Dirección:
Nikolaj Arcel.
Intérpretes:
Alicia Vikander, Mads Mikkelsen, Mikkel
Boe Følsgaard,
Trine Dyrholm, David Dencik.
Guión:
Rasmus
Heisterberg, Nikolaj Arcel; basado en la novela de Bodil
Steensen-Leth.
Música
original: Cyrille Aufort, Gabriel Yared.
Fotografía:
Rasmus
Videbæk.
Montaje:
Kasper Leick, Mikel E.G. Nielsen.
Idiomas:
Danés, inglés, alemán, francés.
Duración:
137 minutos.
6/10
Un
alemán en la corte
El
cine de época, si se hace medianamente bien, es un producto que se
vende con facilidad; y que siempre va a tener su público, ése que
se interesa en intrigas palaciegas y demás asuntos de la corte. Los
británicos son todo unos expertos en explotar este tipo de filmes,
pero ellos no son los únicos europeos con larga tradición
monárquica. Dinamarca es uno de esos países, y Nikolaj Arcel
aprovecha el juego que da uno de los episodios más conocidos de la
Historia danesa.
La
británica Carolina Matilde contrajo matrimonio en 1766 con Cristián
VII, rey de Dinamarca y Noruega. Ambos adolescentes. Y él con una
precaria salud mental. Hecho que, unido a su juventud y poco interés
en gobernar, provocó que las decisiones importantes las tomara su
consejo de ministros. El giro fundamental en la historia llega cuando
conoce al alemán Struensee, quien se convirtió en su médico
particular, y posteriormente en hombre fuerte del gobierno. Para
terminar de complicar el asunto, la reina y Struensee mantuvieron un
romance oculto durante algunos años.
Un
material que lo tiene todo para atrapar al público. Un
interesante triángulo amoroso/político cuyas consecuencias fueron
múltiples y variadas. La muerte para unos o el destierro para
otras, todo a cambio de poder vivir la pasión amorosa. Pero más que
lo particular, apasiona de este film observar cómo un médico del
pueblo tuvo la oportunidad de modernizar el país. Una
escenificación más de la interminable lucha que el progreso debe
mantener contra el conservadurismo, cada vez que pretende avanzar.
Arcel
construye un film sólido, que cuenta la historia de amor sin
resultar cargante, y que ni mucho menos ignora la magnitud histórica
del relato. Para ello se
apoya en dos pilares fundamentales. A Mads Mikkelsen ya lo conocemos
de sobra (tanto por sus trabajos en Dinamarca como en Hollywood),
pero la que supone todo un descubrimiento es la sueca Alicia
Vikander, uno de esos rostros que enamora de inmediato a la cámara.
Un reto mucho más complicado era el que el novato Mikkel
Boe Følsgaard afrontaba para la construcción de ese rey
esquizofrénico. El resultado es irregular, en ocasiones algo pasado,
pero también tiene sus momentos muy meritorios.
El
cuidado en la ambientación y demás aspectos técnicos hacen el
resto del trabajo. La película cumple su función holgadamente.
Divierte, a la vez que enseña. Arcel
es capaz de contar una buena historia dentro de la Historia,
haciéndolo con gracia y fluidez.
Manuel
Barrero Iglesias
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