Iron
Man 3 (Estados Unidos, 2013)
Dirección: Shane Black.
Intérpretes: Robert Downey Jr. Gwyneth Paltrow, Don Cheadle, Rebeca Hall, Jon Favreau, Guy Pearce, James
Badge Dale.
Guión: Shane Black y Drew Pierce.
Música original: Bryan Tyler.
Fotografía: John Toll.
Montaje: Peter S. Elliot y
Jeffrey Ford.
Duración: 130 minutos.
A
la tercera va la vencida
Con las películas de Iron
Man siempre me quedaba con la sensación de que faltaba algo, que jamás se
conseguía el equilibrio necesario para entregar una película “redonda”. Ese
algo solía ser el guión, demasiado enmarañado, intentando contar demasiado, con
unos chistes Disney de lo más descafeinados y una sobrecarga de peleas que
acababan cansando. Con esta tercera entrega todos esos defectos se ven
solventados en mayor o menor medida.
Comencemos por el cambio de
director. El hecho de que Jon Favreau abandonase la silla de director para
cedérsela a un tipo que dirigió una película poco más que correctita hace ocho
años, parecía una jugada arriesgada que no presagiaba nada bueno. Pero la
verdad es que Shane Black cumple a la
perfección. Aunque seamos realistas, suplir a un tipo tan mediocre como Jon
Favreau tampoco es que sea el reto de tu vida.
Aun así Black lo borda en las escenas de acción -ahí
donde la película se juega el todo por el todo-, dirigiéndolas como mucho pulso, haciéndolas claras y espectaculares al
mismo tiempo y dosificándolas en su justa medida para que la película no sea
un mero espectáculo de pirotecnia, ni la película de acción más aburrida del
año. Doble mérito para él, pues también firma el guión, junto a Drew Pearce.
El
guión es tal vez lo que ha marcado realmente la diferencia entre esta entrega y
sus dos antecesoras, siendo éste mucho más estructurado y preciso. No
se abusa del chiste tontorrón, y cuando lo hace (en la mayoría de los casos)
son hasta graciosos. No voy a hablar demasiado de la humanización del personaje,
porque tampoco es para tanto -no estamos hablando de una revolución conceptual
del personaje como lo fue el Batman de Nolan-; pero es cierto que todo el conjunto adquiere una mayor profundidad,
una complejidad que se le agradece. Sobre todo porque no merma el espectáculo,
pero sí crea esa sensación de estar viendo una película que es algo más que
robotitos pegándose de leches.
Considero que Iron
Man 3 es la mejor película de la saga, de largo, porque ha conseguido algo
tremendamente difícil, encontrar el equilibrio entre los diferentes elementos
que la componen, cosa que Favreau nunca fue capaz de conseguir (muy pocos
lo logran). Tal vez ahora sería el momento de dar por finalizada la saga, y
hacerlo con este excelente broche final; pero parece difícil que maten a la
gallina de los huevos de oro, así que por lo menos espero que sigan manteniéndola
viva con la dignidad que Shane Black le ha dado.
David Sancho
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