Stoker
(Reino
Unido-Estados Unidos, 2013)
Dirección:
Chan-wook Park .
Intérpretes:
Mia Wasikowska, Nicole Kidman, Matthew Goode, Jackie Weaver, Dermot
Mulroney.
Guión:
Wentworth
Miller.
Música
original:
Clint Mansell.
Fotografía:
Chung-hoon Chung.
Montaje:
Nicolas De Toth.
Idioma:
Inglés.
Duración:
99 minutos.
El
fondo y la forma
La
primera incursión de Park Chan-wook en el cine americano viene de la
mano de un guión firmado por Wentworth Miller (protagonista de
Prision Break). La disfuncionalidad de sus personajes y esa
atmósfera enfermiza, le venían como anillo al dedo a un director de
indiscutible maestría a la hora de retratar ese tipo de ambientes.
Y
como ejercicio de estilo visual, el coreano construye una auténtica
joya que hipnotiza de principio a fin. Haciendo gala de una
tremenda elegancia, el director consigue turbarnos con un retrato de
la violencia que resulta crudo a la vez que poético. Ese magistral
dominio de la cámara es la gran virtud de Stoker. Casi la
única.
Y
es que todo este despliegue está al servicio de la más absoluta
nada. Una nadería pretenciosa que coge elementos prestados de
aquí y allá para construir un relato vacío. Para ser
impactante no basta con meter en una misma casa a tres perturbados.
Asesinatos cometidos por niños, crímenes familiares, tufillo
incestuoso, cadáveres en el congelador, giros impactantes...
A
todo eso hay que darle una coherencia interna, algo que jamás tiene
este trabajo. Si el libreto hubiera caído en manos menos hábiles,
estaríamos hablando de uno de los mayores engendros del año. Bajo
la batuta de Park Chan-wook el disparate ha quedado muy aparente.
Pero disparate, al fin y al cabo.
Manuel
Barrero Iglesias
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