Diana

Diana (Reino Unido-Francia-Suecia-Bélgica, 2013).

Dirección: Oliver Hirschbiegel.

Intérpretes: Naomi Watts, Naveen Andrews, Douglas Hodge, Geraldine James, Charles Edwards.

Guión: Steven Jeffreys, sobre el libro de Kate Snell.

Música original: Keefus Ciancia, David Holmes.

Fotografía: Rainer Klausmann.

Montaje: Hans Funck.

Idioma: Inglés.

Duración: 110 minutos

EN CONTRA

Por David Sancho

Diana fue sin duda una de las mujeres más populares del siglo pasado, pero esta película no va a ayudar a agrandar su leyenda. Se trata de un biopic de la peor calaña, un telefilm anodino y sin mayor interés que ese noviazgo previo al que la princesa mantuvo con Dodi Al-fayed, y del que intuyo que la mayoría, como yo, no tenía ni idea.

Dicho esto, creo que queda claro que los pocos que podrán sacar algo positivo de su visionado serán los amantes de las revistas del corazón, apasionados de la princesa y fieles seguidores de Naomi Watts, quien sin hacer una interpretación excelente, consigue en muchos momentos hacernos ver a Diana en la pantalla.

Que un personaje sea enormemente popular no significa que su historia sea adecuada para ser llevada al cine. Cuando salgo de la sala creo que ese es el problema, aunque no descarto que se trate de la incapacidad de su director para aportar algo de energía a la historia.

Básicamente estamos ante una película para el olvido, que parece más un producto perpetrado por cualquier televisión que un homenaje a la “princesa del pueblo” (entrecomillo porque tal cosa no existe ni creo que vaya a existir), un subproducto cinematográfico desarrollado en base a “chismes y rumores” (o eso lo que ha declarado Hasnat Khan, supuesto amante de Diana según la película) que, o pasará al olvido, o quedará como una mera curiosidad para aficionados a la intimidad ajena.

A FAVOR

Por David Cebolla

Este homenaje íntimo y sentido de Hirschbiegel a los últimos años de la vida de la Princesa de Gales consigue introducirte desde el primer minuto en su contexto vital y en gran parte de la historia. A medida que avanza, el director va desgajando toda la humanidad y fragilidad detrás del icono; y en ello es de agradecer el remarcable trabajo de Naomi Watts. 

Cabe también resaltar un casting que, si bien no destaca por rostros demasiado conocidos, si lo hace en ese trabajo apenas perceptible de los secundarios, que cuando está bien hecho -como es en este caso- sostiene durante la hora y tres cuartos que dura el filme la atención del público. Especialmente con Naveen Andrews en el papel más controvertido ante la opinión pública. por las dudas sobre la veracidad de este pasaje de la vida de la princesa, y que vertebra la obra absolutamente.

Mención especial merece el atractivo uso de la música y la cámara, con una cuidada fotografía,  que va colocando al espectador en diferentes puntos de vista y marcando al mismo tiempo ritmos diversos, por lo general, con un buen sentido expresivo.

Recomendable tanto para los que amaron la vida de esta dama como para un público más general.