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jueves, 29 de mayo de 2014

Big Bad Wolves

8/10
Big Bad Wolves (Israel, 2013)
Dirección y guión: Aharon Keshales, Navot Papushado. 
Intérpretes: Lior Ashkenazi, Tzachi Grad, Rotem Keinan, Dov Glickman, Menashe Noy, Dvir Benedek.
Música original: Haim Frank Ilfman. 
Fotografía: Giora Bejach. 
Montaje: Asaf Korman.
Idiomas: Hbreo, árabe.
Duración: 110 minutos.



Lobo come lobo

Por Miguel Montañés

Más allá de los gustos personales de Quentin Tarantino (Big Bad Wolves ha sido promocionada como la película favorita del director americano en 2013), a él le debemos con sus declaraciones que Aharon Keshales y Navot Papushado hayan podido llegar hasta nosotros con su segunda película. Y que nosotros hayamos podido llegar hasta ella, que es de lo que se trata. Recompensada en Sitges con los galardones a la mejor dirección y mejor banda sonora, esto no resulta demasiado significativo (ya se sabe cómo es a veces lo de los premios), pero es de justicia reconocer que esta vez el jurado no pudo tomar una decisión más acertada.

Una niña desaparece (espléndida secuencia inicial) y el único sospechoso es un apocado profesor de estudios religiosos. Micki, uno de los policías encargados del caso, está convencido de la culpabilidad del profesor, pero muy a su pesar se ve obligado a dejarle ir. Órdenes son órdenes. Los dudosos métodos que utiliza para hacer hablar al supuesto raptor han sido grabados por alguien que pasaba por allí y el vídeo subido a YouTube. Es entonces cuando aparece el cadáver de la niña con evidentes muestras de violación. Y el padre de la criatura. Ése también aparece. Un tipo que hará todo lo posible todo significa todo con tal de dar con el responsable de la muerte de su hija y hacérselo pagar. Empieza el show.  


Hay quien verá en Big Bad Wolves un mero ejercicio de estilo. Un artefacto plagado de violencia explícita que en realidad no aporta nada. Violencia gratuita, la llaman. Habrá quien diga que la película empieza bien, pero luego se sumerge en un exabrupto vacío de contenido y deja de lado la investigación en sí para centrarse en lo que ocurre en ese sótano en el que convergen el presunto violador y asesino, el poli, el padre y algún otro personaje invitado. Los que piensen eso no habrán entendido de qué va la cosa. No serán capaces de disfrutar con la minuciosa mezcla entre thriller, comedia negrísima y ciertos toques de terror que han conseguido crear Keshales y Papushado. No sentirán esa necesidad de mantener los ojos fijos en la pantalla en todo momento (y hay ocasiones en las que las imágenes invitan a hacer todo lo contrario). Tampoco valorarán lo complicado que resulta lanzarse a rodar una historia de estas características con esa valentía y esa falta de complejos. Los que piensen eso, en definitiva, se habrán perdido una cinta notable. 




Estrenos España: 23 mayo 2014

Llega la ganadora del Oso de Oro en Berlín 2013. El cine rumano nos sigue dando grandes películas, y ahora es Calin Peter Netzer el que nos trae esta Madre e hijo. Un drama inquietante y que nos regala una interpretación memorable de Luminita Gheorghiu. La actriz interpreta a una arquitecta que trata de evitar la prisión para su hijo, responsable de la muerte de un niño al que atropelló.
Otro de los estrenos destacados de la semana es la israelí Big Bad Wolves. Un thriller que ganó en el pasado Festival de Sitges los premios a mejor dirección y banda sonora. Y cuya carta de presentación es ser nombrada por Tarantino como su película favorita del año pasado.

Después de treinta años sin dirigir, Gonzalo García Pelayo vuelve a la acción con Alegrías de Cádiz, otra muestra de la peculiar forma de entender el cine que tiene el director. El otro estreno español de la semana es el documental Las tres vidas de Pedro Berruezo, documental sobre esta figura que se dedicó a la música y la ecología. 

Precisamente documentales son los dos estrenos estadounidenses de la semana. En Donald Rumsfeld, certezas desconocidas Errol Morris trata de desentrañar lo que se esconde en la cabeza del antiguo secretario de defensa norteamericano. también se estrena el ganador al Oscar al mejor largometraje documental, A 20 pasos de la fama. Un homenaje a las coristas que han acompañado a grandes artistas en las giras.

También dos estrenos británicos llegan a nuestras pantallas. Jude Law es el protagonista absoluto de Dom Hemingway, en la que interpreta a un canalla carismático que trata de recuperar su vida tras años en prisión. Y Jason Statham es el protagonista absoluto de Redención, dando vida a ex soldado atormentado por su pasado

Desde Italia viene de Viva la libertà, film político protagonizado por Toni Servillo. Y de producción francesa es Grace de Mónaco, biopic en el que Nicole Kidman interpreta a la famosa princesa.

lunes, 26 de mayo de 2014

Taquilla España: 16-18 mayo 2014

Y en su décima semana, Ocho apellidos vascos cedió su primer puesto. Ha sido Godzilla quien ha conseguido desbancar al film español, aunque sus cifras han sido bastantes discretas, sin llegar al millón de euros. Solo un estreno más logra colarse en el Top Ten, la española Por un puñado de besos, que debuta en décimo lugar con cien mil euros.

En cuanto a las veteranas, Malditos vecinos ha superado el millón y The Amazing Spider-Man 2 rebasa los seis.


jueves, 22 de mayo de 2014

Amor en su punto

4/10
The Food Guide to Love (España-Irlanda, 2013).
Dirección: Dominic Harari, Teresa de Pelegrí.
Intérpretes: Richard Coyle, Leonor Watling, Ciara Bailey, Michelle Beamish, Lorcan Cranitch, Simon Delaney.
Guión: Dominic Harari, Teresa de Pelegrí. Eugene O'Brien.
Música original: Ray Harman.
Fotografia: Andre Rebés.
Montaje: Irene Blecua.
Idioma: Inglés.
Duración: 87 minutos.


