La sección oficial nos ha ofrecido hoy una película española que estará en todas las quinielas de la temporada de premios para este año. Manuel Martín Cuenca nos presenta Caníbal, protagonizada por un gran Antonio de la Torre. Por otro lado, el francés Dupeyron nos cuenta algo parecido a una historia de amor en un film protagonizado por un hombre con el don de sanar a la gente.
Por Manuel Barrero Iglesias
Mon âme par toi guérie (François Dupeyron. Francia, 2013)
No empieza del todo mal un film que consigue despertar nuestro interés con una acertada presentación de personajes. Gente sencilla con sus pequeñas preocupaciones, y entre ellos, un hombre al que le cambiará la vida su don para sanar a la gente. Reticente a aceptar su condición, al final no tendrá más remedio que enfrentarse a ello, lo que provoca que también tenga que mirar en su interior. La película se va a la deriva cuando aparece ese enigmático personaje femenino, y ya todo se reduce a la búsqueda del amor. Tampoco ayuda a hacerla más creíble ese tono pseudoindie que imprime Dupeyron.
Caníbal (Manuel Martín Cuenca. España, 2013)
Manuel Martín Cuenca ya ha demostrado que es un cineasta con voz propia, alguien con sensibilidad capaz de detenerse en temas tan delicados como el incesto. O como en este caso, el canibalismo. Una primera secuencia de una precisión absoluta identifica la mirada del asesino con la del espectador, para sacarnos de manera brutal, y convertirnos de nuevo en espectadores, testigos de la frialdad del asesino.
Minucioso y con una intachable reputación, al protagonista se le tambalea su mundo con una doble presencia que le hará replantearse su relación con el mundo. En una existencia tan controlada se cuela esta doble mujer que es capaz de despertar sentimientos ya olvidados en Carlos.
Martín Cuenca utiliza el tempo justo en un entorno provinciano perfectamente retratado, y consigue convertir una historia que empieza siendo terrible en una bella redención a través del amor. Quizás haya un elemento algo forzado para provocar el drama, y que desentona con la absoluta delicadeza con la que está tratada la película. Pero no podemos negar que estamos ante una de los grandes trabajos del año en nuestro país. Su frialdad puede que deje a alguno insatisfecho, pero es Caníbal una de esas películas que crecen en el recuerdo.
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