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viernes, 7 de marzo de 2014

Entrevista: Jan Ole Gerster

"Para mí lo importante es que la película tenga un sello personal"



No es habitual que un realizador tenga en cuenta la opinión directa sobre su película de aquel que le está entrevistando. Sin embargo, Jan Ole Gerster parecía encantado de hablar de su ópera prima, Oh Boy, la última revelación del cine alemán, y de contestar de manera extensa y distendida a todas las cuestiones que nos surgieron en la presentación de la misma que ha hecho en España. Y además, directamente nos preguntó si creíamos que es una película hecha de una mezcla de influencias, o un trabajo que se puede ver de forma autónoma. Desde Tierra Filme defendemos la segunda opción. Muy probablemente, con el tiempo, Oh Boy se convertirá en un clásico de su país. Ahora es el turno de los espectadores de ir al cine y decidir si comparten nuestra opinión o no.


Por Sofia Pérez Delgado
(La película del día)


Aparte de Niko, el personaje principal, otra de las protagonistas de la película es la ciudad de Berlín. Incluso se da la misma imagen romántica de ambos, aguantando las dificultades que les vienen. ¿Era esa la idea, presentarles de manera complementaria?
Por supuesto, existe un paralelismo entre Berlín y Niko. Hay que diferenciar por un lado Berlín con su historia y con lo que ha vivido, ya que sí es una ciudad que sabe superar todo lo que se le presenta; pero por otro lado hay que ver a la gente, a los habitantes de la ciudad, aquellos que intentan cambiarla. Al igual que a Niko, cuyo entorno también quiere cambiarle. Me gusta esa comparación porque la ciudad también actúa como observador, con sus casas, sus calles… Eso se ve sobre todo al final, en los últimos planos, en los que quería enseñar Berlín sin la gente, como testigo de todo lo que está pasando.

La película es el reflejo de una generación concreta. ¿Está por tanto más dirigida a esa generación, o la idea era pintar un cuadro general para que la gente que no pertenece a la misma pudiera comprenderla mejor?
Al escribir el guion, sabía que el tema iba a ser el de nuestra generación, y yo soy parte de esa generación. Quería hacer una película concreta, mi película. Y yo soy el que mejor sabe lo que quiero contar. Es lo más auténtico. Y quería que muchas personas se reconocieran en esa historia.
En estos momentos habrá en el mundo miles de productores que estarán pensando qué películas hacer, y se les ocurrirá la nueva de Batman, Spiderman… Productos comerciales que se van a vender muy bien. Pero si quieres hacer un cine serio, es decir, en el que los directores sean a la vez los autores de los guiones, creo que hay que trabajar igual que los escritores, pintores o músicos (al menos aquellos que se toman en serio su trabajo). Para mí lo importante es que la película tenga un sello personal.

Se ha hablado mucho de las referencias en su película, que además son muy evidentes. Nos gustaría que nos dijera cuáles han sido concretamente esos referentes que ha tomado, qué directores y películas le influyen más.
Eso es algo que va cambiando, porque lo que me gustaba hace 10 años me sigue gustando de alguna manera, pero mi visión de las cosas va cambiando, más habiendo hecho una primera película. Al principio lo que me interesaba era hacer una mezcla de la historia en sí con el cine de los años 90. En esa década hay películas que ya se pueden considerar como clásicos. Cuando yo era adolescente ya me gustaba mucho el cine, con películas como El odio de Mathieu Kassovitz, Celebración de Thomas Vinterberg, por supuesto la Nouvelle Vague, Jim Jarmusch… Todas esas influencias están presentes en la película. Con ellas me considero como una especie de Frankenstein, aunque estoy a años luz esa calidad. Por supuesto me encantan todos esos directores, pero nunca había pensado en hacer una película igual que Woody Allen, por ejemplo. Son otras películas y de otros directores, que me han servido para la mía.

La película funciona muy bien, entre otras cosas, gracias a la interpretación de Tom Schilling, uno de los mejores actores actuales de su generación. Al ser tan importante el personaje principal, ¿fue un proceso de casting muy complicado, o pensó en Tom desde el primer momento?
En un principio no hice la película para Tom, no quería que la hiciera él porque éramos amigos de antes, y estábamos muy cerca el uno del otro. Pero después le di el guion para conocer su opinión, y él, entendiéndolo como una oferta, dijo que sí que quería hacer ese papel. Ahora tengo que decir que estoy contento de haberle elegido a él. En cuanto a los otros personajes, más o menos yo ya sabía a quienes les iba a dar cada papel, por lo tanto no tenía que hacer un casting tan clásico, menos para uno de ellos, que no lo tenía tan claro y sí tuve que hacerlo.

