Mademoiselle C

5/10
Mademoiselle C (Francia, 2013).
Dirección: Fabien Constant.
Música original: The Shoes.
Fotografía: Raphael Laski.
Montaje: Stephanie Drean.
Idiomas: Francés, inglés.
Duración: 93 minutos.


CR

Por Manuel Barrero Iglesias

En El diablo viste de Prada (David Frankel, 2006) Meryl Streep interpretaba a Miranda Priestly, personaje basado en la novela de Lauren Weisberger. La escritora fue ayudante de Anna Wintour, editora jefa de la edición norteamericana de Vogue. Se asume que Weisberger se inspiró en ella para crear a Priestly, mostrando a un personaje despótico y altamente desagradable. Al no ser una biografía directa, parece más sencillo no hacer concesiones a la buena imagen del retratado. Aunque Hollywood es Hollywood, y la película de Frankel no renunciaba a ser compresiva con su protagonista.

Carine Roitfeld fue durante diez años directora de la edición francesa de Vogue. Otra mujer fundamental en el peculiar universo de la moda, quien en 2011 decidió abandonar su puesto en la famosa revista para emprender su propia aventura, con la publicación de CR Fashion Book. Esta película cuenta el proceso que culminó con en lanzamiento del primer número, todo un acontecimiento en el mundillo.

Pero si ya es complicado mostrar aristas espinosas en un biopic camuflado, qué podemos esperar de un documental protagonizado por la misma figura a la que se pretende ensalzar. Pues una sucesión de loas a mayor gloria de la persona retratada. Eso es lo peor -y no es poco- que podemos decir de una película como Mademoiselle C. Eso sí, para los neófitos en la materia resulta muy interesante esta aproximación a una figura de tamaña personalidad. Alguien que ha creado tendencia, saliéndose de cánones establecidos.

Lo más interesante que un observador externo puede encontrar en este film es la perplejidad provocada por un mundo tan frívolo, que a su vez resulta apasionante. Uno se queda atónito ante la vida de gente que parece estar fuera de la realidad hasta límites detestables, pero no puede dejar de aplaudir la concepción que Roitfeld tiene de la moda. Muy cercana al arte, y sin temor a romper estereotipos, la antigua reina del porn chic consigue que la acabemos admirando. Por muy pija que sea.