Que
el cine es una profesión de locos es algo que ya sabemos de sobra. ¿A quién se
le puede ocurrir meterse en una cueva estrechísima para rodar una película de
terror? Obviamente, a un director de cine. Pero claro, para eso necesita unos
cómplices que estén tan locos como él. Y ahí están, cinco actores dispuestos a
sufrir todo tipo de calamidades para hacer realidad la visión del autor. Unimos
aquí las dos entrevistas que hicimos a los miembros del reparto de La cueva.
Por un lado; Xoel Fernández, Eva García-Vacas y Jorge Páez. Por el otro; Marcos
Ortiz y Marta Castellote.
Todos
coinciden en destacar las diferencias entre lo que creían que se iban a
encontrar en el rodaje y lo que luego realmente fue. Marta Castellote recuerda: “Alfredo
nos puso un vídeo en el que se grabó él haciendo trayectos por la cueva para
que nos fuésemos haciendo a la idea. Pero lo que ves en pantalla y lo que es
realmente es no tiene nada que ver”.
Eva García-Vacas, la
otra fémina del reparto, coincide: “Nos
enseñaron unas fotos y pensábamos que la cueva era pequeña y claustrofóbica.
Pero cuando llegamos fue impresionante ver la realidad de donde teníamos que
rodar durante quince días. No se podía estar de pie en ningún sitio de la
cueva. Te dabas con las estalactitas y estalagmitas. Arañazos, sangre…”
Jorge Páez
recuerda así el momento en el que llegó a la cueva por primera vez: “Me quedé mirando a Alfredo y le dije que yo
no cabía por ahí. Me dijo que cabíamos yo, y veinte más como yo. Y tenía toda
la razón. Porque después nos metimos por sitios peores, mucho más estrechos”.
Xoel Fernández
también recuerda con dolor la entrada de las cuevas: “Nos habían puesto una especie de colchoneta para entrar. Y te dabas
con todo, te arañabas y te pegabas con todo. Eso, en una de las entradas. La
otra, era como un sándwich de piedras, con muy poquito espacio. Y ahí sí
recuerdo decir: me niego”.
Marcos Ortiz es
también productor del film, así que sabía mejor a lo que se enfrentaba: “Bueno, no tendría yo tan clara esa
respuesta. Pero bueno, más o menos sí lo sabía”.
Él
es el protagonista de la secuencia más espectacular de todo el film, en la que
su personaje se lanza al agua para tratar de encontrar una salida a la cueva.
Pero si todo el rodaje fue difícil, esa secuencia…”horrible no es la palabra adecuada. Teníamos que rodar por la noche y
además teníamos que ir en barco a esa localización porque no se podía llegar
por tierra. Fuimos cuatro o cinco veces cada noche, y no rodábamos nunca por el
mal tiempo. Pero se nos acababa el tiempo de rodaje, el equipo tenía que
volver. Recuerdo que Juan Gordon, el productor de Morena Films le dijo a
Alfredo: o venís con esa secuencia, o no vengáis. Y no hubo más remedio que hacerla.
Además, era Navidad, y el agua era como cuchillos. Yo tenía a dos tipos que me
sujetaban, porque ellos iban con traje de neopreno y yo en calzoncillos.
Llegaba un momento en el que el cuerpo no respondía. Recuerdo que para subir al
final me ataron con una cuerda porque no podía. De hecho pasé hipotermia. Lo
pasé muy mal. ¿Mereció la pena? Sí. ¿Inconscientes? También”.
Esa
secuencia es una novedad respecto a la primera versión del film, que se estrenó
en Sitges en 2012. Ahí entró Morena Films que facilitó los medios para rodar
nuevo material con la idea de mejorar el resultado final. Marcos nos habla de
la intención de esta secuencia en concreto: “Se
le ocurrió al director o al productor, por poner algo diferente. De alguna
forma, para sacar al espectador de tanto pasilla y tanta cueva. Y la verdad es que
al final quedó muy bien, eso lo puedo decir con la cabeza alta”.
