Un hombre nada discreto. Jacques Audiard.
Texto y fotografías por Clara Santaolaya
El segundo acto con el que arranca la SEMINCI de este año es la comparecencia ante los medios del cineasta francés, Jacques Audiard, galardonado con la Espiga de Honor, el premio que otorga el festival en reconocimiento a la carrera de diferentes profesionales de la industria del cine. Este año el honor ha recaído en cuatro indiscutibles figuras del panorama cinematográfico: dos nacionales, los actores Concha Velasco y José Sacristán; y dos internacionales, los directores Jacques Audiard y Paul Schrader.
Jacques Audiard nació en París a principio de los 50 en el seno de una familia absolutamente dedicada al séptimo arte. Hijo del recordado Michael Audiard, magnífico director y guionista, siempre tuvo muchísimo contacto con la industria. Como comenta ante los medios, debido a eso, en su adolescencia se rebeló contra lo establecido y decidió encaminar sus pasos hacia la enseñanza, “A los 14 años un ayudante de mi padre me preguntó que qué quería ser de mayor, que si iba a ser cineasta, yo le contesté que solo si fracasaba en todo lo demás.”
“En casa todos se dedicaban al cine, así que yo tenía que hacerme el interesante, pero no funcionó” y vaya si no funcionó, en seguida comenzó a trabajar en el medio, hizo sus primeros pinitos como ayudante de montador de Polanski, pero rápidamente despuntó como guionista y dialoguista. Firmó los libretos de reconocidas obras francesas como Saxo, Baster o Vénus beauté (institut).
Su primera película como director fue Mira los hombres caer en 1994, a la que le siguieron Un hombre muy discreto y Lee mis labios. En 2005, realizó la película que le encumbró a nivel internacional, De latir mi corazón se ha parado, por la que recibió el premio César al mejor director y el BAFTA a la mejor película de habla no inglesa. Está protagonizada por Roman Duris, que interpreta a un joven que debe tomar una decisión acerca de quién quiere ser, elegir entre dos caminos muy dispares, entre dos formas de vida.
Su carrera desde entonces fue en ascenso y lejos de relajarse, escribió y dirigió la espectacular Un profeta en 2009, protagonizada por el sorprendente y premiado Tahar Rahim, fantástico en su papel del débil y fanático preso Malik. Esta película supuso la madurez del cine de Audiard, la complejidad moral, la oscuridad y la profundidad de los ambivalentes personajes dotan al espectador de una visión demoledora y certera de las flaquezas y los recovecos humanos. Obra de referencia dentro del cine francés, mereció el César a la mejor dirección, el Gran Premio del Jurado en Cannes y el BAFTA a la mejor película.
Su última obra hasta la fecha, De óxido y hueso, estrenada en 2012, es la que más premios ha acaparado en numerosos festivales. Narra con un afinado y eficaz tempo, la lucha de un padre repentino por comenzar una nueva vida. La primera mitad de la película es sencillamente magnífica, absorbente, delicada, conmovedora. En la segunda mitad se echa un poco en falta algo de riesgo, y menos atajos hacia un final demasiado sencillo, pero en definitiva, Audiard consigue una película emocionante y vibrante que mereció 4 premios César, 2 nominaciones a los Globos de oro, 2 nominaciones a los BAFTA, y entre muchas más distinciones, ser el triunfador de la SEMINCI del año pasado con 3 galardones, a la mejor dirección, mejor guión y mejor interpretación masculina para Matthias Schoenaerts.
Precisamente para Un profeta tiene Javier Angulo, director del festival, unas elocuentes palabras, “Es una película que te deja arrasado, en shock, , nunca he oído unos aplausos tan cerrados por parte no solo del publico si no también de la prensa. Jacques Audiard es un gran descubridor de actores, una figura reconocidísima en la SEMINCI, con una visión muy personal y nada comercial.”
A la pregunta de si se considera un director pesimista, Audiard, con un tono risueño y divertido, responde “No tengo la sensación de hacer un cine pesimista, porque suelo partir de cosas que he podido hacer, sentir. Soy un poco inocente pero se de dónde parto, cómo se va a construir el personaje, que siempre es un héroe. Eso en sí, ya es optimista.”
Ante la preocupación de que el cine español -y especialmente el de autor- está agonizando o incluso, tal y como declaró David Lynch el otro día, el cine de autor en salas está muerto, opina que con el cine de autor se debe establecer una especie de nicho, porque cuando empleas el término cine en general, la idea es errónea. Gracias a haber leído en la prensa varias carta de Pedro Almodóvar, es consciente de que la situación está muy mal en España. Declara no conocer a fondo la cuestión pero cree que ha subido el IVA y el precio de las entradas, por lo que considera que lo que está en juego es la cuestión popular del cine, que es lo que esta desapareciendo, no el cine de autor. El cine en general esta mutando, o ha mutado. La institución va ser cada vez más difícil, cada vez menos gente acudirá al cine, el cine será totalmente distinto y todos los autores tendrán que plantearse la distribución y la edición .
