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viernes, 28 de marzo de 2014

El gran hotel Budapest

7/10
The Grand Budapest Hotel (Estados Unidos-Alemania, 2014)
Dirección: Wes Anderson.
Intérpretes: Ralph Fiennes, Tony Revolori, Willem Dafoe, Adrien Brody, Jeff Goldblum, Saoirse Ronan, F. Murray Abraham, Jude Law, Tom Wilkinson, Mathieu Amalric, Tilda Swinton, Edward Norton, Bill Murray, Harvey Keitel, Jason Schwartzman, Bob Balaban.
Guión: Wes Anderson, Roman Coppola.
Música original: Alexandre Desplat.
Fotografía: Robert D. Yeoman.
Montaje: Barney Pilling.
Idioma: Inglés, francés.
Duración: 94 minutos.




El hotel de los líos

Por Manuel Barrero Iglesias

Wes Anderson es de esos directores a los que se reconoce de inmediato, incluso viendo un único fotograma de cualquiera de sus trabajos. He ahí uno de los grandes indicadores para localizar a un autor. Sin duda, estamos ante uno de ellos. Y uno que tiene eso que llamamos universo propio. Sería redundante hablar sobre cuestiones como el uso de la música o los colores. De sus planos frontales y las simetrías. Señas de identidad indisociables de su cine, y que ayudan a construir el discurso de un autor que comparte con el mundo su particular visión de las cosas.

Puede ser El gran hotel Budapest su película más ambiciosa hasta el momento, pero a la vez es la más liviana de todas. Una hermosa contradicción con la que Anderson nos cautiva, entregando un film luminoso que sublima su estilo. Escapando de cualquier atisbo de realismo, el director da rienda suelta a su imaginación con la invención de un país. Cierto es que Zubrowka podría ser cualquier nación de la Europa entreguerras, pero Anderson inunda el lugar con todos los elementos característicos de su universo. El resultado es todo un deleite para los sentidos.

Estamos pues ante una película más grande, en espacios más amplios, y en la que infinidad de personajes van entrando y saliendo. Pero no encontramos la precisa disección de las relaciones que siempre han caracterizado su cine. Tampoco encontramos ese poso amargo que siempre dejaban sus obras. El gran hotel Budapest no traspasa la línea de la melancolía. Y, en cualquier caso, es una película muy luminosa. Quizás en este aspecto se encuentre más próxima a Fantastic Mr. Fox (2009). No es casual la similitud entre las sendas partituras compuestas por Alexandre Desplat.

Una obra en la que prevalece el espíritu de divertimento, que no deja espacio para analizar las complicaciones de las relaciones familiares (más allá de la parodia montada alrededor de una herencia discutida). Otro punto que define su carácter festivo es el desfile de estrellas, muchas de ellas con personajes anecdóticos. Y a pesar de la ingente reunión, estamos ante el film de Anderson en el que más destaca un personaje muy por encima del resto. Antológico el Gustave de Ralph Fiennes, que personifica la reivindicación de lo lúdico a través de ese gigoló que también presenta alguna contradicción apasionante. Obsesivo hasta en el más mínimo detalle en su trabajo, su actitud vital fuera de él es hedonismo puro. El brillante trabajo de Fiennes es respondido con tremenda serenidad por el joven Tony Revolori, todo un descubrimiento. Entre ambos forman una pareja que, desde ya, se convierte en mítica.


Anderson lleva su estilo un poco más allá con su último film, con el que alcanza la excelencia formal. Sin la profundidad de trabajos anteriores, pero con un dominio narrativo -atención a las piruetas temporales- sublime. Una película para hecha para hacer gozar.



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