En la película se aprecia una moraleja sobre el sentido y el valor de la vida. ¿Era esa su intención?
Lo que he pretendido es que la película sea una reflexión sobre la vida, sobre la forma de vivir. Hablar de moraleja en una película no me gusta mucho, y de hecho me cuesta. Hay que tener cuidado, porque yo no quiero dar lecciones. Ese no es mi papel. Lo que yo quiero es que las personas piensen, y sigan reflexionando sobre la película. Esa es la diferencia entre dar lecciones y narrar. Yo quiero involucrar también al espectador, que sea parte activa. El final de la película es un final abierto, es decir, le da al espectador la posibilidad de reflexionar sobre cuál es el problema, cómo va a seguir su vida el personaje protagonista después de ese día, después de tomar el café a la mañana siguiente.

Ya que hace referencia al tema del café, ¿se trata de una metáfora sobre una generación que no puede conseguir lo que quiere, o es simplemente una manera de divertirse castigando al personaje?
Lo de maltratar al personaje me gustaba, y ya estaba tratando de hacerlo al máximo en el guion. Con respecto a lo que significa el café, la respuesta se la dejo al público. Puede ser una metáfora, por supuesto. Puede ser cualquier cosa. Yo sé lo que significa pero prefiero guardármelo para mí mismo. Lo que no creo es que sea el retrato de una generación que no consigue lo que quiere, sino que no sabe muy bien qué decidir. Con respecto al castigo de Niko, creo que la consecuencia de su actuación (o de su no actuación) es la soledad. Eso se ve muy bien reflejado al final en la escena del viejo en el bar. Un caso de claro de introspección, que le cuenta la historia de su vida a un extraño. Refleja el encuentro con uno mismo. Y de alguna manera Niko al final se da cuenta de que si no cambia de vida y sale de esa letargia, quién sabe si en 50 años no se va a encontrar en la misma situación.

La escena final en el bar a la que hace referencia es un momento clave, junto a aquella que Niko comparte con la abuela del chico al que van él y su amigo a comprarle droga. ¿Cómo se enfocaron estos dos encuentros? ¿Cambiaron del guion original a la película?
La película es bastante fiel al guion, no se ha cambiado gran cosa. Sólo hemos sacado dos o tres escenas por ser muy largas o repetitivas. Después del momento en el campo de golf con el padre, había una escena de un encuentro con un padre y un hijo que estaban pescando, y la relación entre ellos, pero al final la quitamos. Son las cosas que se aprenden haciendo una película.
Yo no quería que diera la impresión de que Niko tiene un problema de comunicación con la gente de su entorno, sino mostrar que si quiere y se presenta la oportunidad, puede. Aunque en el caso de la abuela sea comunicación no verbal, pero sigue siento un momento muy intenso.

Y la performance teatral de la película, ¿es real?
El reto con la performance era demostrar que tenía calidad y que era una cosa seria, aunque no fueses experto en el tema. Si alguien no es receptivo con este tipo de arte, puede tener reacciones como la del amigo de Niko, que se echa a reír. A mí me gusta, pero también he visto otras performaces que no me han gustado en absoluto. Por eso era importante también mostrar algo cómico, como la actuación de Julika, muy exagerada. Pero aun así a Niko eso le parece algo valiente. Quería enseñar esos momentos en los que Niko demuestra mirar más allá de las cosas que ve. Él no quiere ser sólo un ser pasivo, es un ser despierto, que sabe juzgar lo que le rodea, y con esta actuación demuestra su criterio.

Parece que hay una mirada crítica hacia al menos una parte del cine que se hace en Alemania en la actualidad en el episodio del actor y el rodaje de la película. ¿Es esa la imagen que tienen los directores noveles, que quieren hacer un cine distinto, hacia lo que se hace en su país?

No puedo hablar en nombre de todos los directores noveles, pero sí hay cierta crítica de cómo se hacen las películas en Alemania. Hay una especie de mainstream, una corriente dominante sobre cómo hacer películas, en especial en relación con la historia de Alemania, y ese nivel en el que se encuentra ese tipo de cine, a mí personalmente no me gusta. La historia de Alemania es un tema peliagudo, y por eso muchas veces cuando se hacen esas grandes producciones con un presupuesto muy elevado, tienen que cumplir con ciertos clichés. Eso es lo que he querido mostrar.



Entrevista realizada en el Hotel Las Meninas de Madrid,

el 5 de Marzo de 2014

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