Cuando falla el ingrediente principal

Por Manuel Barrero Iglesias

Teresa de Pelegrí y Dominic Harari llevan trabajando juntos desde que allá por finales de los noventa empezaron a cobrar notoriedad gracias a sus guiones para Joaquín Oristrell. Dieron al salto a la dirección con Seres queridos (2004) y una década más tarde vuelven con la que es su segunda película. Su trabajo siempre se ha caracterizado por buscar el tono elegante en la comedia, en esa línea que representan gente como el mismo Oristrell o Fernando Colomo. Esta pareja hispano-británica siempre ha huido del mal gusto, tratando de imprimir sofisticación a sus tramas y personajes.

En Amor en su punto recurren a dos ingredientes que suelen resultar atractivos para el público: el choque cultural (ya presente en su anterior obra) y la cocina. El elemento culinario no aporta demasiado, ilustrando la historia de amor con metáforas bastante evidentes. Al menos, el tema no resulta cansino y está integrado con buen gusto dentro de la trama.

Una trama que pretende desmarcarse de las comedias románticas al uso para darle un aire más maduro a su enfoque. La relación entre ambos queda marcada por la diferencia entre personalidades, una barrera que la química no siempre consigue derribar. Es loable ese intento por quitar fantasía a la relación de pareja, pero este cuidado contrasta con el excesivo esquematismo de sus personajes. Ahí es donde Amor en su punto flaquea hasta vulgarizarse del todo.


El encanto de Richard Coyle y Leonor Watling ayuda a sobrellevar mejor la planicie de sus roles, pero la limitación que impone el guión supone un abismo insuperable. Tampoco ayudan unos secundarios con esos mismos defectos. Recurriendo a símiles culinarios, el film es como si acompañas una comida insípida con un vino excelente. Está muy bien beber calidad, pero si lo que verdaderamente importante no sabe a nada, la sensación final será insatisfactoria.


miércoles, 21 de mayo de 2014

Estrenos España: 16 mayo 2014

Esta semana destacamos un estreno español. La ópera prima de Carlos Marqués-Marcet se convierte en un brillante análisis de las relaciones de pareja, y cómo las distancias afectan a las mismas. Protagonizada por Natalia Tena y David Verdaguer, 10.000 km fue la justa triunfadora en el pasado Festival de Málaga (entre ellos, los de mejor película, actor y actriz).
Otras dos novedades nacionales nos trae la cartelera. David Menkes abandona a su habitual Alfonso Albacete por primera vez desde que empezaron sus carreras. Su primer largometraje en solitario se llama Por un puñado de besos, un drama romántico protagonizado por Ana de Armas y Martiño Rivas. El documental tiene su sitio con Antonio Vega. Tu voz entre otras mil, un retrato íntimo del fallecido cantante. 

El blockbuster de la semana es Godzilla, nueva versión del clásico dirigida por Gareth Edwards (Monsters). Y también tenemos la fortuna de ver en plataformas VOD lo nuevo de Abel Ferrara. Welcome to New York acaba de pasar por Cannes, y promete -como siempre- opiniones encontradas.

La ciudad newyorquina también se encuentra en el título -al menos en la libre traducción española- de Casse-tête chinois. Nueva vida en Nueva York es la tercera entrega de la trilogía comenzada con Un casa de locos y continuada por Las muñecas rusas. También de producción francesa es Maniac, remake de un thriller setentero, ahora con Elijah Wood como malrollista protagonista. Atractiva propuesta con guión de Alexandre Aja y algunos hallazgos visuales.

Muy recomendable también la cinta de animación coreana The Fake. Yeung Sang-ho (The King of Pigs) consiguió el premio a la mejor película de animación el pasado Sitges con un duro relato sobre la naturaleza humana.

Acabamos con Astral City, film brasileño de ciencia-ficción que nos muestra el mundo que aguarda después de la muerte.


Taquilla España: 9-11 mayo 2014

Sigue Ocho apellidos vascos en primer lugar, aunque ya reduciendo a la mitad sus ingresos respecto a la semana anterior. En total, supera ya los 58 millones.

El estreno que entra con más fuerza es Malditos vecinos, en segundo lugar. Al tercero llega Violetta: la emoción de un concierto, aupada por el fenómeno fan, logrando más de medio millón. La otra novedad que se cuela en el Top Ten es el thriller 3 días para matar, en quinto lugar.

En cuanto a las veteranas, Divergente logra superar la barrera de los dos millones y Carmina y Amén. la del millón (ambas en su segunda semana). Rio 2 se va más allá de los siete, Pompeya rebasa el par, y El gran hotel Budapest logra más de cuatro.

Documenta Madrid 2014: El documental de género

Por Manuel Barrero Iglesias

Se lleva muchos años discutiendo acerca de los límites -cada vez más difusos- entre ficción y documental. De hecho, muchos prefieren usar el término no ficción para referirse a ese cine que se supone trabaja sobre la realidad. Como decimos, los límites son cada vez menos claros. Toda realidad tiene algo de ficción, y toda ficción tiene algo de realidad.

