Kick-Ass 2 (Usa, 2013).
Dirección: Jeff Wadlow.
Intérpretes: Chloë Grace Moretz, Aaron
Johnson, Christopher Mintz-Plasse, Jim Carrey, Lindsay Fonseca, Clark Duke,
Evan Peters.
Guión: Jeff Wadlow y
Matthew Vaughn sobre el cómic de Mark Millar.
Música original: Henry Jackman y
Matthew Margeson.
Fotografía: Tim Maurice Jones.
Montaje: Eddie Hamilton.
Idiomas: Inglés.
Duración: 103 minutos.
Los
superhéroes ya no son lo que eran
Kick-Ass fue
una de las grandes sorpresas de 2010 debido a lo enloquecidamente divertida que
era; por su falta de pretensiones, por ser descarada, y por ser una película
con Nicolas Cage que no te quitaba las ganas de seguir viviendo. La cosa olía a
secuela por todos lados, y tres años después aquí la tenemos.
Yo personalmente no tengo
nada en contra de las secuelas, remakes o todo ese tipo de películas que estamos
tan acostumbrados a criticar; pero hay que reconocer que son más las que acaban
en fracaso -me refiero exclusivamente a
fracaso artístico- que las que consiguen superar o igualar a la original.
Cambio de director -embarcado
ahora en proyectos de mayor envergadura-, cambio de actor famoso para hacer la
película más llamativa. Y aunque parezca raro, salen perdiendo con el cambio: más violencia, humor con menos chispa y
peor gusto y, sobre todo, muchísimo menos encanto.
Todo
en la película resulta vulgar y manido. No hay nada ya de ese
encanto adolescente, no hay sorpresa que ayude a captar la atención del
espectador; por lo que se hace mucho más necesaria la presencia de un buen
guión que consiga mantener el ritmo y obtener risas de la audiencia. Tal vez
el público poco exigente, el que vaya con cero expectativas, salga medianamente
satisfecho, puesto que en cierto modo da
lo que se le pide a los blockbuster: hacernos pasar un rato de pasable divertimento.. Pero el problema aquí es que la película original ha generado
unas expectativas que esta secuela jamás consigue colmar.
Y
luego está el mensaje, similar al de la primera entrega. Confuso y anárquico discurso que va desde la apología a la violencia a
su condena, de la importancia de sentirse parte de un grupo a la necesidad
de ser uno mismo y no dejarse llevar por lo que los demás esperan que hagas o
seas.
Una
película que no existe para iluminarnos con su mensaje, sino para entretenernos
con sus peleas y chistes, el problema es que esta vez no han conseguido ni una
cosa ni la otra.
David Sancho
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