Pertenece a “El club de los 13”, que se reúne desde hace un año para discutir estas cuestiones, y consideran que no es una cuestión de cine de autor, o películas de bajo presupuesto, ni por supuesto grandes producciones americanas, sino de las películas con presupuesto medianos, entre 10000 y 30000 euros, que son las que más problemas para producirse tienen y que eran la base del cine popular.
Le acompaña su habitual coguionista, el vasco-francés Thomas Bidegain, que añade que para su última película juntos han tomado referencias de Freaks, La noche del cazador, que ocurren durante la depresión, y que han intentado crear una manera expresionista de dar cuenta de la crisis, “primero pensamos en la película y mas tarde en el guion, el tema va rodeado por la forma, la forma arroja luz y perfila el fondo.”
Comenta, a su vez, la principal diferencia entre el cine patrio y el francés. “No conozco bien la situación económica del cine español. Pero en Francia desde la posguerra el Centro Nacional del Cine ha sostenido y soportado la industria del cine. Ya que un tercio del precio de la entrada, tenga la procedencia que tenga, se destina a la producción y promoción interior y exterior del cine francés, por lo que la industria se automantiene. Con esta autofinanciación el cine francés está más protegido. También la intervención de Canal Plus es fundamental.”
Audiard nos habla de sus proyectos futuros, actualmente está escribiendo un western, y otro proyecto difícilmente explicable y baraja desde hace tiempo la idea de hacer un musical, pero no hay nada en firme todavía.
Al mismo tiempo, hace una interesante y atrevida reflexión sobre la afirmación de ser el heredero de gran cine negro francés “Voy a ser brutal, no me parece que el cine negro francés sea grande. Melville estará vibrando en su tumba, pero no es el que yo prefiero. Lo que no me gusta del cine noir francés es que era menor, que nunca ha encontrado la función sociológica que ha de tener el cine negro, es más folclórico, ornamental. No como ocurre en Scorsese, Huston, ellos muestra un lugar concreto. Como por ejemplo en A todo riesgo, no terminan de convencerme, pese a que mi padre probablemente haya trabajado en muchas de ellas.”
Afirma admirar a directores que retratan a personajes masculinos que buscan redención como Scorsese o la otra Espiga de Honor, Schrader. “Me enteré de que tenía que volver a la SEMINCI antes de Cannes, y que iba a compartir mi honor con él, se está convirtiendo en una buena costumbre venir a Valladolid.”
Se declara muy francés en su cinefilia y en lo que quiere contar en sus películas, así que de momento no se plantea rodar fuera de Francia. Como tampoco se plantea codirigir, pese a que coguioniza muchas de sus obras. “Necesito un asesor técnico o artístico, alguien que me haga contantemente síntesis. En seguida descubrí que odio que el encargado del vestuario me proponga 15 zapatos para un personaje, el de decorado igual, y tener alguien trabajando en ello previamente reduce las opciones que tengo y puedo tomar una mejor decisión. Los técnicos ya saben como soy y son más exigentes consigo mismos y solo hacen una o dos propuestas. Tom (por Thomas Bidegain) ve lo que se ha rodado cada día, toma notas y piensa cosas que yo no he pensado. Creo que es absurdo poner al director en un pedestal, porque el cine aunque surge de una idea individual se colectiviza mediante un equipo muy grande y la posterior distribución al público.”
Por último, define su evolución de una forma muy concreta “Cada película que he hecho me ha dado una lección, cuando hice mi primera película no quería hacer la segunda, no me gustó el rodaje, no quería escribir. Cuando me decidí a hacer Un hombre muy discreto sentí una libertad increíble y fue la primera vez que disfruté dirigiendo. Era una época en la que yo acotaba mucho las escena, les dejaba espacios muy pequeños a los actores, estaba muy encima, quería todo como lo tenía en la cabeza. Y a partir de la tercera fue lo contrario, tuve deseo de improvisación y creo que si se parece lo rodado a lo previsto tengo un problema. Me gusta como llevamos a cabo un proceso dialéctico con Tom, basado en escribir y reescribir y tener todas las posibilidades en el guion y que, además, siempre exista la posibilidad de desliarse hacia otro sitio”. “ Estoy contento de estar aquí.” concluye.
Esa misma noche, en la gala de inauguración le entregan el galardón, la actriz Marisa Paredes, y Thomas Bidegan, que su vez es jurado de la Sección oficial. Audaird le dedica el premio al cine español que lo necesita más que nunca y termina sus agradecimientos con un divertido, ”Te quiero, Pedro Almodovar”.