En los últimos tiempos, ese cajón de sastre con el que se etiqueta al cine documental experimenta una transformación en la que los códigos del cine de género están cada vez más presentes. Recordemos esa primera mitad de Searching for Sugar Man (Malik Bendjelloul, 2012), construida como todo un thriller a lo Zodiac (David Fincher, 2007). Y a ese género recurre también Nadav Schirman en The Green Prince, la historia del hijo de uno de los lideres de Hamás que trabajó durante años como espía para Israel. Lo potente del relato se encuentra en la relación establecida entre el espía y su supervisor. Una lealtad mutua que se contrapone a ese entorno lleno de odio y violencia. Pero hasta llegar ahí, el director se empeña en dar importancia a una intriga que construye con infinita torpeza. Recursos como la música omnipresente o las secuencias de recreación remiten al cine de espías de segunda o tercera fila. No hay ninguna sutileza en el desarrollo de una trama que abusa del efectismo barato para crear tensión.



Two Raging Grannies es a la vez comedia y road movie. Dos ancianas deciden indagar sobre los motivos que nos han llevado a la actual situación de crisis, en un viaje que las lleva de Seattle hasta Wall Street. También hay construcción en este film, pero de manera menos manipuladora. El director propicia situaciones de continua interacción entre las protagonistas, de cuyos caracteres antagónicos surgen los momentos más hilarantes. Estamos ante la típica relación de un buddy film; eso sí, sustituyan dos hombres de mediana edad por dos mujeres mayores. Y dentro de la aparente ligereza de su tono se esconden un buen puñado de reflexiones valiosas. Tanto en la forma de afrontar la proximidad de la muerte, como en la manera que la sociedad se enfrenta a las injusticias del mundo.


Thriller, comedia... y ciencia-ficción. Bugarach se mete en terrenos poco frecuentados por el documental, y se nos presenta como una película sobre el fin del mundo. Un pequeño pueblo francés se anuncia como el único lugar del planeta que sobrevivirá al apocalipsis profetizado por los mayas. Aquí la manipulación de los directores -que está presente a la hora de propiciar encuentros- es menos visible aún. Su labor es la de estar durante meses observando a la gente -tanto autóctona, como visitante- para luego contar algunas de las historias que allí transcurren. Es decir, su objetivo no está delimitado antes del proyecto, sino que surge con el trabajo de campo. En este sentido, su obra conserva un bonito componente aleatorio, alejado del férreo control que hay en The Green Prince. Y en estas pequeñas historias de personajes tan variopintos, volvemos a observar unas cuantas reflexiones sobre la naturaleza humana. Aunque los autores parecen decantarse por mostrar el absurdo en todo su esplendor.

martes, 20 de mayo de 2014

Aprendiz de gigoló

5/10
Fading Gigolo (Estados Unidos, 2013).
Dirección y guión: John Turturro.
Intérpretes: John Turturro, Woody Allen, Vanessa Paradis, Liev Schreiber, Sharon Stone, Sofía Vergara.
Música original: Abraham Laboriel, Bill Maxwell.
Fotografía: Marco Pontecorvo.
Montaje: Simona Paggi.
Idioma: Inglés.
Duración: 90 minutos.


Aprendiz de Allen

Por Manuel Barrero Iglesias

Hace tres décadas Woody Allen encarnó a Danny Rose, un entusiasta representante de artistas de poca monta. El creador neoyorquino -como tantas otras veces- dirige, escribe y protagoniza un film de apariencia ligera, pero de innegable poso amargo. Su trayectoria como actor es bastante peculiar. Esa faceta interpretativa es una herramienta más dentro de su universo autorial, estando su presencia asociada a un tipo muy específico de humor. Por eso, que otro director escoja a Allen como protagonista ya incita a preconcebir el film como una comedia alleniana. Aún era pronto cuando protagonizó La tapadera (Martin Ritt, 1976), y desde entonces sólo Jean-Luc Godard se ha atrevido a utilizarlo fuera de su etiqueta. La excepción.

En Aprendiz de gigoló lo tenemos dentro de una comedia neoyorquina, con gran importancia de la comunidad judía, y en la que prolonga su papel de Broadway Danny Rose. Es inevitable pensar que vamos a ver un sucedáneo de Allen, más aún cuando sabemos que el propio Woody asesoró a John Turturro durante la construcción del guión. Y, efectivamente, en el primer tramo Allen se apodera del film. Tanto el punto de partida disparatado, como sus chascarrillos típicos, nos llevan hacia ese terreno que tan bien conocemos.

Pero entonces aparece el personaje de Vanessa Paradis, y Turturro toma las riendas. La aproximación que hace a la comunidad judía difiere de la distancia irónica que siempre ha tomado Allen respecto a sus orígenes. El film trata de indagar algo más adentro, para terminar dando voz a una de esas mujeres que se ven atrapadas por el peso de la ortodoxia más inflexible. El director siempre mantiene un difícil equilibrio entre la crítica y el respeto, ejecutando un delicado ejercicio de análisis de la naturaleza humana.

Turturro prescinde del cinismo para inclinar su historia hacia lo sentimental. El meollo está en esa relación entre el gigoló y la judía, en esa búsqueda de afecto. Un acercamiento que se produce en medio de dos entornos en los que no acaban de encajar. Uno, por su excesiva frivolidad. El otro, por su excesiva rigidez. En el punto intermedio se encuentran dos personajes que buscan la felicidad en la sencillez. 







martes, 13 de mayo de 2014

Atlántida Film Fest: The Selfish Giant

6/10
The Selfish Giant (Reino Unido, 2013).
Dirección y guión: Clio Barnard.
Intérpretes: Conner Chapman, Shaun Thomas, Ralph Ineson, Ian Burfield, Everal Walsh.
Música original: Harry Escott.
Fotografía: Mike Eley.
Montaje: Nick Fenton.
Idioma: Inglés.
Duración: 91 minutos.



