DOCS Barcelona
arranca su edición más ambiciosa con las ideas muy claras: “ser el Gutenberg del documental”, según el director
del festival, Joan González. Es
decir, expandir el documental como cine accesible y demandado por el gran público:
“Queremos ser multitudinarios y convertirnos en un festival de miles de
personas. Se trata de ver películas”, concluye. Y así empieza la primera
proyección, en una sala que duplica con creces la capacidad de las empleadas en
años anteriores: 1.000 personas entregadas y participativas.
En
una fusión lingüística entre catalán, inglés, español y francés, el festival se
perfila con una clara vocación internacional, siempre con la mirada puesta sobre el hermano mayor experimentado, el
IDFA de Ámsterdam, pero con la vocación de consolidar Barcelona como la
“capital del cine documental del sur de Europa”, según el propio director
del Docs. Un alegato además en pos de la cultura cinematográfica para aunar
esfuerzos privados y públicos con los que hacer sostenible este patrimonio
humano global.
En
un órdago sobre el futuro del cine documental, la dirección de Docs Barcelona
apuesta por la animación como medio de expresión de un terreno aparentemente copado
por la realidad más palpable, donde sin embargo la creatividad y la formas más
experimentales posibles encuentran su altavoz perfecto para expresar todo lo
imaginable. Guiado por la consigna “el documental traspasa la pantalla, cuando
acaba la película continúa la historia”, González propone a ese público ansioso
de sumergirse y formar parte, empezar por la experiencia de Approved
for adoptation, una historia personal del director coreano de adopción
belga Jung Boileau.
Una
apuesta más festivalera que innovadora, que perfila una vivencia particular que
bien podría ser un proceso colectivo de adaptación y búsqueda de la propia
identidad de cualquier familia que se ha sumergido en la adopción. La perspectiva totalmente subjetiva y
anecdótica es la clave de su conexión con el público, y a la vez la fuente de
su incapacidad de profundización en una obra que parte del cómic e
introduce fragmentos de realidad íntima o de archivo; pero que sin embargo está
más interesada por el fondo que por la forma, según el propio Jung. Sin duda,
esa presencia anecdótica del coreano-belga termina de redondear una
inauguración bien planteada de acuerdo con esa vocación
generalista que abarrota precisamente esta sala de los céntricos multicines
Aribau.
Comienzan así cinco
días intensos con una programación tan volcada en la proyección de una
treintena de películas de todo el mundo divididas entre Sección oficial, Nuevos
talentos y Xtra, como también en el Pitching fórum que luchará por sacar
adelante 24 proyectos de los 230 que querían hacerlo. Un pilar importante,
pues, el de la industria en este festival documental que incluso ocupa un lugar
destacado dentro del jurado que decidirá los premios a mejor película y nuevo
talento el próximo domingo.
Sara Martínez Ruiz
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