Trance
(Reino Unido, 2013).
Dirección:
Danny Boyle.
Intérpretes:
James McAvoy, Rosario
Dawson, Vincent Cassel, Danny Sapani, Matt Cross.
Guión:
Joe Ahearne, John Hodge.
Música
original: Rick Smith
Fotografía:
Anthony Dod Mantle.
Montaje:
Jon Harris.
Idioma:
Ingles, francés.
Duración:
101 minutos.
Escondido
en la memoria
Podemos
calificar la carrera de Danny Boyle de, cuanto menos, irregular. Yo
iría más allá, diciendo que el talento del británico está
totalmente desperdiciado en proyectos intrascendentes. Por mucho que
consiguiera una ristra de Oscar con Slumdog Millonaire,
aquella película que no pasaba de simpática. La playa se le
fue totalmente de las manos, su Millones se me atragantó con
toda su magia, fracasó de forma estrepitosa en la ciencia-ficción
con Sunshine, y 127 horas no pasa de ser un ejercicio
resultón. En lo que lleva de siglo solo disfruté realmente con los
zombies de 28 días después.
No
parece que su olfato le funcione demasiado bien a la hora de elegir
proyecto. Algo que podemos ver de forma muy clara en su último film.
Trance es un thriller retorcido de esos que hemos
visto ya cientos de veces. Sin ir más lejos, existen serias
semejanzas con una película aún en cartel, Efectos secundarios
(Steven Soderbergh, 2012). No vamos a negar el excelente pulso de
Boyle a la hora de dirigir toda esta maraña, pero precisamente
por eso más rabia da ver lo pobre del material con el que director
se dedica a hacer sus virguerías.
Es
Trance uno de esos filmes en los que no importa
la coherencia ni la lógica, todo está supeditado a sorprender con
un giro de guión aún más rebuscado que el anterior. Quizás
haya quien se deje impresionar por tanta filigrana, pero si uno se
para a pensarlo solo dos segundos, nada tiene sentido en este juego.
Por no hablar del uso arbitrario y poco riguroso que se hace de la
hipnosis. En una comedia como La maldición del escorpión de Jade
uno puede permitir esas licencias, pero en algo que va de serio queda
muy ridículo.
Así
que tenemos a un director desperdiciando su enorme talento, y a unos
grandes intérpretes dando lo mejor de sí para construir un
sinsentido. Hablando de dar lo mejor de sí misma, atentos al par de
momentos en los que Rosario Dawson se nos muestra en todo su
esplendor. Para quitar la respiración.
Sí,
Trance es una película muy entretenida. Y bien
realizada. Pero su guión es un alambicado castillo de naipes que se
viene abajo con solo soplar un poco. Mala cosa.
Manuel
Barrero Iglesias
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