Los niños de la chatarra

Por Jorge Marugán 

Uno de los nombres que empiezan a sonar con fuerza en la cinematografía británica es el de Clio Barnard. Lo hace con tan sólo dos largometrajes, siendo el que nos ocupa el segundo de ellos y el primero puramente de ficción, tras el aclamado documental The Arbor. Precisamente Arbor es el nombre del singular protagonista de The Selfish Giant, un niño de trece años con hiperactividad diagnosticada, residente en un barrio marginal inglés junto a su madre y su conflictivo hermano, sin ganas de estudiar y con un único amigo, Swifty. 

Se trata, por tanto, de una nueva muestra de cine social inglés. Barnard se une al grupo de cineastas que, con Ken Loach a la cabeza, no han dejado de mostrar esa cara de la sociedad a la que el Estado es incapaz de dar respuestas. Arbor y Swifty no las encuentran ni en casa ni en la escuela, por lo que terminan llenando su vacío trabajando ilegalmente para un chatarrero.

Centrar la mirada en la adolescencia es algo que ya habían hecho Ramsey (Ratcatcher), Arnold (Fish Tank) o Loach (Sweet Sixteen y sobre todo Kes, la película con la que quizás esté más relacionada), pero esta película contiene suficientes elementos que le dan carácter y personalidad. Empezando por el título, en el que se hace referencia a un famoso relato breve de Oscar Wilde. Como ya hiciera Robert Guédiguian con un poema de Victor Hugo en Las nieves del Kilimanjaro, Barnard actualiza libremente un texto del siglo XIX. Tal vez no sea casual que los cineastas echen la mirada más de un siglo atrás ahora que se están perdiendo gran parte de los derechos sociales conseguidos a lo largo del siglo XX. Sea esa la razón o no, lo cierto es que de tan libre que es esta versión (considero que es más acertado hablar de inspiración), nadie se hubiera dado cuenta de ese origen literario de no estar escrito en el título, puesto que prácticamente nada hay de aquel relato en esta película –sí, hay analogías y  queda alguna metáfora, pero ni el argumento ni la esencia tienen casi nada en común-. De hecho es mucho más lógico acordarse de Dickens que de Wilde. 

La película, contada desde los ojos de Arbor, es más una exposición hiperrealista que una crítica expresa. La directora muestra los hechos y se apoya en cualquier elemento del entorno para contextualizar su historia (el uso del sonido ambiental, los escasos verdes pastos invadidos por la actividad industrial, etc). Un hiperrealismo en el que, sin embargo, también hay cabida para la poesía. Barnard introduce ciertos planos fijos de gran belleza que le sirven para templar el ritmo pero también para sugerir el fatal desenlace. Es destacado el ritmo narrativo que ha pretendido lograr Barnard, quien alterna esos planos reposados entre escenas de montaje frenético (con el que se resalta la hiperactividad de Arbor) en post de una cadencia tan personal como bien medida, todo está armonizado como la disparidad entre la personalidad de los dos amigos –uno nervioso, transgresor, el otro tranquilo, bonachón- que les lleva a ser prácticamente inseparables. Al fin y al cabo es en el dibujo de sus dos protagonistas donde la película encuentra su principal punto de interés, por lo que es lógico que el ritmo esté marcado por ese contraste. Sin embargo, la duración de los encuadres más poéticos pueda resultar algo excesiva.  


Aunque sin la contundencia de otros filmes recientes como Redención (Tyranossaur) de Paddy Considine, el final de este The Selfish Giant también consigue impactar en el espectador y dejarle cierto poso. 

Estrenos España: 9 mayo 2014

Nada menos que quince estrenos tenemos esta semana en nuestras carteleras. Queremos destacar Wrong Cops, film del francés Quentin Dupieux (Rubber). Retrato de un grupo de policías bastante peculiar, a través del característico humor surrealista del director. Conocido en su faceta musical como Mr. Oizo, el artista se encarga del guión, música, fotografía y montaje de la película. 
Otra de las películas destacadas de la semana es Snowpiercer, del coreano Bong Joon-ho (Memores of Murder, The Host). El film adapta una novela gráfica francesa de ciencia-ficción que presenta un futuro con un planeta congelado. Los únicos supervivientes viven en un tren en continuo movimiento. Allí se reproduce un mundo diferenciado entre ricos y pobres.

Cuatro estrenos con sabor americano. La comedia gamberra llega con Malditos vecinos, protagonizada por Seth Rogen y Rose Byrne, una pareja que acaba de tener un bebé y que se mudan al lado de unos estudiantes descontrolados. Acción de la mano de McG con 3 días para matar, en la que Kevin Costner encarna a un agente secreto ante su última misión. Cine independiente con En un lugar sin ley, ambientada en los años 70 y protagonizada por un fugitivo que planea reunirse con su esposa y su hija. Y en coproducción con España, Emilio Aragón dirige Una noche en el viejo México. Protagonizada por el veterano Robert Duvall, quien obligado a abandonar su rancho decide viajar a México, junto a su recién conocido nieto.

De producción española tenemos tres películas pequeñas. Las aventuras de Lily Ojos de Gato, dirigida por Yonay Boix, uno de los responsables de Amanecidos. Mientras, ramón Salazar consigue estrenar 10.000 noche en ninguna parte, que incluso consiguió la nominación al Goya a la mejor actriz de reparto para Susi Sánchez. Y En Apatía: Secuelas del odio, película con tintes religiosos.

Coproducción española junto a Irlanda es Amor en su punto, en la que un irlandés se enamora de una española interpretada por Leonor Watling. Él es un escritor gastronómico famoso que vive en Dublín y ella aficionada a las causas perdidas. Británica es The Machine, propuesta de ciencia-ficción con Inglaterra en Guerra Fría contra China, y la creación de un supersoldado cibernético. 

