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jueves, 16 de octubre de 2014

Crónicas: Film Fest Gent. Apertura

Por Sara Martínez Ruiz

Incluso antes de abrir oficialmente las salas de uno de los festivales de cine más largos (nada menos que doce días de proyecciones), el Film Fest Gent mantiene su costumbre de anticiparse un día para acreditados. La película de apertura tenía que estar entre esas pocas adelantadas, por supuesto, pero en la edición que cuenta con una nada despreciable decena de films nacionales, esa cata inicial no podía ser sino flamenca. O algo por el estilo, porque lo único que suena flamenco en The Loft es el nombre de su director, Erik Van Looy, y un puñado más como el del actor Matthias Schoenaerts,  reconocido sin embargo por su cara, quizá más asociada al mainstream hollywoodiense que a su Amberes natal. 

La “made in Hollywood” The Loft, podría definirse en pocas palabras como un auto-plagiado remake a la americana del thriller inicialmente belga Loft (2008), dirigido por el mismo Van Looy. Cinco amigos se regalan un lujoso apartamento en el centro de la ciudad cuya existencia sólo conocen ellos mismos, poseedores de las únicas cinco llaves, para satisfacer su insaciable necesidad de sexo fuera del matrimonio, por supuesto. Entre fiestas, cócteles y glamour se suceden las infidelidades de caché hasta que una mañana hallan el cadáver de una chica esposado a la cama del loft bajo una inscripción latina escrita con sangre de la víctima. Narrada completamente en flashback, la cinta combina los saltos temporales para construir una compleja red de relatos dentro del relato que, si bien no tiene tanto empaque como el de otras cintas de gran aparataje del estilo de Origen de Christopher Nolan, funciona igual de bien dentro del cine comercial de Hollywood. 

Un thriller construido con ritmo y espectacularidad fotográfica alrededor del concepto de engaño, a todos los niveles: pareja, amistad o incluso dentro del propio cine, en una película sostenida sobre los equilibrismos precisos del guión de Bart De Pauw (también responsable del de la antigua versión) y Wesley Strick. Centrando el foco de atención sobre la masculinidad inmadura de la cuarentena con aspiraciones de juventud, la responsabilidad se desliza poco a poco hasta el vacío interior en las féminas acomodadas, pero retorcidas. Así como la sociedad belga en la que el director con vocación internacional ha desarrollado su carrera profesional, The Loft es el drama de las apariencias que van cayendo conforme la narración profundiza en las relaciones personales que las propician

El contraplano para la película inaugural lo encontramos en la completamente belga Violet, del debutante galardonado en Berlín Bas Devos. Con un estilo totalmente personal basado en el mimo a una fotografía tan hermosa como conscientemente compuesta y llena de significado, Violet sigue el proceso de duelo de un chico de 15 años impactado tras presenciar la muerte de su amigo y compañero de tribu ciclista. Más interesado por el proceso interior de unos personajes que habitan en la cotidianidad que no en el desarrollo de una idea narrativa especialmente sofisticada, Devos se toma su tiempo entre planos largos y silencio para explorar esa idea de pérdida y superación. Quizá como espejo del carácter personal de los belgas, quizá simplemente respondiendo a un marcado gusto profundamente audiovisual del que firma sin temblores esta hora y media escasa de metraje, Violet triunfa en su intento incesante de retar al espectador para encontrar sus propias claves. Un estilo propio que comparte ciertos rasgos, aparte de director de fotografía (Nicolas Karakatsanis), con una corriente bastante reciente de películas flamencas como Lost persons area (Caroline Strubbe), que bien merecen mención aparte. 

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