Personajes
fascinantes
Por Manuel Barrero Iglesias
Las
dos últimas películas que vimos en el Festival tenían en común
ser trabajos centrados en una única persona acaparadora de toda la
atención. Dos individuos llenos de contradicciones. Ambos con
grandes dosis de amoralidad, pero también capaces de mostrar su lado
más humano.
Terra
de Niguém establece un diálogo muy estimulante sobre la
misma naturaleza del género documental. Salomé Lamas no para de
sacudir los cimientos en los que se basa. Todos damos por hecho que
lo que nos cuentan en un documental es verdad. ¿Pero qué verdad?
¿La del autor? ¿La del sujeto retratado? ¿Todas? ¿Ninguna?
La
directora utiliza aquí una puesta en escena casi desnuda para dejar
hablar a Paulo
de Figueiredo, mercenario y ex-convicto. Su relato escalofriante
juega mucho con la imaginación. Nunca sabemos qué es inventado y
qué es real. Lo que sí nos hiela la sangre es la frialdad con la
que cuenta sus “hazañas”.
Desconcertante
y carismático, Paulo fue condenado por ser miembro activo de los
GAL. Impactante documento en el que somos testigos de las confesiones
de alguien que no se arrepiente de sus actos, y que cree firmemente
en la justicia de sus asesinatos. Una especie de locura lúcida, la
cual suponemos un eficaz mecanismo de defensa para no ser aplastado
por la conciencia.
En
El
alcalde
los autores también toman una prudencial distancia con el objeto de
su trabajo.
Alguien que también vive en la amoralidad, convencido de estar
haciendo bien las cosas. Mauricio Fernández gobierna en San Pedro
Garza García (México), el municipio más rico de América Latina.
Pero allí, al contrario de lo que ocurre en casi todo el país, no
existe el crimen organizado.
Una
especie de isla en la que los que tratan de perturbar la paz, no
tardan mucho en aparecer muertos. El fin justifica los medios. El
asesinato impune para mantener el orden. Y a pesar de la barbarie que
esto significa, uno entiende perfectamente toda la lógica interna de
Fernández. Aunque no se comparta, pero se comprende.
Es
impresionante la transparencia con la que se desenvuelve un señor
que prácticamente cada día teme por su vida, y que no pude dar un
paso sin estar rodeado por un pequeño ejercito. Nosotros lo vemos en
la tranquilidad de su casa, exponiendo sus ideas con claridad y
vehemencia. Un
tipo amado por sus paisanos, a pesar de usar métodos que no
solucionan ningún problema estructural.
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