Otras dos películas francesas. Valeria Bruni Tesdechi dirige Un castillo en Italia, presente en la sección oficial de Cannes 2013. Y Emmanuelle Béart protagoniza Los ojos amarillos de los cocodrilos.

Desde Alemania nos llega la película romántica Mi último día sin ti. Y desde Argentina, Violetta. La emoción de un concierto, documental protagonizado por la estrella juvenil




lunes, 12 de mayo de 2014

Taquilla España: 2-4 mayo 2014

Octava semana en la que Ocho apellidos vascos lidera la taquilla española, con unas cifras globales muy cercanas a los cincuenta millones. En esta ocasión, ha sido Divergente el blockbuster derrotado, con un primer fin de semana de 0'78 millones. Los otros dos estrenos que entran en el Top Ten son Carmina y amén. y Aprendiz de gigoló, en sexto y séptimo lugar.


viernes, 9 de mayo de 2014

Documenta Madrid 2014: Nepal Forever

Nepal foreva (Aliona Polunina. Rusia, 2013)


Por Román Puerta Ardura

La historia de estos dos dirigentes del partido comunista de San Petersburgo que nos cuenta Alina Polunina en clave de comedia documental es, ante los espectadores occidentales, un juego, a ratos infantil, a ratos cercano a lo burlesco. Para ojos de cierta población rusa que añora el pasado comunista ,el relato de estos dos convencidos de su pasado reciente, y cuya vuelta supondría un hipotético regreso del esplendor ruso, puede resultar hasta atractivo.

Este documental nos presta una máscara para ver una realidad superada por la realidad política mundial. Los personajes son desdibujados por la directora hasta el límite del ridículo pero sin dejar de tener una mirada comprensiva y cariñosa hacia ellos.

El comunismo, en Rusia, o en Nepal, se ha transformado, al igual que cualquier práctica política en el mundo, hasta extremos que desdibujan cualquier coherencia personal en su desarrollo. Y estos dos patéticos personajes que nos presenta Alina Populina y, que tenemos que recordar son reales, son la representación de un mundo donde han desaparecido referentes ideológicos y políticos.

Así este documental resulta gracioso en su planteamiento por el infantilismo de sus protagonistas, pero alcanza un cierto tono de enquistamiento en el desarrollo de la historia que se alarga innecesariamente en redundancias, repeticiones y desviaciones de la trama principal.

La profunda preocupación de los dirigentes rusos por el devenir del comunismo en el vecino Nepal, se torna en cómica, casi esperpéntica. No llegamos a entender que puedan seguir existiendo estos “miembros del Consejo de la Ciudad de San Petersburgo” y que se crean realmente lo que están haciendo. Pero la directora toma bien el pulso a la historia porque ella misma se toma a broma la misma.

Esos encuentros con los maoístas y con los marxistas leninistas nepalíes me recuerdan, en algo, al patetismo de los personajes de The Act of Killing. Personas que se creen realmente lo que han hecho, lo que piensan, lo que pretenden para el futuro pero que a la vista de una cierta parte de la humanidad parecen personajes de un tebeo o de un cómic, clowns de una realidad superada en el mundo hiperdesarrollado de occidente o del sudeste asiático.

Populina se mete en la piel de estos dirigentes preocupados por el futuro del legado de Lenin y nos transmite ese patetismo con varios episodios realmente hilarantes, como la visita a la embajada de Corea para dar las condolencias (a todo el que pasa por delante) por la muerte del máximo dirigente de ese país (sin desperdicio cada una de las escenas dentro del recinto diplomático), las entrevistas con los presidentes de los 2 partidos comunistas nepalíes enfrentados no sé sabe muy bien por qué o el mítin espontáneo de uno de ellos por las calles nepalíes vociferando la unión de todos los trabajadores del mundo e intentando que el conductor del rickshaw se suba al carromato como cliente, pero comete algún error grave en el control del tiempo narrativo que perjudica la comprensión de dónde estamos en cada momento.


Así podemos llegar a considerar, finalmente, Nepal forever como una parodia de una realidad y unos personajes que, sacados de un rincón del mundo donde se están “cociendo” en la actualidad muchos futuros, demuestran su comunismo confundiendo el legado de Lenin con la realidad inescrutable de Putin o criticando a su antiguo dirigente Ziugánov, reivindicando un legado de izquierdas. Estos dos dirigentes son representantes de un pasado reciente pero que parecen salir de la prehistoria política histórica. Hasta sus propios compatriotas les echarán en cara su patético mitin en la plaza repartiendo condecoraciones robadas. Pero lo que no se les puede echar en cara es su intensa capacidad de ser fieles a sus propios ideales ni a la directora el representarlos tal como son, una reliquia del pasado. Pero ya sabemos por la experiencia histórica que las reliquias se pueden convertir de la noche a la mañana en modernidad vintage. 

Atlántida Film Fest: L'étrange couleur des larmes de ton corps

8/10
L'étrange couleur des larmes de ton corps (Bélgica-Francia-Luxemburgo, 2013).
Dirección y guiónHélène Cattet, Bruno Forzani.
Intérpretes: Klaus Tange, Ursula Bedena, Joe Koener, Birgit Yew, Hans de Munter.
Fotografia: Manuel Dacosse.
Montaje: Berbard Beets.
Idioma: Francés, danés, flamenco.
Duración: 102 minutos


Carne y metal

Por Manuel Barrero Iglesias


En más de una ocasión hemos hablado de la dificultad cada vez mayor que tienen los cineastas para ofrecernos obras con personalidad propia. Algo que resulta mucho más evidente en un género como el cine de terror, que se dedica a masacrar sin pudor los modelos que han tenido éxito. Pero no todo está perdido, de vez en cuando surge gente que intenta estimular nuestra mente con filmes que tratan ir más allá de la mera repetición de esquemas vistos una y otra vez.