Marta
habla con admiración del resultado del nuevo film: "Me sorprendió mucho el
cambio de la primera versión a la actual. La película es la misma, pero más
cinematográfica. Más para que pueda llegar”.
Pero
qué piensa un actor cuándo le dicen que debe volver a un rodaje de esas características.
Xoel nos cuenta: “Lo primero que pensé fue que había
oportunidad, que habíamos llamado la atención. Recuerdo que nos miramos todos y
dijimos: ¡Adelante! Había interés por gente importante de la industria en
convertir esto en lo que es a día de hoy”. Y eso a pesar de afirmar que: “Yo físicamente soy muy delicado. No me
gusta arañarme, ni despeinarme. Esto ha sido terapia de choque. A veces Alfredo
me pedía unas cosas…En los momentos que llevo la cámara, me pedía que la
llevara con la misma velocidad que él. Le dije que el cine va de que parezca
verdad lo que no es verdad. Entonces se levantó la camiseta y me enseñó la
espalada completamente destrozada. Así que no había otra posibilidad, había que
dar el 500% para que fuera creíble”. De hecho, no duda: “Si ahora nos dicen que va a haber La cueva
2, vamos encantados de la vida”.
Jorge
añade: “Como si me dicen que la vamos a rodar en el espacio, yo voy de cabeza”.
Y es que a pesar de la dureza, también hubo cosas gratificantes: “Lo pasamos
muy bien. Hicimos mucha piña todo el grupo, y en ese aspecto me apetecía volver a verlos".
Aunque Eva puntualiza: "Si te pones a pensar en las heridas, los dolores, el agobio de las humedades...Si no lo piensas, estupendamente. Pero como lo pienses, un poquito de pereza da".
Aunque es normal que para ella fuera más duro que para el resto: "Yo tuve que mentir en el casting, y decir que todo muy bien. Pero soy hipocondriaca, tengo claustrofobia, panic attacks...Cuando llegué allí tuve que rehacer mi mente y resetear para que no pasara todo aquello que me pasaba".
Pero todos corrieron sus riesgos. Jorge reconoce que no hubo accidentes graves, pero: "Pudo haberlos, más de lo que podemos admitir a prensa. Pero no pasó nada al final. Alguna hipotermia, y alguna de las heridas que os he enseñado". (previamente nos mostró fotos en las que se veían las heridas del director o algún actor).
Y es que cabeza y espalda fueron partes del cuerpo que sufrieron mucho durante el rodaje. Según Xoel: "El grado de dolor era proporcional al grado de confianza que vas desarrollando en la cueva".
Marta recuerda la dureza de los inicios: "El segundo día me metí en la cama hecha polvo. Y al día siguiente otra vez, y ya no podía más".
Marcos también habla del desgaste psicológico: "Faltaban veinte días de rodaje y ya estabas reventado física y psíquicamente. Hay mucha tensión en la película, y a veces te llevas el personaje a casa".
Aunque al final parece que el cuerpo se acostumbra a cualquier cosa. Así lo explicaba Xoel: "Lo difícil era la adaptación. Una vez que te adaptabas a ese medio tan inhóspito, el trabajo como actor era fantástico".
Marta ahonda en esta cuestión: "A la hora de interpretar, a nuestro favor estaba que de verdad estábamos ahí dentro, y que estábamos hechos polvo".
Marcos apostilla: "De alguna forma tomas el malestar de la cueva y el cansancio, incorporándolo al personaje".
También Jorge recuerda aquel proceso: "Después de la adaptación, viene el cansancio. Una vez llevabas cinco o seis días rodando, ya tenías agujetas en todas las partes de tu cuerpo, hasta en las que no sabías que existían. Recuerdo que tenía al final las rodillas machacadísimas".
Si les preguntamos por lo más sencillo del rodaje lo primero que pensamos es en la parte anterior a la cueva. Aunque Jorge enseguida recapacita: "Ni siquiera, porque al principio hay un trozo que caminamos por un acantilado al que subíamos un par de veces todos los días. Dos horas andando con las mochilas...".
