Se acaba el festival. La sensación de tristeza nos invade cada vez tenemos que abandonar Sitges. Pero antes de la partida aún tenemos la ocasión de disfrutar (o sufrir) con algunas proyecciones ya fuera de concurso. Ti West fue el protagonista de la clausura. Takashi Miike también tuvo su momento. Nos reencontramos con Dragon Ball, y nos despedimos después de disfrutar de El retorno del Jedi.
Por Manuel Barrero Iglesias
The Sacrament (Ti West. Estados Unidos, 2013). Clausura
La moda del found footage llega a límites absurdos. Aquí tenemos un ejemplo muy claro. Se supone que la técnica debe servir para dar más realismo al relato, pero en este caso lo que hace es quitárselo. En el momento en el que hay ocasiones en las que ese uso resulta forzado e irreal, deja de tener sentido que se haga. Más aún, si tenemos en cuenta que el director utiliza varios planos que no están grabados por ninguno de los personajes. La idea de mostrar el terror a través del sectarismo es bastante buena, y el director consigue crear una tensión considerable en numerosas ocasiones. Pero decisiones de guión muy poco afortunadas y el ya reseñado uso lamentable del found footage acaban enterrando las posibilidades de la película.
Tarda en arrancar esta película en la que Miike adapta una novela de Kazuhiro Kiuchi. Una primera hora que nos muestra la vida de un profesor de un instituto, muy querido por sus alumnos. Cuando descubrimos su verdadera personalidad empieza lo bueno, y al fin aparece el Miike reconocible. Una orgía de sangre rodada con la energía que caracteriza al autor, y que divertirá a los fans del japonés.
Dragon Ball Z: la batalla de los dioses (Masahiro Osoda. Japón, 2013). Anima't
Hacía mucho que no se hacía un largometraje basado en los personajes de Akira Toriyama. El reencuentro es satisfactorio, ya que se decanta mucho más por el lado humorístico que por el violento. Ese espíritu burlón del inicio de la serie fue desapareciendo con los años para dar paso a interminables combates. El film trata de recuperar aquel toque cómico. Algo que consigue en no pocas ocasiones. La película es divertida, aunque la animación deja bastante que desear.
El retorno del Jedi (Richard Marquand. Estados Unidos, 1983). Sesión Sorpresa
Despedirse de Sitges siempre es un momento doloroso. Aunque no es mala cosa despedirse con todo un clásico de la ciencia-ficción. Ver El retorno del Jedi en pantalla grande y con una sala llena es una experiencia maravillosa. Cierto es que estamos ante la peor de las que componen aquella trilogía, pero tiene momentos míticos de sobra para hacer disfrutar a una audiencia entregada. Nacho Cerdá y su Phenomena siguen haciendo posible la recuperación de aquel cine mítico de nuestra infancia.
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