Por Manuel Barrero Iglesias
Réalité (Quentin Dupieux. Francia-Bélgica, 2014)
Oficial Fantàstic Competición
Ya es un habitual de Sitges el director francés, desde que presentara Rubber en 2010. Con Wrong (2012) y Wrong Cops (2013) ha definido un estilo que se mueve entre el surrealismo y el sarcasmo. Señas de identidad que vuelven a estar presentes en un trabajo que lleva hasta el límite los juegos metalingüísticos. Todo comienza con una misteriosa cinta de vídeo en el estómago de un jabalí. A partir de ahí, todo es posible. Son tantos los niveles existentes que es imposible no perderse entre sus laberintos de realidades, ficciones y sueños. Todo se entremezcla para construir un relato fascinante.
Réalité podría ser el reverso amable de Mulholland Drive (2001) o Inland Empire (2006). En un mundo lleno de ensoñaciones, Dupieux lanza su particular mirada irónica al mundo del cine. Si Lynch nos aterroriza con su visión de la trastienda hollywoodiense, el realizador francés nos divierte con su burlas juguetonas. Entre el operador de cámara que quiere hacer una película de terror con televisiones asesinas y el productor que le pide que encuentre el grito perfecto para financiarla, tenemos unas cuantas secuencias antológicas, en las que lo absurdo se sublima. El universo Dupieux sigue creciendo.
Ya es un habitual de Sitges el director francés, desde que presentara Rubber en 2010. Con Wrong (2012) y Wrong Cops (2013) ha definido un estilo que se mueve entre el surrealismo y el sarcasmo. Señas de identidad que vuelven a estar presentes en un trabajo que lleva hasta el límite los juegos metalingüísticos. Todo comienza con una misteriosa cinta de vídeo en el estómago de un jabalí. A partir de ahí, todo es posible. Son tantos los niveles existentes que es imposible no perderse entre sus laberintos de realidades, ficciones y sueños. Todo se entremezcla para construir un relato fascinante.
Réalité podría ser el reverso amable de Mulholland Drive (2001) o Inland Empire (2006). En un mundo lleno de ensoñaciones, Dupieux lanza su particular mirada irónica al mundo del cine. Si Lynch nos aterroriza con su visión de la trastienda hollywoodiense, el realizador francés nos divierte con su burlas juguetonas. Entre el operador de cámara que quiere hacer una película de terror con televisiones asesinas y el productor que le pide que encuentre el grito perfecto para financiarla, tenemos unas cuantas secuencias antológicas, en las que lo absurdo se sublima. El universo Dupieux sigue creciendo.
A Girl Walks Home Alone at Night (Ana Lily Amirpour. Irán-Estados Unidos, 2014)
Oficial Fantàstic Competición
El debut en el largometraje de esta joven artista multidisciplinar (música, pintura, escultura) es un trabajo de indudable trascendencia. No es ella la primera mujer iraní que dirge, ni mucho menos. Ni siquiera es pionera en denunciar el machismo imperante en la cultura de su país. Lo que hace de este film algo novedoso es su apuesta formal. La directora usa un blanco y negro muy estilizado que recuerda al Jarmusch de Solo los amantes sobreviven (2013). De hecho, la protagonista del film también es vampiro con una enorme consciencia de sí misma.
Ahí está la otra gran novedad del acercamiento a la situación de la mujer en Irán, hacerlo desde el cine fantástico. Cada vez que la protagonista sale a la calle se convierte en un ser tétrico y lúgubre, una presencia fantasmagórica que vaga por las calles cargando con su velo. Mientras, cuando está en su hogar -ya sin la prisión de tela- vemos a una chica afable en la que no se atisba ni un poco de violencia. A Girls Walks Home Alone at Night habla sobre cómo la sociedad iraní vampiriza a sus mujeres, y como la rebelión es el único modo de combatir la injusticia. Un proceso en el que también es necesario la colaboración del hombre, que debe ser capaz de romper con el pasado, aunque ello suponga "matar al padre".
El debut en el largometraje de esta joven artista multidisciplinar (música, pintura, escultura) es un trabajo de indudable trascendencia. No es ella la primera mujer iraní que dirge, ni mucho menos. Ni siquiera es pionera en denunciar el machismo imperante en la cultura de su país. Lo que hace de este film algo novedoso es su apuesta formal. La directora usa un blanco y negro muy estilizado que recuerda al Jarmusch de Solo los amantes sobreviven (2013). De hecho, la protagonista del film también es vampiro con una enorme consciencia de sí misma.
Ahí está la otra gran novedad del acercamiento a la situación de la mujer en Irán, hacerlo desde el cine fantástico. Cada vez que la protagonista sale a la calle se convierte en un ser tétrico y lúgubre, una presencia fantasmagórica que vaga por las calles cargando con su velo. Mientras, cuando está en su hogar -ya sin la prisión de tela- vemos a una chica afable en la que no se atisba ni un poco de violencia. A Girls Walks Home Alone at Night habla sobre cómo la sociedad iraní vampiriza a sus mujeres, y como la rebelión es el único modo de combatir la injusticia. Un proceso en el que también es necesario la colaboración del hombre, que debe ser capaz de romper con el pasado, aunque ello suponga "matar al padre".
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