La gran familia española (España, 2013)
Dirección y guión: Daniel Sánchez Arévalo
Intérpretes: Patrick Criado, Arantxa Martí, Antonio de la Torre, Roberto
Álamo, Quim Gutiérrez, Verónica Echegui, Miquel Fernández, Héctor Colomé,
Sandra Martín.
Música original: Josh Rouse.
Fotografía: Juan Carlos Gómez.
Montaje: Nacho Ruiz Capillas
Idioma: Español.
Duración: 101 minutos.
A los penaltis
Al hacer una
tragicomedia familiar de este tipo hay que hilar muy fino para encontrar el
tono adecuado. Y La gran familia
española nunca acaba encontrándolo. Sí, hay momentos muy inspirados. Hay
pinceladas de autenticidad, instantes verdaderamente cómicos, conversaciones
incisivas. Pero al conjunto le falta una línea coherente que seguir, y se acaba
convirtiendo en una mezcla imposible de géneros y estilos.
Una sátira sobre los
cuentos de hadas y los finales felices. Una comedia costumbrista que intenta
apegarse a la realidad. Un drama sobre secretos familiares. Una reflexión sobre
las relaciones de pareja. Todas estas películas están dentro de La gran familia española, que además,
busca ser sofisticada. Pero ese aire indie no le sientan nada bien ni a la
historia, ni a los personajes. ¿Por qué no para de sonar Josh Rosue en un film
cuyos protagonistas tienen pinta de
escuchar Los 40 principales?
Hay
quien ve referencias a Wes Anderson, pero el universo del director americano sí
tiene una lógica coherente dentro de su surrealismo. Todos los elementos de su
cine poseen la misma dosis de locura. Pero cuando hay un intento de captar el
lenguaje de la calle, para luego poner a tus personajes a bailar, hay que
hacerlo muy bien. El riesgo de caer en el ridículo es demasiado poderoso.
No
acaban ahí las irregularidades. La frescura de los tres jóvenes -Arancha Martí
ha sido un auténtico descubrimiento- se va diluyendo a medida que el film se
vuelve cada vez más sentimental. Aunque esa cursilería se ve compensada por la
mejor secuencia del film (el momento de confesiones en paralelo). La presencia
del hermano tonto se hace insufrible al principio, aunque luego tiene algún que
otro buen momento. Toda la subtrama en la que se mete el hermano mayor no tiene
demasiado interés (ni sentido). El intento de slapstick con Raúl Arévalo no
funciona jamás…y así una buena cantidad de elementos chirriantes.
El
autor trata de hacer un retrato lo más humano posible de unos personajes llenos
de grandezas y miserias. Pero estas últimas se van diluyendo cada vez más hasta
que todos acaban madurando y resolviendo sus inseguridades de un plumazo. Entonces
pierden valor los hallazgos que hemos encontrado por el camino. El film se
entrega al espíritu de felicidad colectiva, como si la victoria de España en el
Mundial realmente fuera la varita mágica que todo lo soluciona.
Manuel
Barrero Iglesias
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