La irrupción de Hélène Cattet y Bruno Forzani en 2009 supuso un verdadero soplo de aire fresco dentro de la anquilosada tendencia del género. Es cierto que los directores franceses parten también de modelos evidentes, pero lo que diferencia su cine es ese proceso de la relectura y posterior reinterpetación de los clásicos, en lugar de limitarse a plagiar. Tomando el giallo como punto de partida, los autores son capaces de crear su propio universo. Una autoría presente ya desde su primer cortometraje (Chambre jaune, 2002) y que eclosionó con Amer, una ópera prima rompedora.

L'étrange couleur des larmes de ton corps supone otro paso en la obra de unos autores que pretenden llevar el terror hacia su lado más sensorial. Aunque en este trabajo el hilo argumental es algo más visible, sigue ocupando un papel secundario en el relato. La película se construye a través de sus imágenes y sus sonidos. Especial relevancia tiene este aspecto, con el que los directores juegan continuamente para crear desconcierto en un espectador que se siente incómodo y violentado.

Pero no solo es fundamental el uso de los efectos sonoros, también la elección musical -y la combinación que de ella se hace- es clave en el entramado que proponen Cattet & Forzani. Ellos, al igual que otro gran reciclador como Tarantino, usan temas pretéritos de Morricone. Aunque sus intereses no anden por el western y sí por el drama erótico de Maddalena (Jerry Kawalerowicz, 1971). No es el único tema de un film sobre esta temática, sonando también alguno de Emanuelle alrededor del mundo (Joe D'Amato, 1977). Y siempre sin salir del cine italiano de los 70 podemos encontrar música de filmes de terror como La tarántula del vientre negro (Paolo Cavara, 1971) o La monja homicida (Giulio Berruti, 1979).

Sexo y muerte, dos temas omnipresentes en el giallo y, como no, también en el cine de Cattet-Forzani. La sensualidad de los cuerpos se mezcla con el contacto escalofriante del metal o el cristal. Los primeros planos de ojos interpelen directamente al espectador, que es objeto y sujeto a la vez. Resuenan ecos de Lynch que nos conectan con nuestros miedos más primarios, con nuestros terrores más profundos.

La película se cuela entre angustiosos recovecos espacio-temporales que nos llevan a lo más oculto de nuestra propia mente. Un trabajo para entregarse a él con los sentidos, para pasar a través de esas puertas que continuamente se abren buscando nuevas dimensiones. Una muestra de que otro cine de terror es posible.


jueves, 8 de mayo de 2014

Documenta Madrid 2014: Ekpyrosis

Ekpyrosis (Nicolas Klement. Argentina, 2013)


Por Román Puerta

Ekpyrosis (incendio en griego) nos cuenta la vida de una comunidad menonita que se instaló a principios del siglo XX en la Pampa argentina proveniente de una migración que comenzó siglos atrás.

Pero hablar de Ekpyrosis es adentramos en un mundo cerrado, hermético, de la mano de un director que consiguió traspasar esas fronteras imaginarias que rodean esta comunidad.

Con un comienzo desazonador, realmente desagradable, Klement empieza a adentrarnos en un mundo casi irreal. Desde el matadero derrumbado y los cuerpos del ganado sacrificados, las imágenes se hacen incómodas pero, reflejando un cielo abierto que se tiñe armónicamente de un azul intenso, nos sitúan delante de un pueblo aquejado de un nihilismo enfermizo, de un mundo que no reconocemos en nuestro planeta, que creíamos que no podía existir pero que localizamos de la mano de este cineasta que se atreve a mostrarnos su cotidianidad anclada en el pasado espiritual, intelectual y social.

Y ¿cómo puede hacernos llegar esa sensación un director a través de una cámara? Klement no busca el diálogo con los habitantes, al contrario, encuentra en el silencio la forma de transmitirnos su vida, su ensimismamiento claustral. El silencio se define aquí como impenetrable y lo transmite con esa oscuridad que se cierne sobre este espacio físico tan plano y tan abierto como es la Pampa argentina. Ekpyrosis es una película de sensaciones, de ruidos, de sonido diegético, de pocos diálogos. Pero también de miradas directas a la cámara, sin respuesta posible, cerradas en el marco del encuadre. Es una película extrasensorial. Escuchamos a los niños sin entenderlos o susurrando (rememorando algunos tramos de El espíritu de la colmena). Escuchamos el sonido del trigo azotado por el viento, de los animales muertos, de las mariposas…

Rodada en un idioma “bajo alemán”, que no se habla en la actualidad en ningún lugar del mundo salvo en algunos reductos como el que nos ocupa, y con una cámara que se mete por las rendijas de la granja para “espiar” a estos menonitas, incansables trabajadores y preocupados por sí mismos y los suyos, sin reconocer el mundo que les rodea, Klement adopta la visión de la infancia, de su mirada aún inocente pero que se va transformando al conocer únicamente una visión (gris) del mundo.

