Paraíso: Amor (Paradies: Liebe. Austria-Alemania-Francia, 2012). Dirección: Ulrich Seidl. Intérpretes: Margarete Tiesel, Peter
Kazungu, Inge Maux, Carlos Mkutano, Gabriel Mwarua. Guión: Ulrich Seidl, Veronika Franz. Fotografía: Edward Lachman, Wolfgang Thaler. Montaje: Christof Schertenleib. Idiomas: Alemán, inglés, swahili. Duración: 120 minutos. 7/10
Paraíso: Fe (Paradies: Glaube. Austria-Alemania-Francia, 2012). Dirección: Ulrich Seidl. Intérpretes: Maria Hofstätter, Nabil
Saleh, Natalya Baranova, Rene Rupnik. Guión:
Ulrich Seidl, Veronika Franz. Fotografía:
Edward Lachman, Wolfgang Thaler. Montaje:
Christof Schertenleib. Idiomas:
Alemán, árabe. Duración: 115
minutos.
3/10
Paraíso: Esperanza (Paradies: Hoffnung. Austria-Alemania-Francia, 2012). Dirección: Ulrich Seidl. Intérpretes: Melanie Lenz, Verena
Lehgauer, Joseph Lorentz, Michael Thomas, Viviane Bartsch. Guión: Ulrich Seidl, Veronika Franz. Fotografía: Edward Lachman, Wolfgang Thaler. Montaje: Christof Schertenleib. Idiomas: Alemán. Duración:
100 minutos.
6/10
Paraísos perversos
Con esta trilogía Ulrich
Seidl ha conseguido algo inaudito: estar presente el mismo año en las secciones
oficiales de los tres festivales más importantes del mundo (Amor en Cannes, Fe en Venecia, Esperanza en Berlín). El austríaco es un autor
incómodo, que nos suele enfrentar con la cruda realidad. Y que lo hace desde
una frialdad dolorosa, con tono de
documental distanciado. Las tres películas que conforman Paraíso siguen esa línea; protagonizadas por tres mujeres -de
la misma familia- que se enfrentan al amor cada una a su manera.
Paraíso: Amor nos narra la estancia de
una cincuentona pasada de kilos en Kenia, uno de los destinos preferidos por
las maduras para hacer turismo sexual. Aunque en este caso, Teresa y su
candidez parecen autoconvencerse de que su búsqueda es la de una verdadera
conexión con uno de estos sementales africanos. En ese intercambio patético de intereses, el film deja un poso amargo,
real como la vida misma. Seidl toma la opción acertada de mostrar en toda
su desnudez los cuerpos de sus protagonistas, haciendo aún más gráfico el
contraste entre la Sugar Mama y los príncipes. Un film muy humano en el que entendemos las necesidades de ambas
partes, que se prestan a ese juego perverso propiciado por la disposición del
mundo.
La hermana de Teresa es
diametralmente opuesta a ella. Lejos de la voluptuosidad y alegría de aquella,
Anna Maria es una mujer rígida. Una estricta fanática religiosa que se refugia
en su amor (o algo así) por Jesús. La filmación de su cuerpo también es vital
en este film, pero en una dirección opuesta. El castigo que se infringe la
protagonista evitando la sexualidad, la lleva hacia un oscuro reverso de la
misma. Un personaje que ha perdido la
perspectiva, encontrándose al límite de la locura. Tan al límite que hay
momentos realmente grotescos, tanto que ponen en riesgo la credibilidad de un
film que juega a Haneke. Aunque sin demasiado acierto. Paraíso: Fe es la película más arriesgada de la trilogía, pero a pesar
de su interesante planteamiento, fracasa con estrepito en su ejecución.
Volvemos a los cuerpos
que rebosan carne. Mientras Teresa anda por Kenia, su hija se encuentra en un
campamento para adolescentes con sobrepeso. Paraíso: Esperanza hace honor a su nombre, siendo la más
amable de la trilogía. Tratando el tema a priori más delicado, evita con
habilidad la sordidez que sí podemos encontrar en determinados pasajes de las
anteriores. Imagen distorsionada del amor, que se puede achacar a la
juventud de su protagonista, inexperta absoluta en estas lides.
Pero ya hemos comprobado
en Amor y Fe que no hay mucha mejora con los años. La incapacidad para
establecer relaciones sanas perdura (en ocasiones, se agrava) en el tiempo. Relaciones falaces, construidas sobre
concepciones erróneas e imágenes distorsionadas aparecen en una película que
disecciona algunos de los males de nuestro tiempo.
Manuel Barrero Iglesias
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