Tots volem el millor per a ella (España, 2013).
Dirección: Mar Coll.
Intérpretes: Nora Navas, Valeria Bertuccelli , Clara Segura, Pau Durá, Àgata Roca.
Guión: Mar Coll, Valentina Viso.
Música original: Maik Mairer.
Fotografía: Neus Ollé-Soronellas.
Montaje: Aina Calleja.
Idioma: Catalán.
Duración: 120 minutos.
Historia de una búsqueda
al revés
Geni es una mujer que está recuperándose física y psicológicamente
de un grave accidente de coche, su marido, su familia, todo su entorno quiere
ayudarla a continuar con su vida en el mismo punto en el que la dejó antes del
accidente.
Nos encontramos ante una película profunda, sobre la capacidad de
una persona de decidir su camino y elegir su vida, y las dificultades que la
ésta nos pone para impedir que seamos nosotros mismos, sea en forma de un
accidente de tráfico, un marido bien intencionado pero opresivo o la muerte de
un progenitor.
Es una película grande en sus espacios pequeños, en su sutileza,
en su minimalismo. Deliciosa, amable, con una óptica distinta a la habitual a
la hora de retratar un tema dramático como el que nos ocupa.
Con una puesta en escena humilde, sobria, llena de luminosidad,
sin recrearse en la parte morbosa y dura de las secuelas y lesiones. Con Nora
Navas como indiscutible protagonista de todo el metraje, sin venirle grande en
ningún momento. Llena la pantalla con sus gestos leves; tierna, vital, feliz,
con una parte animosa que no le resta carga dramática.
Sus problemas en el habla, en lugar de restar, suman carga emotiva. No poder encontrar las palabras justas,
en ese desesperado errar hasta encontrar algo que se escapa de la punta de la
lengua, ahonda en el ánimo del espectador que quiere ayudarla a encontrar lo
que le falta. La empatía con el personaje se establece desde la primera secuencia
de la película, donde vemos a Geni irse de su terapia en un taxi y no tener
dinero para pagar. Vivimos su angustia y esperamos con ella, en sus huidizas
miradas por la ventana y su incapacidad para entender a la asistenta sobre el
ensordecedor ruido del aspirador.
Consigue generar desconcierto y trasmitir su conflicto interno, su
falta de referencias, en los interesantes momentos en los que trata de
verbalizar sentimientos o planes y podemos percibir con meridiana claridad que
a quien trata de convencer es a ella misma y no a los demás.
El largo posee una comicidad muy propia, que consigue, si no
provocar carcajadas, que el espectador tenga una gran sonrisa en
muchos momentos. Especial mención merece el dueto cómico a lo Tip y Coll que se
crea entre Geni y su hermana -estupendamente llevada a cabo por Ágata Roca-, la
única que trata a Geni como una adulta y defiende su libertad para tomar sus
decisiones. Divertidas y tiernas son las escenas en las que se entremezcla la
verborrea cínica de la hermana y el estupor de Geni, un humor sutil pero que se
agradece.
Muy apropiado el tratamiento que se hace de la regresión al
pasado, durante toda la película la protagonista trata de encontrarse a sí
misma, tratando de reconocer quien fue y quien quería llegar a ser. Por ello
trata de retomar su pasado de la mano de su mejor amiga de la adolescencia, que
encarna de algún modo quien ella habría querido ser. Se deja embargar por una relación
platónica, de admiración, deseo y sana envidia llevada a cabo por una Geni
adulta pero niña a la vez, inocente y pura. Mariana, Valeria Berticceli, es el desencadenante,
el punto de giro que Geni necesita para empezar a sentirse viva de nuevo. Con
ella vivimos una vuelta a la adolescencia con fiestas de antiguos alumnos,
borracheras, decepciones y viajes en
autobús.
Cómo único punto negativo, puedo decir que la empatía que vivimos
al principio y el punto de vista tan claro que existe en la primera media hora
de la película, se diluye a lo largo del metraje y perdemos esa subjetividad
tan clara y tan adecuada para un largo de estas características. Pasamos de ver
al mundo a través de los ojos y la visión de Geni, a verla desde fuera como
meros espectadores, de su lado claro, pero de una manera más distante que le
resta fuerza al resultado final.
Interesante la elección musical, animosa y festiva, de guateque,
que acompaña las fugas de Geni de su vida actual, hasta su huida definitiva, y
que nos retrotrae a otro posible titulo que se barajó “Las 3 o 4 huidas de
Geni”. Porque en definitiva de eso se trata la película, de esa huida que no es
una huida, de decidir si Geni huye o tan solo busca. Yo, sin duda, creo que no
es una fuga sino un paseo, un nuevo inicio.
Es bonito y la vez muy cierto que algo
malo puede devolverte a la casilla de salida y permitirte una segunda
oportunidad para encontrarte a ti mismo. Y eso es lo que sentimos al final,
viendo la estéril carrera de su marido buscando, como dice varias veces a lo
largo del film, a esa Geni de antes, esa Geni que no está, esa Geni que ya no
es, y que nunca más será ella.
Clara Santaolaya
No hay comentarios:
Publicar un comentario