Non-Stop (Reino
Unido-Francia-Estados Unidos, 2014)
Dirección:
Jaume Collet-Serra.
Intérpretes:
Liam Neeson, Julianne Moore, Scott McNairy, Michelle Dockery, Nate Parker,
Corey Stoll, Lupita Nyong’o.
Guión:
John W. Richardson, Christopher Roach, Ryan Engle.
Música original:
John Ottman.
Fotografía:
Flavio Martínez Labiano.
Montaje:
Jim May.
Idiomas:
Inglés, alemán.
Duración:
106 minutos.
Cluedo en el avión
Por Manuel Barrero Iglesias
En el cine que persigue como único fin el rédito comercial ocurre como con la con la comida rápida. Sí, en un momento determinado puede proporcionar un gran placer momentáneo (a veces, ni eso). Pero por muy bien que esté preparada una hamburguesa, siempre será una hamburguesa. A Non-Stop le ocurre esto. Por mucha habilidad que muestre Collet-Serra en el manejo de la tensión o por muy bien que domine los resortes del género, la película no es buena. Cuando los ingredientes –en este caso, un guión demencial- son tan deficientes, es imposible hacer algo de verdadera calidad. Si bajamos el nivel de exigencia hasta el mínimo, la podemos disfrutar, claro que sí. Como cuando te comes una buena hamburguesa grasienta.
En el cine que persigue como único fin el rédito comercial ocurre como con la con la comida rápida. Sí, en un momento determinado puede proporcionar un gran placer momentáneo (a veces, ni eso). Pero por muy bien que esté preparada una hamburguesa, siempre será una hamburguesa. A Non-Stop le ocurre esto. Por mucha habilidad que muestre Collet-Serra en el manejo de la tensión o por muy bien que domine los resortes del género, la película no es buena. Cuando los ingredientes –en este caso, un guión demencial- son tan deficientes, es imposible hacer algo de verdadera calidad. Si bajamos el nivel de exigencia hasta el mínimo, la podemos disfrutar, claro que sí. Como cuando te comes una buena hamburguesa grasienta.
A
pesar de esos elementos que tratan de dar algo de empaque al producto, empezado
por un reparto que encabezan Liam Neeson
y Julianne Moore. El actor irlandés parece
haberse entregado ya al rol de héroe crepuscular pseudotrascendente. En este
caso los tópicos afloran bien pronto, con un personaje atormentado por su
pasado que se refugia en el alcohol. Supone una pereza tremenda entrar en una
película que se nos presenta a través de los clichés más gastados (la niña, que
no falte).
Cuando
entra en materia, Non-Stop no es
tanto un thriller de secuestradores, como un juego para adivinar quién es el
malo. Y es ahí donde el film pone todos
sus esfuerzos en apartar cualquier atisbo de verosimilitud, y dar rienda suelta
al disparate. ¿Y las adivinanzas? Pues un “todo vale” lo soluciona todo. Una
sucesión de pistas falsas para provocar que todos sean sospechosos (y el árabe
de turno, que no falte).
Entre tanta vuelta y
revuelta, la película entretiene y mantiene el pulso. Y eso es lo mejor que
podemos decir de ella. Si van buscando algo nuevo, definitivamente se han
equivocado de película. Y entonces llega un desenlace de
vergüenza ajena para recordarnos por qué la comida basura es mala para la
salud.
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