Las cosas como son. El mejor cine que hemos visto en la Sección Oficial ha sido el de producción nacional. A la cabeza, La herida. Una obra de rigor, escrupulosa en el tema que trata. Y con una Marian Álvarez que realiza un tremendo despliegue emocional. El jurado tuvo el buen criterio de darle a ella el premio a la mejor actriz. Y para la película, el prestigioso Premio Especial. Era lo mínimo que merecía.
Marian Álvarez |
Una sorpresa muy agradable fue Vivir es fácil con los ojos cerrados. David Trueba consigue una película encantadora, una comedia agridulce con un excepcional Javier Cámara, que deja un inevitable buen sabor de boca en el espectador. No estuvo en el Palmarés. Ya saben lo que les pasa a las comedias. Como tampoco fue premiada Enemy, coproducción entre España y Canadá. Quizás demasiado arriesgada. Pero la lección de Villeneuve es magistral. Sin duda, una de las películas del certamen.
América latina triunfa
Mariana Rondón |
Heridas por cerrar
La Sección Oficial nos dejó tres títulos intrascendentes en los que el dolor está muy presente. El individual en Mon âme par toi guérie, el familiar en Oktober November, y el colectivo en For Those Who Can Tell No Tales. Tres películas europeas (Francia, Austria y Bosnia) que tiran de manual para contar sus dramones. Todo muy correcto, sin salirse de lo que una película "festivalera" debe tener. Pero sin causar ninguna emoción.
Basado en hechos reales
Benedikt Erlingsson |
China se desangra
A touch of sin y The Blindind Sunlight nos muestran las debilidades del gigante asiático, como sus individuos están cada vez más alienados. La primera fue la película más satisfactoria de Perlas, sección este año dominada por la regularidad. La segunda, la pudimos ver en Nuev@s director@s. Ahí nos conquistó Benedikt Erlingsson con su Of Horses and Men, el gran descubrimiento de este año. Películas así son las que dan sentido a los festivales de cine.
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