The Ring Bling (EE.UU.-Reino unido-Francia-Alemania-Japón,
2013)
Dirección y guión: Sofia Coppola
Intérpretes: Israel Broussard, Katie
Chang, Emma Watson, Leslie Mann, Taissa Farmiga, Erin
Daniels, Nina Siemaszko, Gavin Rossdale, Stacy
Edwards, Maika Monroe, Claire Julien, Joe Nieves, Halston
Sage, Paris Hilton
Música: Brian Reitzell
Fotografía: Christopher Blauvelt, Harris Savides
Montaje: Sarah Flack.
Idioma: Inglés.
Duración: 90 minutos.
Roba a tus ídolos
Pongámonos
en situación. Se conoce como Ring Bling
(demos gracias de que el título no se haya traducido por el momento en nuestro
país) al grupo de chavales que hace unos años saltaron a la fama por conseguir
entrar en las casas de algunas de las celebridades más famosas de Los Ángeles y
desvalijarlas. O sea, que sí. Ésta es una de esas historias basadas en hechos
reales. Sofia Coppola partió de un artículo aparecido en Vanity Fair sobre el
tema y se entrevistó para el proceso de creación con dos de los integrantes de
la banda.
El
artículo debió quedarse en eso. En artículo y poco más. A menos que hubiese
caído en manos de un guionista valiente y capacitado para convertir en algo
interesante este desfile de personajes con los que la MTV nos ha acostumbrado
durante los últimos años. No en vano, el personaje interpretado por Emma Watson
terminó protagonizando su propio reality en la televisión americana a raíz de
su inculpación y consiguiente ascenso al estrellato de temporada. Sofia Coppola ha conseguido crear un
universo propio basado en una imaginería reconocible, y lo demuestra en cada
nueva película, pero en este caso el libreto carece de solidez.
Nicki
es una zorra. Sam quiere pasárselo bien. Chloe está colgada. Mark tiene
problemas de adaptación. Rebecca lidera el grupo. Ya está. Probablemente las
motivaciones y mecanismos internos de cada uno sean mucho más potentes que los de
los jóvenes reales que retratan (hola, Jersey Shore), pero esto no es la vida
real. Esto es cine. Y funciona de una forma diferente. Ni en la resolución se
puede empatizar con ellos. Una pandilla
de críos consiguió hacerse con efectos personales de sus estrellas favoritas
por valor de tres millones de dólares. Porque es fácil hacerlo. Porque
Paris Hilton deja las llaves debajo del felpudo. Porque en Internet uno puede
encontrar la dirección de cualquiera y saber cuándo va a estar fuera en alguna
fiesta. Se colocaban, robaban despreocupadamente y volvían a empezar. Hasta que
les cogieron. No suena demasiado
interesante. No lo es. América ensalza a los idiotas. La juventud de hoy en
día está perdida (la juventud siempre ha estado perdida; de eso se trata).
Robar es feo. 800 amigos en Facebook y ni uno solo a este lado de la pantalla.
Ya. Lo sabemos. Todo eso lo sabemos.
El problema no es que la
película sea floja. Que lo es. El problema (uno de ellos) es que el incidente
en que se basa tampoco da para mucho.
Y si uno quiere ser fiel a los hechos tal como sucedieron en realidad, bueno,
seguramente lo mejor sea buscarse otra fuente de inspiración. Aunque siempre nos quedará la duda de hasta
qué punto podía haberse aprovechado en manos de, por ejemplo, un David Fincher.
Eres capaz de hacerlo mejor, Sofia. Lo has demostrado en el pasado.
Miguel
Motañés
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