Empezamos el primer día del Festival con una maratón, y qué mejor forma de despedirse de Sitges que con otra. Las tres últimas películas de nuestro festival fueron thrillers de supervivencia, en los que la naturaleza va cobrando creciente importancia en cada uno de ellos.
Por Manuel Barrero Iglesias
White Settlers (Simeon Halligan. Reino Unido, 2014)
Fantàstic Panorama
Una pareja inglesa se muda a una casa en medio del campo escocés. La primera noche en su nuevo hogar se convertirá en una auténtica pesadilla. Lo interesante de este film es la tensión que consigue crear con un argumento mínimo. El ambiente se hace irrespirable, con esa sensación de que en cualquier momento puede suceder lo peor. El director dosifica muy bien los trucos para no pasarse con el efectismo, siendo respetuoso con el espectador. Oculta información, pero no peca de tramposo. El film también tiene su lectura política, con ese enfrentamiento entre la Escocia profunda y la Inglaterra urbana.
Preservation (Simeon Halligan. Reino Unido, 2014)
Fantàstic Panorama
De una casa en el campo pasamos a una reserva natural, la que visitan los protagonistas de esta película. Un fin de semana de relax se convierte en una pesadilla cuando unos desconocidos se proponen cazarlos solo por diversión. Aquí la naturaleza no es enemiga, sino el entorno en el que desarrollar la trama, como un observador bello e imparcial. El meollo de la cuestión es la vieja canción del cazador cazado. La víctima que se rebela contra sus agresores. Resaltar que tanto en esta, como en la anterior y siguiente (y es una tendencia generalizada) los personajes femeninos siempre acaban sacando una fortaleza tremenda. Por otro lado, la película aporta muy poco al subgénero, pero al menos es capaz de captar nuestra atención.
Backcountry (Adam Macdonald. Canadá, 2014)
Fantàstic Panorama
El peligro de los osos ya nos lo mostró Werner Herzog a través de Timothy Treadwell en la sorecogedora Grizzly Man. Muy poco tiene que ver esta Backcountry con aquel impresionante documento, pero esto nos sirve para ilustrar como la maratón volvió a subir la cuota de importancia de la naturaleza en el desarrollo del film. Aquí tenemos una pareja que se embarca en un romántico viaje por los bellos parajes en los que creció él. Ella tampoco parece muy entusiasmada con la excursión, especialmente cuando las cosas se empiezan a torcer. La película es toda una declaración sobre la estupidez masculina, aquella que cree necesario impresionar continuamente a la mujer. Los estereotipos que la sociedad lanza sobre lo masculino y lo femenino juegan un papel importante en el desarrollo del relato. La consecuencia lógica es un idilio convertido en pesadilla, por el exceso de confianza humano ante el poderío natural. El director juega muy bien la baza de la presencia imponente de un oso como causa del terror. El animal solo sigue su instinto, y esa ausencia absoluta de maldad hacer que el horror sea aún más turbador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario