"Para mí lo importante es que la película tenga un sello personal"
No es habitual que un realizador tenga en cuenta la opinión directa sobre su película de aquel que le está entrevistando. Sin embargo, Jan Ole Gerster parecía encantado de hablar de su ópera prima, Oh Boy, la última revelación del cine alemán, y de contestar de manera extensa y distendida a todas las cuestiones que nos surgieron en la presentación de la misma que ha hecho en España. Y además, directamente nos preguntó si creíamos que es una película hecha de una mezcla de influencias, o un trabajo que se puede ver de forma autónoma. Desde Tierra Filme defendemos la segunda opción. Muy probablemente, con el tiempo, Oh Boy se convertirá en un clásico de su país. Ahora es el turno de los espectadores de ir al cine y decidir si comparten nuestra opinión o no.
Aparte
de Niko, el personaje principal, otra de las protagonistas de la
película es la ciudad de Berlín. Incluso se da la misma imagen
romántica de ambos, aguantando las dificultades que les vienen. ¿Era
esa la idea, presentarles de manera complementaria?
Por
supuesto, existe un paralelismo entre Berlín y Niko. Hay que
diferenciar por un lado Berlín con su historia y con lo que ha
vivido, ya que sí es una ciudad que sabe superar todo lo que se le
presenta; pero por otro lado hay que ver a la gente, a los habitantes
de la ciudad, aquellos que intentan cambiarla. Al igual que a Niko,
cuyo entorno también quiere cambiarle. Me gusta esa comparación
porque la ciudad también actúa como observador, con sus casas, sus
calles… Eso se ve sobre todo al final, en los últimos planos, en
los que quería enseñar Berlín sin la gente, como testigo de todo
lo que está pasando.
La
película es el reflejo de una generación concreta. ¿Está por
tanto más dirigida a esa generación, o la idea era pintar un cuadro
general para que la gente que no pertenece a la misma pudiera
comprenderla mejor?
Al
escribir el guion, sabía que el tema iba a ser el de nuestra
generación, y yo soy parte de esa generación. Quería hacer una
película concreta, mi película. Y yo soy el que mejor sabe lo que
quiero contar. Es lo más auténtico. Y quería que muchas personas
se reconocieran en esa historia.
En
estos momentos habrá en el mundo miles de productores que estarán
pensando qué películas hacer, y se les ocurrirá la nueva de
Batman, Spiderman… Productos comerciales que se van a vender muy
bien. Pero si quieres hacer un cine serio, es decir, en el que los
directores sean a la vez los autores de los guiones, creo que hay que
trabajar igual que los escritores, pintores o músicos (al menos
aquellos que se toman en serio su trabajo). Para mí lo importante es
que la película tenga un sello personal.
Se
ha hablado mucho de las referencias en su película, que además son
muy evidentes. Nos gustaría que nos dijera cuáles han sido
concretamente esos referentes que ha tomado, qué directores y
películas le influyen más.
Eso
es algo que va cambiando, porque lo que me gustaba hace 10 años me
sigue gustando de alguna manera, pero mi visión de las cosas va
cambiando, más habiendo hecho una primera película. Al principio lo
que me interesaba era hacer una mezcla de la historia en sí con el
cine de los años 90. En esa década hay películas que ya se pueden
considerar como clásicos. Cuando yo era adolescente ya me gustaba
mucho el cine, con películas como El odio de Mathieu
Kassovitz, Celebración de Thomas Vinterberg, por supuesto la
Nouvelle Vague, Jim Jarmusch… Todas esas influencias están
presentes en la película. Con ellas me considero como una especie de
Frankenstein, aunque estoy a años luz esa calidad. Por supuesto me
encantan todos esos directores, pero nunca había pensado en hacer
una película igual que Woody Allen, por ejemplo. Son otras películas
y de otros directores, que me han servido para la mía.
La película funciona muy bien, entre otras cosas, gracias a la interpretación de Tom Schilling, uno de los mejores
actores actuales de su generación. Al ser tan importante el
personaje principal, ¿fue un proceso de casting muy complicado, o
pensó en Tom desde el primer momento?
En
un principio no hice la película para Tom, no quería que la hiciera
él porque éramos amigos de antes, y estábamos muy cerca el uno del
otro. Pero después le di el guion para conocer su opinión, y él,
entendiéndolo como una oferta, dijo que sí que quería hacer ese
papel. Ahora tengo que decir que estoy contento de haberle elegido a
él. En cuanto a los otros personajes, más o menos yo ya sabía a
quienes les iba a dar cada papel, por lo tanto no tenía que hacer un
casting tan clásico, menos para uno de ellos, que no lo tenía tan
claro y sí tuve que hacerlo.
En
la película se aprecia una moraleja sobre el sentido y el valor de
la vida. ¿Era esa su intención?
Lo
que he pretendido es que la película sea una reflexión sobre la
vida, sobre la forma de vivir. Hablar de moraleja en una película no
me gusta mucho, y de hecho me cuesta. Hay que tener cuidado, porque
yo no quiero dar lecciones. Ese no es mi papel. Lo que yo quiero es
que las personas piensen, y sigan reflexionando sobre la película.
Esa es la diferencia entre dar lecciones y narrar. Yo quiero
involucrar también al espectador, que sea parte activa. El final de
la película es un final abierto, es decir, le da al espectador la
posibilidad de reflexionar sobre cuál es el problema, cómo va a
seguir su vida el personaje protagonista después de ese día,
después de tomar el café a la mañana siguiente.
Ya
que hace referencia al tema del café, ¿se trata de una metáfora
sobre una generación que no puede conseguir lo que quiere, o es
simplemente una manera de divertirse castigando al personaje?
Lo
de maltratar al personaje me gustaba, y ya estaba tratando de hacerlo
al máximo en el guion. Con respecto a lo que significa el café, la
respuesta se la dejo al público. Puede ser una metáfora, por
supuesto. Puede ser cualquier cosa. Yo sé lo que significa pero
prefiero guardármelo para mí mismo. Lo que no creo es que sea el
retrato de una generación que no consigue lo que quiere, sino que no
sabe muy bien qué decidir. Con respecto al castigo de Niko, creo que
la consecuencia de su actuación (o de su no actuación) es la
soledad. Eso se ve muy bien reflejado al final en la escena del viejo
en el bar. Un caso de claro de introspección, que le cuenta la
historia de su vida a un extraño. Refleja el encuentro con uno
mismo. Y de alguna manera Niko al final se da cuenta de que si no
cambia de vida y sale de esa letargia, quién sabe si en 50 años no
se va a encontrar en la misma situación.
La
escena final en el bar a la que hace referencia es un momento clave,
junto a aquella que Niko comparte con la abuela del chico al que van
él y su amigo a comprarle droga. ¿Cómo se enfocaron estos dos
encuentros? ¿Cambiaron del guion original a la película?
La
película es bastante fiel al guion, no se ha cambiado gran cosa.
Sólo hemos sacado dos o tres escenas por ser muy largas o
repetitivas. Después del momento en el campo de golf con el padre,
había una escena de un encuentro con un padre y un hijo que estaban
pescando, y la relación entre ellos, pero al final la quitamos. Son
las cosas que se aprenden haciendo una película.
Yo
no quería que diera la impresión de que Niko tiene un problema de
comunicación con la gente de su entorno, sino mostrar que si quiere
y se presenta la oportunidad, puede. Aunque en el caso de la abuela
sea comunicación no verbal, pero sigue siento un momento muy
intenso.
Y
la performance teatral de la película, ¿es real?
El
reto con la performance era demostrar que tenía calidad y que era
una cosa seria, aunque no fueses experto en el tema. Si alguien no es
receptivo con este tipo de arte, puede tener reacciones como la del
amigo de Niko, que se echa a reír. A mí me gusta, pero también he
visto otras performaces que no me han gustado en absoluto. Por eso
era importante también mostrar algo cómico, como la actuación de
Julika, muy exagerada. Pero aun así a Niko eso le parece algo
valiente. Quería enseñar esos momentos en los que Niko demuestra
mirar más allá de las cosas que ve. Él no quiere ser sólo un ser
pasivo, es un ser despierto, que sabe juzgar lo que le rodea, y con
esta actuación demuestra su criterio.
Parece
que hay una mirada crítica hacia al menos una parte del cine que se
hace en Alemania en la actualidad en el episodio del actor y el
rodaje de la película. ¿Es esa la imagen que tienen los directores
noveles, que quieren hacer un cine distinto, hacia lo que se hace en
su país?
No
puedo hablar en nombre de todos los directores noveles, pero sí hay
cierta crítica de cómo se hacen las películas en Alemania. Hay una
especie de mainstream, una corriente dominante sobre cómo hacer
películas, en especial en relación con la historia de Alemania, y
ese nivel en el que se encuentra ese tipo de cine, a mí
personalmente no me gusta. La historia de Alemania es un tema
peliagudo, y por eso muchas veces cuando se hacen esas grandes
producciones con un presupuesto muy elevado, tienen que cumplir con
ciertos clichés. Eso es lo que he querido mostrar.
Entrevista
realizada en el Hotel Las Meninas de Madrid,
el
5 de Marzo de 2014
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