación del gato- de lo más pueril y forzado. 

Habrá que esperar a la conclusión para valorar en su justa medida esta introducción. Pero como toda la saga, estamos ante un producto de inmensas posibilidades saboteado por su propia vocación comercial. Al menos siempre nos quedará el socorrido "es mejor que Crepúsculo".



viernes, 21 de noviembre de 2014

Críticas: Nunca es demasiado tarde

7/10
Still Life (Reino Unido-Italia, 2013).
Dirección y guión: Uberto Pasolini.
Intérpretes: Eddie Marsan, Joanne Froggatt, Karen Drury, Andrew Buchan, Neil D'Souza.
Música original: Rachel Portman.
Fotografía: Stefano Falivene.
Montaje: Gavin Buckley, Tracy Granger.
Idioma: Inglés.
Duración: 92 minutos.

Memento mori

Por Sofia Pérez Delgado

Dos tontos todavía más tontos

6/10
Dumb and Dumber to (Estados Unidos, 2014).
Dirección: Bobby Farrelly, Peter Farrelly.
Intérpretes: Jim Carrey, Jeff Daniels, Rob Riggle, Laurie Holden, Rachel Melvin, Kathleen Turner.
Guion: Sean Anders, Mike Cerrone, Bobby Farrelly, Peter Farrelly, John Morris, Bennett Yellin.
Música original: Empire of the Sun.
Fotografía: Matthew F. Leonetti.
Montaje: Steven Rasch.
Idioma: Inglés.
Duración: 109 minutos.

La incorrección de lo ingenuo

Por Manuel Barrero Iglesias

Vista veinte años después Dos tontos muy tontos (1994) no parece haber resistido demasiado bien el paso del tiempo. Para ser honestos, nunca sentí especial predilección por la ópera prima de los hermanos Farrelly, a la que sin duda hay que reconocerle su carácter fundacional con respecto a la Nueva Comedia Americana. El primer borrador de la avalancha que luego llegaría en forma de humor incorrecto y escatológico. Un boceto ampliamente mejorado en la que sería su obra maestra, la referencial Algo pasa con Mary (1998). Una película que mantiene la inocencia de la anterior, pero que se atreve a dar un paso adelante en su exploración de la incorrección.

Porque si hay algo que caracteriza su cine es ese contraste que surge de construir un discurso salvaje a partir de modelos clásicos llenos de ingenuidad. Dos tontos muy tontos se quedaba a mitad de camino, algo que su secuela trata de subsanar. Veinte años después Harold y Lloyd vuelven, efectivamente, todavía más tontos; lo que les hace ser aún más incorrectos. Este nuevo film homenajea de forma evidente a su predecesora, a la vez que rompe con ella en esa secuencia en la que aparece la furgoneta-perro. 

Como no puede ser de otra forma, el argumento es un mero pretexto para la introducción de un gag tras otro. Un bombardeo en el que hay algún chiste fallido, pero donde encontramos una cantidad muy respetable de aciertos en la diana. Como decíamos, la gran conquista del film es acudir a la brutalidad desde la inconsciencia de sus protagonistas. Son esas bromas -y hay unas cuantas- las que hacen de Dos tontos todavía más tontos una secuela que tiene algo que decir respecto al original. Los Farrelly no se quedan en la nostalgia -que también la hay-, sino que afinan su punto de mira en su exploración de la comedia.

Y para ello cuentan con la complicidad de un dúo que vuelve a funcionar a la perfección. Jim Carrey -esperemos que se le haya pasado la fiebre de intentar demostrar que es un buen actor "serio"-  vuelve a hacer lo que mejor sabe: explorar los límites del humor físico. A su lado, Jeff Daniels sigue siendo el contrapunto ideal, con esa parsimonia desesperante. Además, los directores se permiten el lujo de introducir un personaje femenino (joven y atractiva) hecha a imagen y semejanza de los dos protagonistas. Con esto, y las apariciones estelares de Kathleen Turner tenemos una comedia que, sin ser genial, es mucho más que digna.