La cámara se esconde detrás de cualquier obstáculo para no ser vista por los pobladores, y así vemos los más mínimos detalles de la existencia de esta comunidad, con esa textura granulada, nublada, que le da un carácter netamente amateur. Transforma las oscuridades en apariciones graduales de luz y color, como Reygadas nos tiene acostumbrados. Prima los detalles frente a lo general, las acciones cotidianas frente a ese mundo profundo que detectamos detrás de cada mirada, sobre todo de los niños, que nos recuerdan al mejor Hanecke de La cinta blanca. Porque son los niños los grandes protagonistas de esta historia casi celestial. Ellos miran al espectador, le desafían, pero al final ríen, se divierten, se mofan del mate, cantan, sin ser muy conscientes de lo que están haciendo con ellos en esta comunidad unos adultos que no son capaces de sostener la mirada, como si tuvieran vergüenza de que alguien vea lo que están haciendo. Así, todos visten iguales, con sus camisas de cuadros y sus pantalones de peto. Todos ríen igual, todos parecen subyugados por un ente superior que les invita a no salir, como si existieran barrotes invisibles (recuerden El ángel exterminador de Buñuel). Y este mundo tan cerrado, tan oprimido y opresor ¿cómo ha podido ser filmado? Solamente a través de unas imágenes que parecen robadas, a través de los detalles de lo cotidiano: ordeño de las vacas, trabajos industriales, labores agrícolas…

Pero Ekpyrosis está salpicada de profundos pensamientos “poetizados” en “bajo alemán” y por episodios de esa sangre que mana de los animales sacrificados (que nos recuerda nuevamente al maestro Buñuel), y que despiertan al espectador de un cierto letargo envolvente con el que Klement ha rodado a través de esa nebulosa perenne en las imágenes, de esa cámara lenta en algunas acciones de los adultos y una eterna mirada infantil. Es en estas últimas donde se alcanza una mayor clarividencia del discurso: la luz de la película se va “cerrando”, se torna a tonos oscuros, se vuelve a texturas antiguas, se llega a escenarios cercanos a paisajes lunáticos, apocalípticos, se ciñe a detalles, detalles, detalles…hasta la explosión final donde la cámara se lanza al cielo y nos dice que el mundo es muy grande, que los colores existen, que el paisaje es mucho más determinante que el hombre. Cuando Klement se va a los aires con su parapente, los menonitas debieron pensar que la confianza depositada en éste no debió ser prestada. Klement separa la visión dentro de la comunidad de la visión desde fuera y eso, según palabras del propio director, le dio a entender que no debía volver a esa comunidad porque no le dejarían entrar de nuevo.

Pero antes, en un guiño final del cabeza de familia (grabado con seguridad antes de su viaje por los aires) y después de una comida donde el ruido que hacen los componentes de la familia más parece el de unos animales engullendo los alimentos, parece decirnos que ellos, esos menonitas encerrados en sí mismos son el centro de la humanidad, o al menos, ellos así lo piensan. Klement no se ha atrevido a tanto, sólo ha intentado generarnos preguntas, sensaciones, sorpresas, incredulidades ante esta porción de sociedad inmune al exterior. Lo único que nos preguntamos es si esos niños con esa mirada tan directa, tan desafiante, no serán los que sufran la falta de futuro. 

Atlántida Film Fest: You and the Night

5/10
Les rencontres d'après minuit (Canadá-España, 2013).
Dirección y guión: Yann Gonzalez.
Intérpretes: Kate Moran, Niels Schneider, Nicolas Maury, Eric Cantona, Fabienne Babe, Alain-Fabien Delon, Julie Brémond.
Música original: Anthony Gonzalez, M83.
Fotografia: Simon Beaufils.
Montaje: Raphaël Lefèvre.
Idioma: Francés.
Duración: 98 minutos

Amantes supervivientes

Por Manuel Barrero Iglesias

En Solo los amantes sobreviven (2013), Jim Jarmusch aborda la inmortalidad desde la languidez de unos vampiros cultos que combaten el hastío con las escasas fuerzas que les quedan. El film usa la eternidad como terreno para la reflexión, la trascendencia e incluso el romanticismo. Algo similar aborda Yann Gonzalez con su ópera prima, un trabajo que también presenta a un peculiar conjunto de personas que evita la ordinariez de los mortales más comunes.

Les rencontres d'après minuit se recrea en diálogos pomposos e imágenes sugerentes, con el sexo como visible hilo conductor. Tanto la temática sexual como el carácter teatral de la puesta en escena nos remiten al cine del alemán Fassbinder, con el que esta película comparte ciertas similitudes en cuanto a la atmósfera decadente. El uso del color subraya el carácter onírico de una obra que recurre a flashback en forma de ensoñaciones para introducir la historia de cada personaje.

Toda esta aparatosidad formal contrasta con lo naif de su discurso. El film habla todo el tiempo sobre la necesidad de amor, en el sentido más amplio de la palabra. Sus seres utilizan el sexo como camino rápido para poder conectar con otros seres tan necesitados como ellos. El desenlace incide en esa idea del amor como ente ilusorio que nace del propio deseo de sentir.


No parecía necesaria tanta artificialidad en la construcción de una obra tan sencilla en su esencia. Es cierto que Gonzalez parece buscar una voz propia, una forma original de contar las cosas. El problema es que ese atrevimiento formal jamás consigue superar el peso de sus referentes, quedando un pastiche con momentos subyugadores, pero que también puede llegar a ser bastante indigesto.

martes, 6 de mayo de 2014

Documenta Madrid 2014: The Last Black Sea Pirates

Poslednite chernomorki pirati (Svetoslav Stoyanov. Bulgaria, 2013)

Por Román Puerta Ardura

Los documentales muestran trozos de vida reales de muy diferentes maneras. 

Esta cinta del neófito director Svetoslav Stoyanov emprende un camino diferente tomando una realidad viva de su país como es la historia del famoso pirata-delincuente Jack (Mama). Con él nos muestra un trozo del rosario que supone en este momento un país como Bulgaria, saliendo aún de ese pasado comunista indeseado por la mayoría de la población y adentrándose a velocidades supersónicas en un mundo capitalista carente de escrúpulos. 

