7/10
Epizoda
u zivotu beraca zeljeza (Bosnia
Herzegovina-Francia-Eslovenia-Italia, 2013).
Dirección
y guión: Danis Tanovic.
Intérpretes:
Nazif Mujic, Senada Alimanovic, Semsa Mujic, Sandra Mujic.
Fotografía:
Erol Zubcevic.
Montaje:
Timur Makarevic.
Idiomas:
Bosnio, romaní.
Duración:
75 minutos.
Episodio dantesco
Danis
Tanovic se dio a conocer al mundo con una ópera prima sencilla y
rotunda que radiografiaba con precisión el absurdo de la guerra. El
éxito de No Man's Land (2001) le permitió ponerse al frente
de proyectos internacionales de cierto -a priori- prestigio, aunque
con una posterior acogida más bien tibia. Ya en esta década el
director ha vuelto a Bosnia para seguir indagando sobre la guerra en
Cirkus Columbia (2010) y el mediometraje Baggage
(2011).
La
mujer del chatarrero supone un paso adelante en la
trayectoria de un director que parecía algo estancado. Tanovic
deja atrás el pasado -al menos de forma explícita- para centrarse
en un presente que también nos ofrece sus episodios dantescos.
Partiendo de un hecho real, el film denuncia la situación de
indefensión que sufren determinados sectores de la población. Nos
situamos en una familia gitana que sobrevive como puede. Tras un
aborto natural de la mujer, la vida de ésta corre peligro. No tiene
tarjeta sanitaria, y tampoco pueden pagar el coste de la operación
que necesita.
Otro
dramón social más del cine del este, pensarán algunos. Pues no.
Hay una decisión que cambia cualquier consideración sobre el film.
La misma familia que sufrió aquel episodio protagoniza su misma
historia. Ahí empiezan a borrarse las barreras entre ficción y
realidad. Algo que queda bastante claro en los primeros compases
del film, cuando las niñas miran a cámara. Toda una declaración de
intenciones de Tanovic, quien no teme dejar que la vida fluya por sus
imágenes.
Y
eso es exactamente lo que ocurre durante la primera mitad del film.
El objetivo capta el día a día de una familia cuyo mayor lujo es
una televisión con señal llena de interferencias. Tanovic
prepara el terreno para que su relato nos resulte creíble, y nos
duela en su verosimilitud. Cuando llega el momento de realizar la
denuncia del hecho, es inevitable que se pierda algo de autenticidad.
Pero el autor trata de ser lo más fiel posible a su discurso. El
artificio se nota, pero se trata de minimizar sus efectos. La
austeridad sigue dominando un relato que no carga las tintas en el
dramatismo de la situación. No lo necesita. Sin más aditamentos, ya
es lo suficientemente terrible.
El
mérito de La mujer del chatarrero no el de contar una
situación injusta. Una de tantas más. Películas de denuncia social
hay cientos. Lo valiente de este trabajo es que Tanovic da voz a
los propios afectados por esa injusticia. El rigor y la coherencia
presiden una obra que sí, además sirve para hacernos ver realidades
deleznables. El ser humano es capaz de dejar morir a un semejante
delante de sus narices, sin hacer nada por evitarlo. Por suerte, esta
historia tuvo su “final feliz”. Pero, ¿qué pasará la próxima
vez?
Manuel
Barrero Iglesias
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