Estrenos España: 21 noviembre 2014

Se estrena esta semana el último film de Don Coscarelli, cineasta norteamericano de culto, responsable de la saga Phantasma. John muere al final, que estuvo en Sitges 2012, es una surrealista comedia de ciencia-ficción con toques de terror, en la que un par de amigos bastante desastrosos que tendrán que salvar a la humanidad. Una gamberrada alucinógena que rescata lo mejor del cine ochentero.
El otro estreno estadounidense es el que acapara toda la atención del público. Los juegos del hambre: Sinsajo. Parte 1 retoma las aventuras de Katniss, ahora sin otro remedio que liderar la revolución de los rebeldes. Julianne Moore se une a esta tercera entrega de la saga, en el papel de presidente del supuestamente desaparecido Distrito 13.

Dos producciones británicas. El italiano Uberto Pasolini dirige Nunca es demasiado tarde, protagonizada por el gran Eddie Marsan, quien encarna a un empleado del ayuntamiento encargado de encontrar a los parientes más cercanos de los recién fallecidos. También tenemos al infatigable Ken Loach con Jimmy's Hall, otra película sobre obreros oprimidos. En este caso, la acción transcurre en la Irlanda de los años 30, para contar la historia de James Gralton, activista que existió realmente.

Hasta cinco estrenos españoles tenemos esta semana. Antonio Cuadri (La gran vida) dirige Thomas vive, que nos cuenta los ensayos de una compañía teatral en un Monasterio de Sevilla. Adriá Collado protagoniza la comedia Dos a la carta, en la que un broker y un aldeano descubren que son hermanos, y se ven obligados a compartir un restaurante perdido. A Esmorga cuenta en su reparto con Karra Elejalde, en esta crónica de 24 intensas horas en la vida de tres compañeros de juerga. Born es un drama histórico, basado en hechos reales acontecidos en el siglo XVIII, en el barrio de Bornet en Barcelona. Y Un suave olor a canela cuenta la historia de una videocreadora encerrada en su mundo que conoce a el propietario de un restaurante italiano que es su antítesis.

Acabamos el repaso con el estreno francés de la semana. El tiempo de los amantes une a una actriz francesa (Emmanuelle Devos) y a un profesor de literatura irlandés (Gabriel Byrne) en esta historia de amor determinada por el azar.

Escobar: Paraíso perdido

6/10
Escobar: Lost Paradise (Francia-España-Bélgica, 2014).
Dirección y guión: Andrea Di Stefano.
Intérpretes: Josh Hutcherson, Benicio Del Toro, Brady Corbet, Claudia Traisac, Carlos Bardem.
Música original: Max Richter.
Fotografía: Luis David Sansans.
Montaje: David Brenner, Maryline Monthieux.
Idiomas: Inglés, español.
Duración: 120 minutos.


La doble vida de Pablo

Por Manuel Barrero Iglesias

La fascinación que el cine siente por la mafia tiene mucho que ver con esa dualidad entre la vida privada y la "profesional". Hombres muy familiares que cuidan a los suyos con mimo extremo, mientras en su otra cara son capaces de cometer -u ordenar- las mayores atrocidades. Si hay alguien que encarnó esta dualidad extrema fue el colombiano Pablo Escobar. Amado por muchos gracias a sus obras benéficas para los más desfavorecidos, también estuvo vinculado a miles de asesinatos. Mientras su entorno se sentía seguro y protegido, al mismo tiempo sembraba el caos a lo largo del país. 

Andrea Di Stefano narra su relato desde el punto de vista de un extranjero que se introduce en el círculo de Escobar tras enamorarse de la sobrina de este. Un canadiense surfero que solo conoce el lado bueno del mafioso. Es rico, y a la vez generoso con su entorno. El director nunca muestra el lado más oscuro de Escobar, ya que nuestros ojos son los de Nick. Sabe que su nueva "familia" asesina sin pudor, aunque no lo vea. O no lo quiera ver. Pero comprendemos su perspectiva, es lógico que se quede con la imagen proyectada de puertas adentro.
El tramo final del film gira hacia el thriller, género que le estalla en la cara al protagonista. Di Stefano es capaz de crear tensión y consigue con su habilidad narrativa llevarnos de la mano hasta ese camino al infierno. Nick se da de bruces contra una realidad que había sido incapaz de ver, y la perplejidad tiene que dar paso rápidamente a la lucha por la supervivencia. El director conjunta todos los elementos a su alcance para mantener en vilo al espectador, sin olvidar la faceta humana de su historia.

