Por Donatello Romanazzi
Kon Tiki es una co-dirección entre Joachim Ronning y Espen Sanberg que ya trabajaron juntos en sus anteriores películas (Max Manus, Bandidas). Es la película noruega con más presupuesto que se ha producido hasta la fecha y es la apuesta noruega para la candidatura a mejor película extranjera a los Oscar 2013.
El
argumento. Es la verdadera historia del explorador Thor Heyerdal, que en 1947
decidió cruzar el océano Pacífico saliendo de Lima y llegando a Polinesia en
una balsa de madera para demostrar que los sudamericanos fueron los primeros en
poblar Polinesia.
Cinematografía:
Geir Hartly Andreassen
Cámara:
Arri Alexa Plus, Red One MX, Sony NEX-FS100
Objetivos:
Zeiss Master Prime, Fujinon Alura
Ratio:
2.35:1
Formato:
ARRIRAW Redcode RAW
Como
ya pasó con Max Manus, película previa de los dos directores noruegos, Gair
Hartly Andreassen se encarga de la cinematografía de Kon-Tiki. Desconozco sus
trabajos anteriores, por eso no sabría decir si la manera de iluminar Kon-Tiki
se debe o no a sus estilo; pero, si he de ser franco, he encontrado que la
cinematografía carece de una estructura definida a lo largo de la película, a
parte de algunas características.
Desde
el comienzo del film, Andreassen utiliza lentes angulares para ofrecernos unas
bellas tomas de paisajes, como la escena del principio en la nevada campiña
noruega, y las escenas de la balsa navegando en el océano.
La
luz, al principio, tiene una connotación natural: cada fuente de luz está justificada;
luz día, ventanas y luz artificial se utilizan como fuentes, eso sí, siempre
suavizada con difusores o, a veces, humo. De todas formas hay unas tomas en que
la luz tiende a perder su naturalidad y se vuelve más teatral sin realmente un
porqué. A partir de la segunda mitad del film, es decir todas las escenas grabadas
en la balsa de madera, la luz pierde completamente esa naturalidad: en las
escenas diurnas el contraste nunca es tan alto ni tan duro como normalmente es
en situación de mucho sol en mar abierto; en la cabina me gusta como Andreassen
juega con los reflejos del sol entrando por la hendiduras del techo de madera
pero me falta más contraste: la luz es demasiado suave y la preocupación de
levantar sombras y disminuir contraste hasta causa doble sombra en algunas
tomas.
En
las escenas nocturnas la luz imita la luz de la luna o de los relámpagos pero
no siempre con buenos resultados: siempre hay un luz de contra que separa los
personajes del fondo pero muchas veces es demasiado fuerte y a veces para nada
natural como en la escena de la tormenta, donde la luz de los relámpagos y de
la luna coexisten.
Pero la fuerte luz de contra no es un punto del todo negativo. Es otra
característica que encontramos a lo largo de la película y la verdad es que me
gusta, especialmente me resulta muy interesante el uso de luces en escenas como
fuentes de luz colocadas como luz de contra: farolas, rótulos y neones son
utilizados en este sentido resultando en unas imágenes visualmente muy atractivas.
También en las escenas de la balsa los personajes se sitúan entre la cámara y
el sol, disposición que produce hermosas imágenes lavadas o llenas de flares.
Pero es cierto que la luz de contra es a veces demasiado fuerte y resulta
molesta, y el problema es no está claro si esta elección estética está
inspirada en el documental original grabado por el mismo Thor o por la
necesidad de evitar problemas con el Chroma.
Como
es habitual en rodajes con cámaras digitales, se ha utilizado un filtro soft,
probablemente un Pro Mist, para suavizar la dureza de la imagen digital. Se nota
también la presencia de grano añadido que da una imagen más orgánica, pero hay
algunas tomas, sobre todo aquellas hechas en condiciones de luz baja, donde la
presencia del grano es demasiado evidente y para nada atractiva: problema de ISO
demasiado alta o tomas tomadas con la NEX?
Kon-Tiki
es una película con un gran trabajo de CGI que ofrece algunas imágenes
realmente espectaculares. Es entretenida, aunque carece de la tensión y los
giros que normalmente esperaríamos en una película de este género. Su
cinematografía es, sinceramente, bastante justa, con planteamientos muy buenos
pero también con soluciones desafortunadas.
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