Dans la cour (Francia, 2014).
Dirección: Pierre Salvadori.
Intérpretes: Catherine Deneuve, Gustave Kervern, Féodor Atkine, Pio Marmaï, Michèle Moretti.
Guión: Pierre Salvadori, David Léotard.
Música original: Grégorie Hetzel, Stephin Merrit.
Fotografía: Gilles Henry.
Montaje: Isabelle Devinck.
Idioma: Francés.
Duración: 97 minutos.
Insomnio emocional
La mayoría de los personajes de En un patio de París (un músico que abandona su profesión para
hacerse portero de un edificio, una mujer jubilada muy comprometida con las
causas difíciles, un exfutbolista lesionado que se dedica a vender bicicletas,
un molesto arquitecto obsesionado con que se cumplan las normas de la
comunidad…) tienen problemas para dormir. Todos ellos han llegado a punto
crítico en sus vidas que les impide descansar, y les mantiene en vela en un
letargo existencial del que no saben cómo salir. Algunos intentan cambiar de
vida, otros mantenerse ocupados, o tenerlo todo controlado… Pero nada sirve. La
conclusión es que son infelices, desconocen el motivo, y por tanto son
incapaces de solucionarlo. Como testigo inmóvil de las desventuras de este
grupo de gente, un edificio al que le salen grietas, metáfora de las
existencias que se resquebrajan. Pero, al mismo tiempo, serán estás fisuras las
que les unan, buscando, inconscientemente, curarse los unos a los otros.
Pierre Salvadori, conocido por sus agradables comedias
románticas como Usted primero (2003)
o Un engaño de lujo (2006), opta en
su última película, presentada en la sección Special de la última Berlinale, por
una historia coral que gira alrededor de ese nuevo portero, Antoine. Su
extravagante y al mismo tiempo reservada forma de ser consigue que los
pintorescos miembros de la comunidad de vecinos en la que empieza a trabajar le
cojan confianza casi inmediatamente, lo cual le traerá alegrías, disgustos,
preocupaciones, y toda una serie de divertidos episodios. El humor de En un patio de París es sencillo,
incluso predecible, pero su cotidianidad dota a la película de un encanto
propio. Acostumbrados a un tipo de comedia francesa de personajes esnobs y en
ocasiones poco empáticos, cuyos problemas resultan lejanos e inconsistentes, resulta
un soplo de aire fresco disfrutar y emocionarse con las circunstancias de unos caracteres
realistas (dentro de su exageración), en los que vemos reflejados muchas
personas a las que podemos conocer, o incluso a nosotros mismos.
El encargado de dar vida al cordial Antoine es el actor,
director y guionista Gustave Kervern, quien le aporta la perfecta languidez y
apatía que le caracteriza, pero, a la vez, hace gala de ese espíritu bonachón
que se gana el corazón de los vecinos. Aunque la relación que más se destaca es
la que mantiene con Catherine Deneuve (estupenda en su neurótico e inseguro
papel), es prácticamente igual o incluso más interesante la que se establece
entre él y otros de los personajes, especialmente el de Pio Marmaï, que encarna
al futbolista lesionado con el Antoine compartirá adicciones, pero también
confidencias y momentos hilarantes.
Sin ofrecer nada especialmente novedoso, En un patio de París es una combinación
de entrañables personajes que trata en clave cómica pero respetuosa cuestiones
profundamente dramáticas. Una película que se centra en el aquí y el ahora,
como si la vida de los personajes empezara y acabara con la presencia de
Antoine. Y en cierto modo, así es, ya que es gracias a él que algunos de ellos
empiezan a ser conscientes de que no son los únicos insomnes dentro de su
propia soledad. Un canto a vivir como cada uno quiera, pero, a la vez, un
lamento hacia aquellos que se limitan a vagar permanentemente sonámbulos. Y es
que a todo el mundo, más tarde o más temprano, le llega
un punto en el que solo hay dos opciones: despertar de golpe, o dormir para
siempre.
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