Y para dar aún más empaque al film, ahí tenemos a Benicio Del Toro. Un actor de impresionante carisma para dar vida a un personaje con toneladas de ello. Cada aparición en la pantalla casi que corta la respiración. Escobar: Paraíso perdido no va mucho más allá de su carácter de entretenimiento. Pero como tal, su puesta en escena es ejemplar. Todo un ejercicio de cine para divertir que usa las formas con inteligencia.




Taquilla España: 14-16 noviembre 2014

Interstellar lidera la taquilla por segunda semana. Esta vez se va con más de millón y medio, superando los cuatro totales. Cerca del millón se queda Dos tontos todavía más tontos, que precede a Escobar: Paraíso perdido, esta con medio millón. El otro estreno que se cuela en el Top Ten es Matar al mensajero, en octavo lugar. 



jueves, 20 de noviembre de 2014

Críticas: Matar al mensajero

5/10
Kill the Messenger (Estados Unidos, 2014).
Dirección: Michael Cuesta.
Intérpretes: Jeremy Renner, Mary Elizabeth Winstead, Ray Liotta, Michael Sheen, Barry Pepper, Andy Garcia, Rosemarie DeWitt.
Guion: Peter Landesman, sobre los libros de Gary Webb y Nick Schou.
Música original: Nathan Johnson.
Fotografía: Sean Bobbitt.
Montaje: Brian A. Kates.
Idioma: Inglés.
Duración: 112 minutos.


Goliat contra David

Por Manuel Barrero Iglesias

Estados Unidos es un país que no se cansa de presumir de democracia. El problema de tanto alardeo es que el resto del mundo va a analizar con lupa tus actos, y no resulta tan sencillo eso de respetar las libertades de todos. Menos aún cuando grandes poderes ven peligrar su estatus. Gary Webb fue un periodista que murió en 2004, tras ser encontrado con dos tiros en la cabeza. A pesar de que todo el mundo sabe que aquello fue un asesinato, la policía determinó suicidio. Y a otra cosa.

Pero Estados Unidos también tiene algo muy valioso, y es que tiene una buena cantidad de individuos críticos interesados en airear la suciedad bajo las alfombras. Webb era un ejemplo de ello. Labor que esta película homenajea y continúa.  Eso sí, el film no se enreda con la espinosa cuestión de su muerte, sino que se ocupa de retratar la etapa de su vida por la que mucha gente influyente quería verlo muerto. Un periodista de un modesto medio local que destapa las conexiones entre la CIA y el mundo de la droga, dinero con el que la agencia pagaba sus guerras latinas.

Estamos ante la eterna historia de David contra Goliat. Y aunque el cine nos hace creer que el gigante casi siempre es derrotado, la realidad es bien distinta. David tiene todas la de perder, porque no lucha solamente contra el gigante. También lucha contra los que tienen miedo a Goliat o contra los que le tienen envidia a él mismo. Gary Webb es un periodista que cree en su trabajo, pero sus jefes no quieren enfadar al poder. Y sus competidores lo único que buscan es desacreditarlo. Es esclarecedora la secuencia en la que pronuncia su discuro al recoger el Premio Pullitzer. Una ceremonia en la que apenas hay aplausos, en la que todos miran con recelo a alguien que ha destapado uno de los mayores escándalos de la época. 

La contaminada relación entre medios de comunicación y poder es el gran tema -casi el único- al que Michael Cuesta dedica su entusiasmo. Como es habitual en este tipo de filmes hollywoodienses la vida personal del protagonista ocupa un espacio amplio. Una decisión que puede hacer el relato más "humano", pero con la que se pierde la posibilidad de explorar con mayor profusión las tramas políticas. Ahí le falta algo de valentía a la película, así como en el ya reseñado tema de pasar de puntillas por su muerte. Por lo demás, un sólido trabajo que nos enseña como no siempre ganan los buenos.



 
 
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