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lunes, 1 de julio de 2013

After Earth

4/10
After Earth (Estados Unidos, 2013).
Dirección: M. Night Shyamalan.
Intérpretes: Will Smith, Jaden Smith, Sophie Okonedo, Zoe Kravitz, Isabelle Fuhrman, Kristofer Hivju, Sacha Dhawan, Chris Geere, David Denman, Monika Jolly.
Guión: M. Night Shyamalan y Gary Whitta sobre una historia de Will Smith.
Música original: James Newton Howard.
Fotografía: Peter Suschitzky.
Montaje: Steven Rosenblum.
Idioma: Inglés.
Duración: 100 minutos.


Caro desperdicio de talento

El nuevo proyecto de M. Night Shyamalan parte de una idea de Will Smith -posteriormente escrita por el propio Shyamalan y Gary Whitta-, por lo que la película no deja de ser un encargo. Además encontramos a Jada Pinkett Smith en la producción y al hijo de éstos como protagonista, por lo que parece un encargo encaminado a promocionar la carrera del niño, un regalo de los padres. Uno de los caros.

Lo más triste de todo esto es la presencia de Shyamalan tras la cámara, director que hace diez años hacía pensar que iba a ser uno de los grandes. Qué diablos, tras El sexto sentido, El bosque y (sobre todo) El protegido, yo le consideraba ya una apuesta segura.
After Earth no tiene nada específico que la haga mala -tal vez no sea ni una mala película-, pero su problema es que no tiene absolutamente nada que la haga buena.

Aunque todo tiene sentido, el guión está deshilvanado. En muchos momentos las escenas parecen sueltas, faltando darles un par de vueltas para conectarlas entre sí. Hay una buena premisa y algún que otro diálogo interesante, pero su vocación de blockbuster le impide desarrollar personajes y relaciones de la manera que la historia lo pide; substituyéndolo por una falsa épica que cumple en algunos momentos, para en otros generar una horrible sensación de impostura. Visualmente la película está bien -sólo bien-, nada que no hayamos visto ya. Y, por supuesto, no hay nada en ese apartado visual que por sí solo haga a la película merecedora de ser vista.

La lucha por la supervivencia de ese hijo que trata de hacer que su padre se sienta orgulloso de él, a la vez que trata de salvarle la vida daba para mucho más. Pero hay demasiados tiempos muertos, demasiados parones en el ritmo de una película que pretende sustentarse en parte en la acción y en el espectáculo visual, por lo que al final no consigue funcionar ni como superproducción ni como cine de autor para masas.

La película, por ambiciosa, se queda a medio camino de todo, sin encontrar nunca el tono adecuado ni el ritmo que le permita funcionar. Como digo no es una película mala, pero no tiene nada que la haga buena. Además me veo en la obligación de bajarle un puntito por tratarse de otra losa más sobre la carrera de Shyamalan, del que espero una vuelta a ese cine de corte mucho más clásico que una vez le hizo grande.

David Sancho

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