Si el personaje de Jack es realmente el de un delincuente marcado por su turbio pasado, pero con un halo de leyenda en torno a su visión de la vida y a su deseo de acoger a gente apartada de la sociedad actual; la historia que nos cuenta él y sus “ayudantes” en torno a un tesoro escondido en el paraje de Karadere es de un carácter idílico, de cuento de cazadores de sueños. Esas dos visiones chocan y dan como resultado un relato tierno de personajes desheredados, sin futuro, apartados en un lugar donde no parecen molestar a nadie, o mejor dicho, donde casi nadie sabe que existen.

Estamos en un lugar algo mágico, habitado por seres desahuciados y a los que van a eliminar para crear unos modernos pueblos que no supondrán, ni más ni menos, que la nueva destrucción del poco medio ambiente virgen que queda en el país.

Cuando la noticia de la construcción del mega proyecto urbanístico (auspiciado por un pope del modernismo como es Norman Foster)  llega y les anuncia la posibilidad real de eliminar su forma de vida, el documental se transforma en una mezcla de ficción y documental, de ficción y no ficción, como su director se encargó de recalcar en el posterior coloquio con los espectadores. Stoyanov “ficciona” a través de la mezcla de realidad y leyenda, del montaje, del paso del tiempo a través de las sucesivas estaciones temporales, de la dramatización de las sucesivas realidades de los personajes, de las reacciones de éstos ante las noticias que les van llegando y de las que somos testigos primerizos como ellos al realizar la película. Esta no ficción es posible gracias a la transformación de los personajes reales en personajes dramáticos. Stoyanov llega a la historia real a través de elegir una de las múltiples historias que estos “desarrapados” sociales tienen dentro de sí mismos, la de la búsqueda de un legendario tesoro que tratan de encontrar de forma un tanto deslavazada, de un oro que ningún espectador cree que exista pero que ellos, al confundir la realidad con el deseo, están convencidos de encontrar.

La historia se transforma en un tierno relato de gente en soledad, de gente que tienen razón de ser en cuanto a compartir ese deseo con otros de su misma estirpe, de gente a la que les une un tipo con un pasado delictivo y que consigue que trabajen para él, ya que es el que ha recibido el soplo ”divino” de esa mujer anunciadora de que el tesoro está debajo de sus pies y que vuelve a hacernos confundir la ficción con la no ficción.

Porque Poslednite chernomorki pirati es un intento de documental que se transforma, a medida que la película crece, en una historia “ficcionada”, guionizada, aunque esta estructura no sea clásica sino que, tomando palabras del propio director, sea una continua búsqueda de encuadres, de marcos generales para posicionar a los hombres reales. De ahí viene la incorporación de una extraordinaria historia de amor entre uno de los seguidores de Jack y su mujer que no se cree nada de lo que le promete ese tierno borrachín que acaba eligiendo la “seguridad” de su patriarca. Y razón tendrá esa mujer que ve como su hombre huye para juntarse con esos desheredados que tienen su razón vital en la unión por la consecución de un sueño que nunca se cumplirá pero que les mantendrá juntos, a no ser que la muerte les separe, como así ocurrió realmente en el propio rodaje.

Esa elección histórica y esa mezcla visible, consciente de la realidad y la no ficción da a esta película un valor incalculable aunque sepamos que estos viejos piratas no tienen ni presente ni futuro.

Atlántida Film Fest: La batalla de Solferino


8/10
La bataille de Solférino (Francia, 2013).
Dirección y guión: Justine Triet.
Intérpretes: Laetitia Dosch, Vincent Macaigne, Arthur Harari, Virgil Vernier, Marc-Antoine Vaugeois.
Fotografía: Tom Harari.
Montaje: Damien Maestraggi.
Idioma: Francés.
Duración: 94 minutos.


Desencanto y caos en París

Por Miguel González

La Batalla de Solferino tuvo lugar el 24 de Junio de 1859, en la localidad de Solferino, en el marco de la unificación italiana. En ella el ejército francés derrotó al ejército austriaco, previo ataque de los últimos. El ataque francés comenzó por el flanco izquierdo, desde donde atacaron el centro de Solferino obligando al ejercito austriaco a ceder terreno. El 6 de Mayo de 2012 la izquierda francesa toma la Calle Solferino, donde se encuentra la sede del Partido Socialista francés, para celebrar la victoria de François Hollande y el supuesto cambio que esto debía suponer respecto a los últimos años bajo el gobierno de Nicolas Sarkozy. De este modo Justine Triet hace un juego con el título de la película relacionando la batalla de 1859 con los disturbios producidos en la calle Solferino tras las celebraciones.

En este contexto de elecciones generales de 2012 la directora se introduce en la desordenada intimidad de una reportera francesa que debe cubrir ese día en la calle Solferino, dejando a sus dos hijas, cuyo incesante llanto contribuye a la sensación de caos, con un canguro novato. A su vez, dosificando inteligentemente la información, nos muestra la complicada relación entre ella y su ex-marido. La cámara, nerviosa, sigue a los personajes, caminando con fluidez entre el documental y la ficción, y transmitiendo una tensión in crescendo tanto en las calles de París como en lo referente al matrimonio protagonista. Los ecos de la Nouvelle Vague y, particularmente, de otro experto en cine de trincheras como es Jean Luc Godard resuenan durante todo el metraje. Especialmente cuando trama y recreación de la realidad se unen en la calle Solferino. La vida privada se introduce en la social, lo que se percibe con una sorprendente naturalidad.

No puede ser baladí el hecho de que está película se estrene en un momento de desencanto y decepción en la izquierda francesa ante el fracaso de las políticas de Hollande. La directora consigue transmitir la tensión social, el nerviosismo, el desequilibrio emocional, y ese júbilo irracional que acaba en batalla. Sin embargo a esta interesantísima propuesta acaba pesándole la falta de empatía con unos personajes cuyas incomprensibles e hiperbólicas reacciones provocan que te alejes de ellos
 
 
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