Before
Midnight (USA, 2013).
Dirección:
Richard Linklater.
Intérpretes:
Ethan Hawke, Julie Delpy, Seamus Davey-Fitzpatrick, Jennifer Prior,
Charlotte Prior.
Guión:
Richard Linklater, Julie Delpy, Ethan Hawke.
Música
original: Graham Reynolds.
Fotografía:
Christos Voudouris.
Montaje:
Sandra Adair.
Idiomas:
Inglés, griego.
Duración:
109 minutos.
Haciendo
Historia
*Puede contener spoilers
*Puede contener spoilers
Antes
de amanecer (1995) conquistó al público gracias a su
sencillez. Y es que no es común que el cine retrate con tanta
naturalidad una historia romántica. La magia del amor a primera
vista nunca ha sido tan bien reflejada como en aquella película que
se convirtió en un clásico casi instantáneo. Unas pocas horas en
la vida de los jóvenes Celine y Jesse nos bastaron para para
encariñarnos con unos personajes con los que nos identificamos muy
fácilmente.
Parte
de su encanto residía en un final abierto que sus creadores tuvieron
el acierto de retomar nueve años después. Aquel reencuentro es uno
de los momentos más emocionantes de la Historia del Cine. Y no
exagero. Antes del atardecer (2004) volvía a la
estructura de breve encuentro, y seguía ahondando en la idealización
del amor romántico. Los diálogos seguían siendo el sustento
principal del film. Los cortes en los planos se redujeron aún más,
mientras la sensación de espontaneidad subía.
Antes
del anochecer ha sido todo un reto para sus responsables. Hasta
ahora, habíamos acompañado a los protagonistas casi en cada minuto
que habían pasado juntos. Pero la nueva elipsis de nueve años nos
devuelve a una pareja establecida, padres de dos gemelas
encantadoras. El film nos vuelve a contar unas pocas horas en su
vida, pero en esta ocasión el reencuentro no se produce al unísono
con el espectador, quien se ha perdido casi una década de vida en
común.
Ya
se esfumó el amor como un ensueño perfecto. La convivencia y el
desgaste se imponen ante una noche de verano o un reencuentro soñado.
Linklater-Delpy-Hawke se han tenido que enfrentar a la otra cara
del amor, la de la realidad del día a día. La espectacular
secuencia en el coche (con un solo corte en catorce minutos) nos
muestra la complicidad que todavía existe entre ambos protagonistas,
a través de sus divertidas dialécticas. Previamente, hemos asistido
a la presentación de un personaje que conocíamos de oídas y que
terminará siendo (indirectamente) crucial en el desarrollo de este
film.
De
hecho, se incide en la vertiente familiar/social de la pareja.
Recordemos que en las entregas anteriores flotaba esa sensación de
dos personas conectadas entre sí, habitando una burbuja alejada del
mundo. Ahora, tanto el hijo de uno, como las hijas de ambos,
determinan muchos de los conflictos que surgen entre ellos. En otro
nivel, también tenemos esa parte central de acto social, en el que
ambos comparten mesa con un grupo de amigos.
Aunque
al final es inevitable volver a la raíz de la saga. Ellos dos solos.
Volvemos a los reconocibles planos en los que pasean mientras hablan
de lo divino y lo humano. Pero donde realmente se agiganta Antes
del anochecer es en su parte final. Linklater ya había
utilizado el ambiente opresivo de una habitación de hotel en Tape
(2001), un entorno que funciona a la perfección como marca para las
disputas de esta pareja algo desgastada.
Apabullante
naturalidad -no podía ser de otra forma- con la que se enfrentan a
una crisis dibujada con precisión extrema. Estamos ante una
película que complementa perfectamente a sus antecesoras, y que a su
vez se engrandece gracias a ellas. La contraposición entre ideal y
realidad. Cuando los creadores se han tenido que enfrentar al
dolor del amor, no les ha temblado el pulso. Y han dado en el clavo.
Aún
me sigue sorprendiendo la habilidad que tienen para cerrar de forma
tan magistral cada una de las películas. No iba a ser una excepción
este desenlace, de esos que te dejan un nudo en la garganta por la
emoción, con esa mezcla de ternura y dolor.
No
sabemos si se volverán a reunir dentro de otros nueve años -ojalá
sea así-, o si ya no lo harán más. Lo que sí es cierto es que con
estas tres películas han completado una de las obras más
estimulantes sobre eso que llaman amor.
Manuel
Barrero Iglesias
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