Captain
America: The Winter Soldier (USA,
2014).
Dirección:
Anthony y Joe Ruso.
Intérpretes:
Chris Evans, Scarlett Johansson, Robert Redford, Samuel L. Jackson,
Anthony Mackie, Cobie Smulders, Emily VanCamp, Frank Grillo,
Sebastian Stan.
Guión:
Christopher Markus, Stephen McFeely.
Música
original:
Henry Jackman.
Fotografía:
Trent Opaloch.
Montaje:
Jeffrey Ford.
Idioma:
Inglés.
Duración:
136 minutos
El gran héroe americano
Por David Sancho
Marvel
no para, y sigue entregando películas de esta megasaga que
gira alrededor de los Agentes de S.H.I.E.L.D. de manera regular. Es
indudable el gran éxito comercial que está suponiendo este titánico
proyecto, pero desde el punto de vista artístico está siendo
ligeramente irregular, aunque por encima de la media del género.
Esta nueva entrega del Capitán América, en principio el superhéroe
más anodino de Marvel, le sitúa en el mundo actual -la primera
entrega estaba ambientada en los años 30-, hecho necesario para
mantener la ligera coherencia interna que el megaproyecto
intenta establecer.
El
patriótico héroe se ve situado en medio de una conspiración que
amenaza la estabilidad del planeta y que afecta directamente a los
Agentes de S.H.I.E.L.D. Ayudado por Viuda negra (Scarlett Johansson)
y Falcon (Anthony MacKie) deberá hacer frente a dicha amenaza,
encabezada por un villano con unos poderes sospechosamente similares
a los suyos. La trama no es nada del otro mundo pero resulta seria y
consistente. No hay chistes de más ni momentos de vergüenza ajena,
con lo que esta película ya tiene medio camino hecho. Los
diálogos son ágiles y sus dos horas y cuarto de duración no le
suponen un lastre, la acción se intercala perfectamente en el
desarrollo de la historia y genera una sensación de conjunto
bastante sólida.
Siendo
todo lo anterior de capital importancia, lo que uno espera ver cuando
entra al cine a ver una película de superhéroes es una película
divertida y espectacular, y Capitán América: El soldado
de invierno también lo es. Sus directores, curtidos especialmente en
comedias para la pequeña pantalla, consiguen mantenernos enganchados
a la película sin hacer un uso excesivo de los efectos visuales, lo
cual se agradece, aunque cuando hay que tirar de ellos lo hacen con
resultados sobresalientes.
Pero
la gran baza de la película es sin duda la manera de rodar las peleas cuerpo a
cuerpo, las cuales resultan orgánicas y, sobre todo, creíbles.
Es de agradecer que una película de tal presupuesto decida afrontar
las escenas de acción de una manera tan directa y sencilla, en lugar
de tenernos dos horas viendo naves estrellarse contra cosas, algo que
podemos ver, pero en su justa medida. Lo cierto es que ya preocupa el
exceso de efectos visuales en las grandes producciones de acción,
los cuales suelen condenarlas a ser meros espectáculos visuales que
te hacen bostezar al cuarto de hora, por lo que esta película
debería ser tomada como ejemplo de cómo se puede hacer algo
espectacular sin necesidad de abrazar la esquizofrenia digital.
A
la postre, gran acierto de Marvel, que consigue -dentro de las
limitaciones generadas por la necesidad de recaudar tropecientos
millones de dólares y lo supuestamente insulso de su personaje
principal- una
película de acción excelente, posiblemente la mejor de la saga tras
Los Vengadores,
generándonos ganas de ver más, de ir otra vez al cine y dejarnos
aún más dinero, que a la postre, es de lo que todo esto se trata.
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