Marta recuerda cuando tuvo que meterse en el agua: "Lo pasé fatal. Era marzo y en alta mar. Había una roca donde podíamos salir para volvernos a meter, pero en una de esas se me durmió el cuerpo y no respondía. Tuvimos que parar. Fácil no hubo nada, igual cuando vamos entrando en la cueva y estamos de risas".
Aunque Marcos no está de acuerdo (y Marta acaba dándole la razón): "Por mi parte no hubo nada fácil. Cuando empezamos a rodar dentro de la cueva no funcionaba nada de lo que decíamos o hacíamos".
Eva lo define muy gráficamente: "Lo más fácil era llegar a casa, cenar, y acostarte".
Indagando más en el trabajo de interpretación nos interesaba saber cómo se creó esa complicidad que se ve desde el inicio. para Xoel: "Para nosotros esa primera parte iba muy de la mano con lo que estábamos viviendo a la hora de irnos a Formentera. El rodaje empieza ya en la estación de Atocha, y ahí ya grabamos planos. Íbamos de mochileros por las calles de Madrid, con el vestuario de los personajes, y viviendo una cosa muy parecida. Lo que hicimos fue tirar de la máxima frescura posible".
Y Jorge no se olvida del tiempo compartido fuera del rodaje: "Cuando terminábamos de rodar, estábamos todos de dentro de la misma casa. Aquello era una especie de Gran Hermano, todo el rato juntos y de coña. Ya de forma más relajada desarrollábamos un poco más nuestra relación, para que luego estuviera en la película".
Marta nos habla del proceso de creación de los personajes: "Alfredo insistió mucho en el tema de no querer ensayar mucho. Hicimos un par de lecturas, y luego todo fue más en la cueva".
Marcos recuerda: "Lo que sí dijo Alfredo es que cada uno de los actores hiciera suyo el texto para ser lo más real posible. Imrpovisación real no hubo, todo estaba bien medido. Es cierto que de repente vas allí y no funciona alguna cosa. Pero siempre ensayábamos miles de veces antes de rodar".
El actor/productor sigue hablando de su personaje: "Intentas no juzgar. Sobre todo, meterte en situación y creértelo. Yo tuve bastante tiempo para prepararlo, porque estuve en el proyecto desde el principio. Pude hacerme una idea de lo que quería y hablarlo con Alfredo. Y trabajas desde la verdad, porque eso Alfredo lo tenía muy claro., Quería que todo fuese muy real".
Jorge también destaca el trabajo del director: "Ser consciente todo el rato de que estás contando una historia que debe tener lógica narrativa. Confiar en lo que te dice Alfredo, que tiene siempre las cosas muy claras. Eso para el actor es básico. Y confiando en los compañeros, en lo que tú le das a ellos, y ellos a ti. Y, por supuesto, en el protagonista de la película, que es el entorno. En este caso, la cueva y la atmósfera que crea".
Para Marta fue importante ponerse en situación: "Al principio hablamos mucho de qué harías en una situación así". Para ella fu básico el rodar cronológicamente, algo en lo que coinciden Xoel y Marcos. Los tres destacan la facilidad que supone para el actor filmar de esta manera.
Como no puede ser de otra forma, el trabajo duro también da sus satisfacciones. La misma Marta comenta: "He disfrutado muchísimo, porque al ser foun footage todo estaba enfocado a la interpretación. No era como otras películas que es todo mucho más técnico. Lo que regía era si eso era o no real. Si no lo era, tenías todas las tomas que necesitaras. Y eso es una pasada".
Y Jorge Páez se sintió afortunado desde el primer instante: "Sentirme muy privilegiado por hacer esta película en concreto. Porque no creo que mucha gente vaya a hacer esto, ni mucho menos. Me siento muy orgulloso, porque lo hemos dado todo. Nos lo hemos currado mucho, y creo que a la gente le está gustando, que es lo importante. Al final hacemos esto para que la gente vaya al cine y disfrute".
No hay comentarios:
Publicar un comentario