Sólo el viento

6/10

Csak a szél (Hungría-Alemania-Francia, 2012).

Dirección y guión: Benedek Fliegauf.

Intépretes: Katalin Toldi, Gyöngyi Lendvai, Lajos Sárkány, György Toldi, Gyula Horváth.

Fotografía: Zoltán Lovasi.

Montaje: Xavier Box.

Idioma: Húngaro.

Duración: 86 minutos.

Lo que se llevó viento

Hace ya una década que Gus Van Sant provocó un pequeño seísmo cinematográfico con su relato sobre la matanza en Columbine. Mucho se ha hablado sobre aquella propuesta narrativa que seguía la cotidianeidad de sus protagonistas hasta el momento en el que estallaba la violencia. El húngaro Benedek Fliegauf toma prestada aquella estructura, aunque con diferencias muy significativas. Los verdugos apenas aparecen, con lo que el film se centra en el seguimiento de las víctimas; las cuales sabemos que lo son por ese texto introductorio que nos cuenta como a finales de la década pasada los gitanos húngaros eran blanco de los ataques de un grupo racista.

También basada en hechos reales pues, Sólo el viento se aleja de Elephant en la forma de seguir a sus protagonistas. Fliegauf busca la empatía con el espectador (a veces, se le ve el plumero a leguas). Es cierto que trata de darle dimensión a cada uno de ellos, pero no lo suficiente para camuflar la búsqueda de la complicidad por parte de la audiencia. No existe aquella distancia guardada escrupulosamente por Van Sant, y al director húngaro le pueden las ganas de acercarse a esta familia.

Pero hay momentos en los que la cámara queda liberada de esas labores, ahí es donde consigue registrar mayores dosis de realidad. Momentos en los que se respira lo auténtico, y que funcionan como retrato elocuente de la comunidad gitana (al menos, una porción de ella). Una radiografía que deja de lado el folclore y el estereotipo para mostrarnos personas de carne y hueso. 

También le agradecemos al autor la elegancia al rodar el desenlace. Es honesto al no jugar con el morbo del suspense, ni recrearse en la tragedia. Un final que no pierde un ápice de contundencia. Una pena que se haya dejado buena parte de ella por el camino.

Manuel Barrero Iglesias