Bullet
to the Head (Estados Unidos, 2012).
Dirección:
Walter Hill.
Intérpretes:
Sylvester Stallone, Sung Kang, Sarah Shahi, Adewale Akinnuoye-Agbaje,
Jason Momoa, Christian Slater.
Guión:
Alessandro Camon sobre la novela gráfica de Alexis Nolent.
Música
original: Steve Mazzaro.
Fotografía:
Lloyd Ahem II.
Montaje:
Timothy Alverson.
Idioma:
Inglés.
Duración:
92 minutos.
¿Quién
dijo jubilación?
A
Sylvester Stallone hay que reconocerle un mérito tremendo. No es
fácil mantenerse como héroe de acción una vez cumplidos los 65
años. Pero ahí lo tienen, luciendo músculos y defendiéndose
con dignidad en las secuencias de acción. Mientras muchos de sus
coetáneos andan (o han estado) en el casi retiro, él se resiste a
abandonar el tipo de cine que le dio la fama. Eso sí, sus dotes
interpretativas siguen siendo las mismas de siempre. Es decir, nulas.
Al
que apenas podemos reconocer aquí es a Walter Hill, cuya impronta es
imperceptible en un producto con aroma a acción pretérita de serie
B. Un asesino a sueldo que se convierte en justiciero, tras la
(como no) muerte de un compañero. La película juega con el concepto
de buddy movie policial, uniendo a delincuente y agente de la
ley para alcanzar un fin común. Durante toda la película existe esa
chispeante disputa entre hacer lo “correcto” (el policía) y el
tomarse la justicia por su mano (el sicario).
Una
bala en la cabeza se decanta claramente por la amoralidad,
disfrutando sin remordimientos con cada muerte, dejando claro que
cada asesinado merece tal castigo. Eso sí, hay que dejar claro que
el personaje de Stallone es un criminal, pero con principios. Aunque
sea de una manera tan burda como su voz en off verbalizando que no
mata mujeres ni niños (¿no es suficiente con ese inicio en el que
deja vivir a una prostituta?).
No
voy a entrar a discutir el hecho de que el film se convierta en una
escalada de violencia sin complejos, en la que solo cuenta la
diversión. Lo que me cansa es que no haya rastro de originalidad.
La única variación respecto a subproductos de los 80-90 es la
introducción de algún elemento videoclipero en la dirección.
Aunque claro, estando Stallone por medio, poco más podemos esperar.
Lo que no podemos negar es que nos da algo de pena ver al mítico
Walter Hill detrás de algo así.
Manuel
Barrero Iglesias
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