The
Kings of Summer
(USA, 2013).
Dirección:
Jordan Vogt-Roberts.
Intérpretes:
Nick Robinson, Gabriel Basso, Moises Arias, Nick Offerman, Erin
Moriarty.
Guión:
Chris Galletta.
Música
original: Ryan
Miller.
Fotografía:
Ross Riege.
Montaje:
Terel Gibson.
Idioma:
Inglés.
Duración:
93 minutos.
La
difícil tarea de reafirmarse
Por
Antonio Cabello
Instalada
en la adolescencia, la película sugiere un drama pero encuentra una
comedia previsible. La fórmula ha fallado.
Sí, sí, esa receta que mezcla equilibradamente a una serie de
intérpretes desconocidos pero carismáticos con importantes
revelaciones vitales de esta problemática etapa, mientras de fondo
se exploran las relaciones entre los adolescentes y los adultos.
Quizá parezca sencillo, pero una importante cosecha anual del
Festival de Sundance se dedica exclusivamente a explorar con
detenimiento esta pronta juventud. Pequeñas películas como The
Kings of Summer
de corte independiente que se revisten de una luminosa fotografía y
de un humor excéntrico para narrar las tribulaciones de la mente
adolescente.
El
relato sigue a tres jóvenes que están hartos del excesivo control
de sus padres, de las tareas del colegio y de sus obstáculos para
integrarse. Cómo no, deciden hacerse pasar por desaparecidos para
vivir en una cabaña en el bosque, logrando así la ansiada libertad
que buscan. En este sentido, The
Kings of Summer
se constituye como un intento de escapar de lo preconcebido, de una
sociedad que viene con instrucciones.
Joe (Nick Robinson), Patrick (Gabriel Basso) y Biaggio (Moises Arias)
buscan reafirmarse –del mismo modo en que lo intenta el director
del filme-, construyendo sus propias reglas y estableciendo fuertes
vínculos de amistad entre ellos. No obstante, semejantes
pretensiones están abocadas al fracaso, ya sea mediante la necesidad
de buscar comida, de arreglar los desperfectos de su cabaña, de
curar a un amigo o de experimentar el primer amor; he aquí lo
paradójico, buscar independencia (hasta quedarse solos) a pesar de
que dependen constantemente de otras personas para vivir.
El
debutante Jordan Vogt-Roberts también estudia los vínculos
afectivos con los progenitores de los adolescentes, especialmente
mediante Joe, arquetipo del chico adolescente distanciado de su padre
-excepcionalmente interpretado por Nick Offerman- porque
estaba más unido a su fallecida madre. La interesante relación
entre el padre y el chico define el tono irónico que logra la
película, aunque nunca termina de explotarse a través de las
experiencias amorosas que viven ambos.
El
planteamiento de la película se configura gracias a sus personajes
–tratados en otras tantas, pero que responden a las necesidades de
la obra con naturalidad- y rehuye el drama para mirar a estos
chicos desde una acertada comicidad. Asimismo, el director se
permite posar su atención en los detalles y jugar con los encuadres.
Sin embargo, el guionista Chris Galletta se despojará de esa
libertad creativa para afrontar los conflictos que sobrevuelan a la
experiencia que pasan los adolescentes; hacia la mitad de la
película, el tratamiento natural e irónico se fuerza para buscar un
drama innecesario que se ajusta a unos moldes tan previsibles como
desquiciantes.
De
la sinceridad (The
Spectacular Now, 2013)
a lo impostado hay un margen muy pequeño.
Es
de justicia destacar que
The
Kings of Summer entretiene
durante todo su metraje, pero también que debería haberse
reafirmado como una obra capaz de superar las convenciones de su
propio subgénero. El mismo subgénero del que nace y,
desgraciadamente, en el que muere.
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