3/10
The
Hangover Part III (Estados Unidos, 2013).
Dirección:
Todd Phillips.
Intérpretes:
Bradley Cooper, Ed Helms, Zach Galifianakis, Justin Bartha, Ken
Jeong.
Guión:
Todd Phillips, Craig Mazin.
Música
original: Christophe Beck.
Fotografía:
Lawrence Sher.
Montaje:
Jeff Groth, Debra Neil-Fisher.
Idioma:
Inglés.
Duración:
100 minutos.
Garrafón
en Las Vegas
Hagamos
para comenzar un poco de retrospectiva que nos ayude a situarnos. En
2009 se estrenaba Resacón en Las Vegas, una comedia
que tuvo un increíble éxito de público -más de 400
millones de dólares en todo el mundo- y que además se ganó el
respeto de la crítica, ganando el Globo de Oro a la mejor
comedia o musical.
La
segunda parte llegó a superar a la primera entrega en cuanto a
recaudación -casi 600 millones de dólares-, pero se quedó muy
lejos en lo que a la calidad se refiere. Cogían lo bueno que tenía
la primera entrega, lo tiraban a la basura y lo suplían con acción
tontorrona que si bien aportaba ritmo, no conseguía ni quiera
sacarnos una sonrisa.
La
entrega que pondrá final a la saga, o eso dicen, intuyo que no
llegará a tener el éxito de taquilla de sus dos antecesoras; y os
puedo asegurar que ni de lejos va a conseguir aportar más prestigio
a la saga.
Se
trata de una película carente de alma que trata de conseguir que
la saga remonte el vuelo dando el casi todo el protagonismo a Zach
Galifianakis y Ken Jeong, actores que interpretan a los dos
personajes más populares. Galifianakis está tan bien como en
anteriores entregas, mientras Jeong hace lo que puede con un
personaje que jamás debería haber dejado de ser secundario. Para
los fans del actor de origen coreano me tomo la libertad de
recomendar la serie Community; una de las mejores comedias del
momento, donde él está especialmente brillante.
A
la película le pasa lo que a tantas secuelas, trata de hacer mucho
ruido para que no nos demos cuenta de que realmente no nos están
contando nada. R3sacón enlaza en muchos
momentos con la dos anteriores y pretende cerrar tramas que nunca
creímos que estuviesen abiertas, pero jamás consigue captar la
esencia de la primera. Un film que se muestra incapaz de arrancar
carcajadas, cosa que tampoco hacía la primera, ni de mantenernos
pegados a la butaca con una sonrisa en la boca. Porque eso era lo que
hizo grande a Resacón en Las Vegas, el hecho de que siempre
pasasen cosas divertidas y pasadas de rosca sin resultar cargante.
Por lo menos, nos podemos quedar con el hecho de que parece que ésta
va a ser la última.
David
Sancho
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