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Kuma
(Austria, 2012).
Dirección:
Umut Dag.
Intérpretes:
Nihal G. Koldas, Begüm Akkaya, Vedat Erincin, Murathan Muslu, Alev
Imak.
Guión:
Petra Ladinigg.
Música
original: Iva Zabkar.
Fotografía:
Carsten Thiele.
Montaje:
Claudia Linzer.
Idiomas:
Alemán, turco.
Duración:
93 minutos.
Llega
a los cines españoles, con dos años de retraso, La segunda
mujer, ópera prima de Umut Dag, que fue la encargada de
inaugurar la sección Panorama en las 62ª edición del Festival de
Berlín. Dag, director austriaco de origen kurdo, es conocido por
haber sido alumno de Michael Haneke y por su premiado mediometraje
Papa (2011), en el que ya investigaba un tema que
desarrolla en su primer largo, la evolución de las relaciones
familiares. En La segunda mujer intercambia el
protagonismo del rol del padre por el de la madre, una madre que lo
entrega todo por la felicidad y la seguridad de los suyos.
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La película habla, entre otras cosas, de los conflictos
insalvables entre inmigrantes de primera y segunda generación.
Aislados -en el caso de los primeros- en zonas y barrios que son como
guetos cerrados, da la impresión de que no han salido de su país de
origen. En ese sentido, es significativo que casi nunca veamos un
exterior definitorio de Viena, la historia podría estar contada en
cualquier lugar. Mientras, los más jóvenes intentan europeizar su
vida a la vez que se enfrentan a la dureza de las tradiciones. Sin
embargo, las represalias y la marginación que deben sufrir aquellos
que lo hacen ha sido mostrada de manera mucho más sobria en otras
películas, como la alemana La extraña (Die Fremde,
2010) de Feo Adalag.
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La
segunda mujer es un debut con aspectos que, bien
desarrollados, darían un buen resultado, pero que se queda en la
superficie y no se atreve a arriesgar ni ir más allá. Como
consecuencia, el resultado es una cinta que aspira a ser un drama
social potente pero se limita a sí misma, intentando reforzar con
aspectos externos un tema que, ya por sí solo, es suficientemente
fuerte como para sostener la película. De modo que al final resulta
sobrecargada de conflictos, y, por tanto, poco realista en su manera
de presentar la complicidad entre dos mujeres que tendrán que
replantearse todo aquello en lo que creían.
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